Como tantos saharauis, Mohamed Salem Bobit fue arrestado en enero de 2011 tras los acontecimientos de Gdeim Izik, aquella inmensa manifestación de familias saharauis, cerca de El Ayún, en protesta contra el ocupante, que duró un mes y terminó con un desmantelamiento brutal por parte de las fuerzas marroquíes. Arrasaron con todo y con todos. De todo ello, sólo quedan, al pasar de los años, un sentimiento muy fuerte de rebelión y dignidad en los saharauis; y 19 presos –los presos de Gdeim Izik- con unas condenas entre 20 años y cadena perpetua, para recordarnos la venganza de Marruecos, sólo por levantar la voz.
Mohamed Salem Bobit pasó 4 meses en la cárcel hasta que el 17 de mayo de 2011 fue puesto en libertad al haber sido su caso sobreseído por el juez, por falta de pruebas. Eso no quiere decir que hubiera pruebas para los actualmente condenados de Gdeim Izik, aunque así fue en esta ocasión. Pero la cosa no quedó ahí y sobrevino un largo rosario de actuaciones cada cual más descabellada que tienen en vilo a Mohamed Salem. Diez largos años de incertidumbre presidida por el fantasma de Gdeim Izik.
Primera instancia
El fiscal recurrió y un tribunal colegiado aceptó el recurso. Cinco años después, el 6 de abril de 2016, Mohamed Salem compareció ante el tribunal penal en primera instancia por los siguientes delitos: constitución de banda criminal, incendio de coches que transportaban personas, secuestro, desobediencia, desacato a agentes públicos con premeditación que conllevó muerte y heridas; banda armada, daños a bienes públicos. No está mal para no haber encontrado pruebas el juez. Se le exculpó de dos de ellos: constitución de banda criminal e incendio de coches. Quedan todos los demás. Por ellos se le condenó a dos años de los cuales tenía que cumplir 6 meses.
Segunda instancia, 1.
Bobit apeló y el tribunal confirmó la sentencia el 1 de noviembre de 2016.
Casación, 1
Pero hubo irregularidades en esa apelación. Uno de los jueces había participado en el procedimiento a la vez en primera y en segunda instancia. Y el abogado de la defensa, Me Bou Khalid, recurrió en casación. Ganó, y volvió el juicio a la segunda instancia.
Segunda instancia, 2
En esta fase, el abogado pidió la comparecencia de un supuesto testigo, Abdallah Faarass, que se citaba en el atestado y que el inculpado ni conoce. No fue convocado por el ministerio fiscal. Esta vez se condena a Bobit a tres años a cumplir íntegramente.
Casación, 2
Vuelta al recurso de casación ya que no puede una apelación fallar una condena mayor que la que se recurre. Y se vuelve a ganar.
Segunda instancia, 3
El tribunal de casación remite de nuevo el procedimiento a la segunda instancia. Se celebra una vista el 22 de diciembre de 2020 en la que el abogado vuelve a reclamar la presencia del supuesto testigo, Faarass, para un careo con el acusado. Se pospone el juicio al martes 26 de enero de 2021.
Han pasado diez años. En ese tiempo Mohamed Salem Bobit ha estado siempre a disposición de las autoridades de ocupación, bien visible. Se ha casado, ha tenido dos niños y una niña, y vive bajo la espada de Damocles. ¿Tendrá que volver a la cárcel? Un juicio sin pruebas y unos cargos que no tienen desperdicio le amargan la vida.
No es serio tener a una persona diez años pendiente de un juicio para el que han sobrado ineptitudes y despropósitos. A costa de un saharaui. ¿Son simplemente estúpidas estas ineptitudes y despropósitos o es el perverso regodeo de infundir inseguridad y miedo a la población, de hacerles sentir la bota que les pisa?
Las autoridades de ocupación siempre se guardan en la manga esa inocente forma de acoso: resucitar o inventar casos a capricho. Que nunca te sientas seguro. Los saharauis van a renovar cualquier documentación, y en la comisaría les detienen a causa de una supuesta orden de busca de hace años de la que nunca fueron conscientes ni se ocultaron. Y quedan detenidos. Entre otros, es el caso de Mohamed Bambari, periodista de Équipe Média que filmó en 2011 los graves incidentes que se produjeron tras un partido de fútbol en la ciudad de Dajla, en el Sáhara Occidental ocupado. Cuando, en 2015, fue a renovar el carnet de identidad, le detuvieron sin que hubiera mediado notificación alguna, y sufre una condena de 6 años. Otro que se encontró con una sorpresa también al renovar el carnet de identidad fue Khatri Faraji Dadda, reportero de Salwan Media. Fue detenido en diciembre 2019 en la ciudad de Smara por aparentemente tener una orden de captura de 2017. Fue encerrado en la cárcel Negra de El Ayún y ya no salió. Cumple 20 años.
Pasaron cinco años desde que Mohamed Salem salió libre de la cárcel hasta que le juzgaron por primera vez.
Mohamed Salem Bobit es hermano de Juna Bobit, prisionero en la cárcel de Bouzakarn, condenado a 25 años, víctima de la venganza de Marruecos por la osadía de Gdeim Izik.
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