Marruecos centra su diplomacia en el “patio trasero” de Europa tras confrontarse con sus principales capitales.



Marruecos busca depender menos del dúo franco-español para sus relaciones con la Unión Europea (UE), y centra ahora su acción diplomática en Europa del Este.

Por Lehbib Abdelhay/ECS

Bruselas (ECS).- La diplomacia alauita está perdiendo la batalla diplomática del conflicto saharaui tras los reveses sufridos en la UE, EE.UU y en África, donde ha quedado prácticamente aislada, lo que les ha obligado a mover ficha e intensificar su cabildeo para lograr apoyos para su ocupación de partes del Sáhara OccidentalDesde el pasado este martessegún la prensa afín a Rabat, Bourita ha comenzado un viaje a países de Europa del Este con el manido propósito de ''establecer relaciones bilaterales y apoyar la integridad territorial''. Los países elegidos son los de siempre, Polonia, Hungría y Austria. Cabe recordar que el pasado 18 de marzo, el jefe de la diplomacia marroquí hizo un viaje similar a estos tres países.

El ministro de Relaciones Exteriores de Hungría, Peter Szijjarto, anunció el lunes el apoyo de su país a la propuesta de autonomía de Marruecos para el territorio del Sáhara Occidental , lo que convierte a Hungría en la primera nación de Europa del Este en respaldar a Rabat en el conflicto. Szijjarto expresó su "apoyo a los esfuerzos realizados bajo los auspicios exclusivos de Naciones Unidas con el objetivo de llegar a una solución política, realista, pragmática y sostenible del problema del Sáhara Occidental, basada en el consenso", según los medios estatales marroquíes.

Recientemente, Nasser Bourita mantuvo conversaciones con los ministros de exteriores de los países arriba mencionados a través de llamadas telefónicas en las que les trasladó el deseo del Reino de Marruecos de fortalecer sus lazos con ellos. Es de destacar también que estos tres países apoyaron la intervención militar marroquí de El Guerguerat, por la que atacó a civiles saharauis indefensos que se manifestaban y que supuso el reinicio de los choques armados treinta años después de la firma del alto el fuego con el Frente POLISARIO.

Es curioso que Marruecos no tuviera ya relaciones con los países que apoyaron su intervención militar y solo se acuerde de ellos en el momento en el que flaquea su diplomacia. El aspecto económico es la debilidad de la diplomacia marroquí, ya que facilita su política de hechos consumados en los territorios ocupados del Sáhara Occidental. En este sentido, la empresa polaca FLYARG, del sector aeronáutico y especializada en la construcción de helicópteros ultraligeros, anunció a principios de este año que invertirá ilegalmente en el Sáhara Occidental, violando las leyes del derecho europeo y del derecho internacional. 

Marruecos también usa su normalización con el estado de Israel como amuleto para ganarse el apoyo de países a favor de Israel, es el caso de Hungría y su controvertido primer ministro de extrema derecha, Viktor Orbán, que mantuvo en marzo pasado conversaciones con el jefe de la diplomacia marroquí, Nasser Bourita. Y tres días después, le tocó el turno a Austria y a su canciller, Sebastian Kurz, acompañado del titular de Exteriores de Dinamarca, Jeppe Kofod. A pesar de que durante las discusiones, Marruecos se centró en promocionar su papel en el conflicto libio y en la pacificación del Sahel, a pesar de que inició la guerra contra el Sáhara Occidental y hundir el norte de África con narcóticos y terrorismo, tal y como denunció la ONU en un informe. 

No obstante, el canciller danés rechazó frontalmente las pretensiones marroquíes y días después el Parlamento danés celebró una reunión para discutir el tema del Sáhara Occidental en el que participaron el Ministro de Exteriores y el de Finanzas, que respondieron a las preguntas de los parlamentarios, dejando claro que rechazan el reconocimiento de Trump y recordaron que recientemente la administración de Biden ha renovado su apoyo a los esfuerzos de la ONU para cesar los enfrentamientos y celebrar un referéndum de autodeterminación.

Queda por ver si los países europeos cumplirán con las sentencias de su propio tribunal y del derecho internacional, o participarán en el expolio de los recursos naturales del Sáhara Occidental.

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