Madrid, 01 Agosto de 2019. -(ECSaharaui)
Por ECSaharaui
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| El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados BERNARDO DÍAZ |
El entusiasmo y la entrega desmesurados del Sr. Sánchez a los dudosos “encantos de 20 años de reinado de Mohamed VI” dejan perplejo a más de uno. Firma una tribuna (quizá la autoría es de Borrell), plagada de expresiones que rozan el límite de la prosternación y falta de decencia; sin aportar datos contrastados ni fehacientes que justifiquen sus alabanzas. El autor ignora intencionadamente la verdadera realidad del Marruecos actual donde; el 70% de sus ciudadanos quieren emigrar o mejor dicho huir de la miseria. Está en el 123º puesto del ranking mundial del desarrollo humano. El 24% de su PIB proviene de la industria del hachich (los municipios de la Línea de la Concepción lo saben bien). La mayor parte de su población vive en una situación de pobreza absoluta sin acceso a la educación, ni sanidad, ni saneamiento ni agua potable (Sr. Sánchez consulte los datos del PNUD).
Pedro Sánchez demuestra descaradamente su simpatía y apoyo al régimen autócrata de Marruecos
La supuesta contención de la emigración ilegal es una ficción majestuosa (el 90% de los candidatos llegan a bordo de los aviones de la Royal Air Maroc procedentes de África Occidental). El pisoteo de los derechos humanos, la represión salvaje y una justicia corrupta son el pan de cada día de los marroquíes. Su modelo político no genera más que desigualdades sociales; convirtiéndose en una fábrica, a pleno rendimiento, de potenciales delincuentes y terroristas. En Europa han probado y siguen probando la verdadera receta de Marruecos en la materia. ¿Quién está detrás de los atentados de Madrid, Barcelona, Paris, Londres, Bruselas, los retornados del IS de Siria e Irak ...etc.?.
La ecuación es simple; el rey hace caja y sus súbditos se encargan del resto. Eso sí, hay que reconocer con toda honestidad que, hasta el momento, ha demostrado ser el listillo de la clase. Su mérito no es la sabiduría ni la dedicación sino, más bien, el curtimiento en los miserables oficios de encantadores de serpientes y otras artes del engaño que se imparten, gratuitamente al aire libre, en la plaza de Yameh Lafna en Marrakech.
Creía que el síndrome de Estocolmo es una invención de los psicólogos, pero, por lo visto, me he equivocado. A más humillación y maltrato, resultante de un matrimonio morganático y contranatural, Pedro Sánchez responde con un te quiero mí amor; asumiendo todos los costes del presente y los inevitables daños del futuro.
Y lo más sorprendente, aun del asunto, es que toda la prensa española alaba, mecánicamente al unísono, unos logros de un reinado que la mayoría de los marroquíes quieren poner tierra por medio. Antes de concluir estas líneas, me dicen que Rajoy subió también al carro de los aduladores con otra tribuna e el ABC. ¿Algo que se nos escapa está pasando estos días en España? ¡Espero que los próximos días nos den una respuesta!
Tal y como van las cosas, es probable que en la medieval ceremonia de rendición de pleitesía del año que viene, las nuevas estrellas-revelación del oficio se encontrarían solas, rodeadas por un puñado de aduladores y bufones de palacio, en un Marruecos vaciado de sus ciudadanos porque han huido de la represión y de la miseria.
La ecuación es simple; el rey hace caja y sus súbditos se encargan del resto. Eso sí, hay que reconocer con toda honestidad que, hasta el momento, ha demostrado ser el listillo de la clase. Su mérito no es la sabiduría ni la dedicación sino, más bien, el curtimiento en los miserables oficios de encantadores de serpientes y otras artes del engaño que se imparten, gratuitamente al aire libre, en la plaza de Yameh Lafna en Marrakech.
Creía que el síndrome de Estocolmo es una invención de los psicólogos, pero, por lo visto, me he equivocado. A más humillación y maltrato, resultante de un matrimonio morganático y contranatural, Pedro Sánchez responde con un te quiero mí amor; asumiendo todos los costes del presente y los inevitables daños del futuro.
Y lo más sorprendente, aun del asunto, es que toda la prensa española alaba, mecánicamente al unísono, unos logros de un reinado que la mayoría de los marroquíes quieren poner tierra por medio. Antes de concluir estas líneas, me dicen que Rajoy subió también al carro de los aduladores con otra tribuna e el ABC. ¿Algo que se nos escapa está pasando estos días en España? ¡Espero que los próximos días nos den una respuesta!
Tal y como van las cosas, es probable que en la medieval ceremonia de rendición de pleitesía del año que viene, las nuevas estrellas-revelación del oficio se encontrarían solas, rodeadas por un puñado de aduladores y bufones de palacio, en un Marruecos vaciado de sus ciudadanos porque han huido de la represión y de la miseria.
