INFORME | Con la guerra en curso, Marruecos aumenta doblemente el saqueo ilegal del fosfato del Sáhara Occidental ocupado.

Ahmed Zain. - S.M.

ECS. Madrid. | El último informe de la Asociación para el Monitoreo de los Recursos Naturales y la Protección del Medio Ambiente del Sahara Occidental (AREN) reveló que el Reino de Marruecos, potencia ocupante del Sáhara Occidental, ha aumentado la comercialización ilegal de fosfatos en un 114 por ciento respecto al primer trimestre de 2021, lo que supone un “aumento peligroso” según advierte la institución saharaui. 

El informe recientemente publicado por la organización desvela que el saqueo de los fosfatos saharauis experimentó un “grave aumento” en 2022, duplicando con creces las cifras del ejercicio anterior, al ascender a “470.889 toneladas frente a las 220.000 toneladas del primer trimestre de 2021” El informe indicó que la ocupación marroquí explotó la situación en Ucrania para aumentar las exportaciones de fosfato.

Como resultado de sus investigaciones, AREN alertó sobre la creciente participación de México en el saqueo de fosfatos en los últimos seis meses tras hacer un seguimiento a la empresa estadounidense ''Innophos'', que importó desde julio de 2021 unas 337.590 toneladas distribuidas en seis cargamentos, “confirmándose que todos estos cargamentos cambiaron el rumbo de su viaje a finales de julio de 2021 al puerto de “Coatzacoalcos” en México, y el resto de los cargueros navegaban sin especificar su destino o especificando destinos falsos al conocer de antemano la tamaña ilegalidad cometida en un territorio bajo ocupación militar que vive en situación de guerra desde Noviembre de 2020. No obstante, la asociación remarcó que la empresa estadounidense se había comprometido anteriormente a cesar su actividad de importación de fosfatos del Sáhara Occidental el 2 de julio de 2018, “como parte de sus obligaciones de responsabilidad social corporativa”. 

La asociación también citó en su informe a la multinacional india ''Paradeep Phosphate Limited'', que importó un total de 182.037 toneladas de fosfato saharaui expoliado desde principios de año, afirmando que en el momento actual está a la espera de otro cargamento.

El informe mencionó también que "los importadores de Nueva Zelanda aún insisten en seguir saqueando los fosfatos del Sáhara Occidental ocupado, a pesar del fallo de la Corte Suprema de Nueva Zelanda que afirmó el estatus legal del Sáhara Occidental, el principio de soberanía permanente sobre sus recursos naturales y el impacto de la participación de Nueva Zelanda en su reputación como inversor responsable".

En este contexto, la asociación indicó que la neozelandesa “Balance Agri-Nutrients”, cuya participación en el saqueo desmedido del fosfato saharaui ascendió a 182.171 toneladas, de las cuales 57.000 no especifican su destino final, mientras que la empresa “Ravensdown” importó 57.000 toneladas que se dirigió al puerto de Lyttelton "en un movimiento para ocultarlo". La Asociación para el Monitoreo de los Recursos Naturales y la Protección del Medio Ambiente del Sahara Occidental subrayó que los barcos destinados por esta empresa utilizan los mismos métodos para encubrir el delito de su participación en el saqueo de los recursos del Sáhara Occidental.

Por otro lado, AREN mostró su “pesar” por la continuación de la política de Marruecos de privar al pueblo saharaui de su derecho a trabajar en este sector, “las estadísticas confirman que existe un plan para eliminar a los trabajadores y trabajadoras saharauis” para sustituirlos por colonos marroquíes, y esto se refleja en el hecho de que el porcentaje de trabajadores saharauis pasara del 35 por ciento durante los últimos diez años al 25 por ciento, se señalaba en el informe.

AREN recuerda que “Phosboucraa” anunció en 2015 la provisión de 1.700 puestos de trabajo, donde se contrataron a 500 trabajadores durante el primer periodos, de los cuales solo 35 eran saharauis, mientras que la ocupación indicó falsamente que se emplearon un total de 2.300 trabajadores, incluido el 62 por ciento de la “población local”. Lo que la asociación considera como una “descripción engañosa” del capital humano para eludir la realidad de las olas de asentamientos ilegales alentadas por la potencia ocupante al brindar muchas facilidades al que se traslade, como oportunidades laborales y viviendas, lo que ayudó a “cambiar el mapa demográfico a favor de la ocupación, convirtiendo al pueblo saharaui en una minoría en su tierra natal”.

El informe concluye que el estado de ocupación marroquí, “mientras continúe con el saqueo reiterado del fosfato saharaui con la complicidad de empresas y gobiernos internacionales ante los ojos del mundo, ignorando el derecho internacional humanitario y la Carta de las Naciones Unidas, refleja su no aceptación y persistencia en el continuo sufrimiento del pueblo saharaui”.

AREN llamó la atención de la comunidad internacional sobre “lo que están haciendo los barcos involucrados en el saqueo de los recursos del Sáhara Occidental con la complicidad de las autoridades de ocupación marroquíes y su intento de recurrir a nuevos métodos que se basan en el ocultamiento y la falsificación de rutas para encubrir el saqueo” requiriendo en este sentido que la comunidad internacional “asuma sus responsabilidades hacia el pueblo saharaui para permitirle ejercer su derecho a la soberanía sobre sus recursos”.

En la misma línea, AREN también pidió al Consejo de Seguridad de la ONU "que tome medidas decisivas y disuasorias contra la ocupación marroquí para disuadirla de continuar con el saqueo y esquilmación de los fosfatos saharauis de la parte ocupada del Sáhara Occidental".

Marruecos ha realizado durante el último año grandes inversiones en el puerto y en las instalaciones de Bucraa. Desde que comenzó la ocupación en 1975, Marruecos solo ha vendido roca de fosfato en bruto. Dentro de unos años, los fosfatos también se venderán en una forma procesada más valiosa. Esta gama más amplia de productos aumentará aún más el comercio lucrativo.

Cabe destacar que desde que los barcos que transportaban fosfato del Sáhara Occidental fueran retenidos en Panamá y Sudáfrica en 2017, ningún envío ha pasado por el Cabo de Buena Esperanza o por el Canal de Panamá.

El informe completo se puede leer AQUÍ.

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