El exrepresentante de las Naciones Unidas en el Sáhara Occidental, Francesco Bastagli: "Mhamad Jadad fue un firme defensor de los derechos de su pueblo y su partida fue una perdida muy dolorosa."
Por Lehbib Abdelhay/ECS
"Me reuní por primera vez con Mhamad Jadad cuando asumí el cargo de representante de Kofi Annan y jefe de la MINURSO en el Sáhara Occidental en 2005. Su cargo era de oficial de enlace del Frente POLISARIO con la MINURSO. En realidad, en mi mandato quedó bastante claro que las responsabilidades de Jadad iban mucho más allá de lo que podría verse en este título aparentemente modesto", así arrancó el ex funcionario de la ONU, Francisco Bastagli su intervención en la conferencia virtual organizada por la asociación francesa de apoyo al pueblo saharaui.
"Jadad fue la contraparte clave en todos mis contactos con el Frente Polisario, la sociedad civil saharaui, los ministros y el presidente Mohamed Abdelaziz, que tenía gran estima y confianza en Jadad. En efecto, Jadad formaba parte de ese número muy limitado de personalidades saharauis que gozaban de un prestigio de gran difusión en el seno del movimiento de liberación y que, por esa razón, podían contraer compromisos políticos en su nombre y hacerlos respetar", añade Bastagli.
El ex funcionario de la Minurso dijo en su intervención que los primeros meses de su nuevo cargo, el apoyo de Jadad le permitió adquirir una comprensión clara y realista de la perspectiva saharaui de esta lucha histórica por la descolonización. "Recuerdo nuestras largas conversaciones, ya sea en los pasillos de la ONU en Nueva York o Ginebra, o con una taza de té al abrigo de una Jaima, o, tarde en la noche, en las oscuras habitaciones del legendario chicken farm en Rabuni", recuerda.
"Durante mi permanencia como jefe de la MINURSO, tuve muchas oportunidades de trabajar con Jadad, y eso continuó después de mi partida de las Naciones Unidas y mi compromiso personal con la causa saharaui. Fue entonces cuando, sin las limitaciones que había impuesto sobre ambos mi papel de representante de las Naciones Unidas, pude apreciar hasta el fondo la competencia y la dedicación del señor Jadad", agrega.
Jadad fue un convincente de la causa saharaui. Tenía un conocimiento extraordinario de la historia de su pueblo y de sus circunstancias actuales, tanto en los campos de refugiados como bajo la ocupación marroquí. Conocía profundamente la larga historia de la cuestión saharaui en las Naciones Unidas, la Unión Africana y la Unión Europea. Y también dominaba las complejas relaciones bilaterales de la república saharaui en África, Europa y en otras partes del mundo.
Mhamad Jadad sabía escuchar con paciencia y atención a todos sus interlocutores, incluso a los que defendían opiniones que diferían totalmente de las suyas. Supo mostrar respeto y ganarse el respeto de los demás, incluidos sus adversarios políticos. Trabajaba en un ambiente donde la pertenencia a' uno u otro campo suscitaba dogmatismo y, consecuentemente, intransigencia y parálisis. En este contexto, Jadad lograba demostrar una capacidad muy rara de actuar con pragmatismo sin, al mismo tiempo, renunciar a los principios y a los intereses de su pueblo. Conciliaba una gran visión estratégica con un ingenioso espíritu práctico. Y es gracias a esto que Jadad se resiste a obtener resultados sobre cuestiones que van desde la protección de los recursos naturales a la defensa de los derechos fundamentales de los saharauis, ya sea en las negociaciones bilaterales o en el contexto multilateral y judicial.
Siempre se podía contar con la presencia constructiva de Mhamad Jadad. Siempre estaba disponible; ninguna pregunta era secundaria, ninguna oportunidad era insignificante. Incluso cuando su salud le causó problemas, Jadad estaba en la grieta, nunca retirado, siempre valiente, apasionado y convincente.
La muerte de Jadad fue una pérdida muy grave para su gente. Pero también una pérdida para toda la Comunidad internacional. En efecto, durante su larga carrera, Jadad no ha sido ólo un abanderado de su pueblo, sino también un testigo de los Valores Universales de Justicia y legalidad. Por eso el Legado de Jadad seguirá inspirando a su pueblo o a todos los que creen en un sistema justo y equitativo de relaciones entre los Países y los Pueblos del mundo. La antorcha que nos dejó Mhamed Jadad seguirá iluminando nuestro camino durante mucho Tiempo.
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