Ex enviado de la ONU al Sáhara Occidental pide presionar para "verificar con precisión'' el censo saharaui, tanto en campos de refugiados como en el Sáhara ocupado

Ahmed Zain.

ECS. Madrid. | ''La población autóctona del Sáhara Occidental ha sufrido bastante, y su derecho a participar en la elección de su futuro se ha perdido en el polvo levantado por el conflicto y la niebla de las palabras. Ya es hora de poner fin a este sufrimiento y restaurar su derecho a la autodeterminación en el contexto del acuerdo político mutuamente aceptable que pide el Consejo de Seguridad.'' Así concluía su publicación en Facebook quien fuera el ex enviado personal del Secretario General de la ONU para el Sáhara Occidental desde el 2009 hasta el 2017, Christopher Ross, uno de los que más cerca estuvo de desestancar el conflicto hasta que Marruecos lo consideró persona non grata en 2012 y bloqueó todos sus esfuerzos hasta conseguir que cese de su cargo debido a los obstáculos puestos y la falta de voluntad mostrada por Rabat, siempre apoyado por EE.UU y Francia, cuya indiferencia da carta libre a Marruecos para pisotear la legalidad internacional y burlar a la ONU y a su Consejo de Seguridad.

Tras un breve introducción del conflicto saharaui, así como su experiencia durante los años de mediador, Ross, veterano diplomático estadounidense, durante su periodo como enviado de la ONU lideró un total de quince encuentros entre el Frente POLISARIO y Marruecos junto a Argelia y Mauritania como países vecinos e interesados. Ross también da cuenta de la actitud abierta de los saharauis en contraste con el cerrazón y malas prácticas de los marroquíes: ''El Polisario llegaba a cada sesión dispuesto a discutir ambas propuestas, pero Marruecos llegó con una condición previa: que solo discutiría su propia propuesta. No hace falta decir que el Polisario se negó a aceptar lo que vio como un dictado, y las negociaciones nacieron muertas desde el principio'' dijo Ross.

Ross cuenta también como se esforzó para reanudar las negociaciones o al menos encauzarlas a través de acciones de confianza y buenas prácticas, una de estas, cuenta, fue el envío de misiones para monitorizar los derechos humanos las que el Frente POLISARIO acogió y aceptó, pero Rabat rechazó y vetó cualquier misión humanitaria o de supervisión a los territorios saharauis que ocupa aludiendo que supondría una violación de su soberanía autoprocalamada sobre el Sáhara Occidental.

Finalmente y tras una reflexión sobre lo que a De Mistura le espera, destaca que sin el apoyo del Consejo de Seguridad a su mandato, como se hizo durante la época de James Baker (1997-2004), a la que se llegaron a importantes acuerdos sobre los votantes aptos, y que posteriormente Marruecos intentó pervertir en otra de sus habituales tácticas dilatorias, De Mistura no logrará nada.

El avezado diplomático norteamericano, conocedor de los entresijos del conflicto y mejor aún de sus contendientes, hace un llamamiento a la comunidad internacional y a la sociedad civil a través de ocho puntos en los que, según él, servirán para desbloquear la intransigencia marroquí para concluir el proceso de descolonización del Sáhara Occidental interrumpido en 1975 tras ser ocupado militarmente por Marruecos:

1. Para dejar espacio para la reanudación del proceso de negociación, deben convencer a todos los interesados ​​de que eviten más acciones de provocación que puedan conducir a una escalada de las hostilidades.

2. Deben apoyar plenamente a De Mistura en sus esfuerzos por reactivar el proceso de negociación, en particular instando a las partes, los estados vecinos y los principales actores internacionales interesados a comprometerse plenamente con él.

3. De acuerdo con la orientación del Consejo de Seguridad, deberían trabajar para convencer a Marruecos de negociar sin condiciones previas y comprometerse con la propuesta del POLISARIO sobre una base recíproca.

4. Si el proceso de negociación sigue estancado, deberían trabajar con los miembros del Consejo de Seguridad para darle a De Mistura un mandato más amplio.

5. De acuerdo con la orientación del Consejo de Seguridad, deben trabajar para convencer a Marruecos para que permita el acceso de la MINURSO a todos los interlocutores en su área de operaciones. Paralelamente, deberían alentar a Marruecos a abrir el territorio bajo su control a periodistas, juristas, académicos y otros actores interesados. Medidas como estas permitirían al mundo medir los deseos de los habitantes del Sáhara Occidental que viven bajo control marroquí. Cualquier solución que no tuviera en cuenta las opiniones de esta población sería intrínsecamente desestabilizadora.

6. Deberían trabajar para convencer al POLISARIO de retomar su antigua costumbre de recibir al SRSG/Jefe de MINURSO en Rabuni, Argelia, en lugar de en el Sáhara Occidental al este de la berma. También deberían presionar al POLISARIO y Argelia para que calculen y verifiquen con precisión la población de refugiados de ACNUR de 2017 por los medios apropiados. Al igual que con los saharauis que viven bajo ocupación marroquí, cualquier planteamiento que no tenga en cuenta las opiniones de esta última población sería, por naturaleza, igualmente desestabilizador.

7. De acuerdo con la orientación del Consejo de Seguridad, deberían trabajar para convencer a Marruecos de que acepte medidas independientes y creíbles para garantizar el pleno respeto de los derechos humanos, como el POLISARIO está dispuesto a hacer sobre una base recíproca.

8. Por último, pero de gran importancia, deben trabajar para movilizar una ayuda humanitaria mucho mayor a los refugiados que viven en condiciones miserables en los campamentos.

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