Bojado, 29 Enero de 2020. -(ECSAHARAUI)
Por Salem Mohamed /ECS actualización.
Al menos una persona ha resultado herida, mientras que otros dos han fallecido en un incendio causado por una pérdida de gas en los campamentos saharauis.
El incendio en el campamento de Bojador ha causado graves daños; al menos dos niños de 14 años de edad fallecieron en el acto y otro menor resultó gravamente herido a causa de las llamas, el menor se encuentra ingresado en Unidad de Cuidados Intensivos del hospital general de Tinduf.
Efectivos de la Fuerza de seguridad saharaui se encuentran desplegados desde esta mañana en el lugar de los hechos como parte del estado de excepción tras el incendio en los campamentos saharauis.
El incendio, según los primeros datos, comenzó a las 04 p.m de esta madrugada cuando los tres jóvenes dormían en una chabola en la parte central de ese campamento.
Los dos menores fueron interrados hace poco en un cementerio del campamento.
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Por Salem Mohamed /ECS actualización.
Al menos una persona ha resultado herida, mientras que otros dos han fallecido en un incendio causado por una pérdida de gas en los campamentos saharauis.
El incendio en el campamento de Bojador ha causado graves daños; al menos dos niños de 14 años de edad fallecieron en el acto y otro menor resultó gravamente herido a causa de las llamas, el menor se encuentra ingresado en Unidad de Cuidados Intensivos del hospital general de Tinduf.
Efectivos de la Fuerza de seguridad saharaui se encuentran desplegados desde esta mañana en el lugar de los hechos como parte del estado de excepción tras el incendio en los campamentos saharauis.
El incendio, según los primeros datos, comenzó a las 04 p.m de esta madrugada cuando los tres jóvenes dormían en una chabola en la parte central de ese campamento.
Los dos menores fueron interrados hace poco en un cementerio del campamento.
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La vida en los Campamentos saharauis.
La vida en los campamentos de refugiados saharauis es extremadamente dura, la dureza del desierto y la falta de recursos se une la desesperanza, la frustración y la melancolía de todos los refugiados saharauis, cuyo único aliento es el recuerdo de su tierra perdida y sus ganas de volver a ella.
Tras el abandono del territorio del Sáhara Occidental por parte del Gobierno de España (legítimo administrador del territorio hasta el momento) en el año 1975, y su posterior ocupación por parte del Gobierno de Marruecos, los saharauis se vieron obligados a huir tras los ataques y refugiarse en una zona prestada por Argelia mientras se solucionaba el conflicto.
Esa zona es conocida como la “hamada” argelina, la mayor “hamada” del mundo. En la cultura árabe, cuando a alguien se le desea el peor de los infiernos se le envía ahí, a la hamada. Es una parte del desierto pedregoso donde se pueden llegar a alcanzar temperaturas de hasta 55º y, en contraposición, muy bajas temperaturas en invierno y por la noche. Es un territorio donde cualquier tipo de agricutura es imposible y la ganadería es muy complicada debido a la falta de pasto y de agua.
Los refugiados saharauis de los campamentos sobreviven gracias a la ayuda internacional. Las autoridades del Gobierno de la RASD (República Árabe Saharaui Democrática, autoproclamada el 27 de febrero de 1976) no disponen de presupuesto de estado, ya que en el territorio donde viven, prestado por el Gobierno de Argelia, no existe producción propia y no se recaudan impuestos (muy difícil recaudar impuesto a una población que está refugiada desde hace 40 años esperando una solución para poder volver a su tierra).
En el territorio donde sobreviven no hay trabajo, y el único existente es el generado por los propios proyectos de cooperación y de ayuda humanitaria.
La ayuda que reciben es prestada desde diferentes organismos públicos como la Unión Europea, la Agencia Española de Cooperación, el ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) o financiaciones de Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, sobre todo españoles aunque también bastantes italianos.
Los españoles, como actual potencia administradora legal del Sáhara Occidental, según la ONU, tenemos un deber moral y ético con esta población, que durante más de 100 años compartió con nosotros su desarrollo y que son una de las pocas regiones africanas donde se conserva el español como segunda lengua.
La dignidad con la que los saharauis sobreviven a una situación tan compleja con un futuro tan incierto, es un ejemplo a seguir en un momento actual de crisis económica mundial, enseñándonos a priorizar otros valores que no son los económicos: la familia, la solidaridad, la unión de las personas.
La vida en los campamentos de refugiados saharauis es extremadamente dura, la dureza del desierto y la falta de recursos se une la desesperanza, la frustración y la melancolía de todos los refugiados saharauis, cuyo único aliento es el recuerdo de su tierra perdida y sus ganas de volver a ella.
Tras el abandono del territorio del Sáhara Occidental por parte del Gobierno de España (legítimo administrador del territorio hasta el momento) en el año 1975, y su posterior ocupación por parte del Gobierno de Marruecos, los saharauis se vieron obligados a huir tras los ataques y refugiarse en una zona prestada por Argelia mientras se solucionaba el conflicto.
Esa zona es conocida como la “hamada” argelina, la mayor “hamada” del mundo. En la cultura árabe, cuando a alguien se le desea el peor de los infiernos se le envía ahí, a la hamada. Es una parte del desierto pedregoso donde se pueden llegar a alcanzar temperaturas de hasta 55º y, en contraposición, muy bajas temperaturas en invierno y por la noche. Es un territorio donde cualquier tipo de agricutura es imposible y la ganadería es muy complicada debido a la falta de pasto y de agua.
Los refugiados saharauis de los campamentos sobreviven gracias a la ayuda internacional. Las autoridades del Gobierno de la RASD (República Árabe Saharaui Democrática, autoproclamada el 27 de febrero de 1976) no disponen de presupuesto de estado, ya que en el territorio donde viven, prestado por el Gobierno de Argelia, no existe producción propia y no se recaudan impuestos (muy difícil recaudar impuesto a una población que está refugiada desde hace 40 años esperando una solución para poder volver a su tierra).
En el territorio donde sobreviven no hay trabajo, y el único existente es el generado por los propios proyectos de cooperación y de ayuda humanitaria.
La ayuda que reciben es prestada desde diferentes organismos públicos como la Unión Europea, la Agencia Española de Cooperación, el ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) o financiaciones de Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, sobre todo españoles aunque también bastantes italianos.
Los españoles, como actual potencia administradora legal del Sáhara Occidental, según la ONU, tenemos un deber moral y ético con esta población, que durante más de 100 años compartió con nosotros su desarrollo y que son una de las pocas regiones africanas donde se conserva el español como segunda lengua.
La dignidad con la que los saharauis sobreviven a una situación tan compleja con un futuro tan incierto, es un ejemplo a seguir en un momento actual de crisis económica mundial, enseñándonos a priorizar otros valores que no son los económicos: la familia, la solidaridad, la unión de las personas.
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