Por Lehbib Abdelhay
Washington (ECS). - El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha firmado hoy la anexión de las regiones ucranianas de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia. Previamente, esta madrugada, Putin ha reconocido la independencia de Jersón y Zaporiyia, ambas ciudades situadas en el sur de Ucrania. La independencia del Donbás fue reconocida dos días antes de lanzar la "operación militar especial" en Ucrania.
En el marco de este anuncio, el gobierno de EE.UU condenó la anexión rusa y ha anunciado nuevas sanciones contra personalidades y empresas rusas. Poco antes, la Unión Europea también condenó y rechazó la decisión rusa y recordó que es una invasión y una ocupación de nuevos territorios. "Es una flagrante violación del derecho internacional", dijo el presidente de política exterior de la UE Josep Borrell.
Los Veintisiete han respondido unidos y con firmeza al anuncio de Vladímir Putin de la anexión a Rusia de los territorios ocupados de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia. «Rechazamos y condenamos rotundamente la anexión de las regiones ucranianas (...). Estos actos son contrarios al orden internacional y a los derechos fundamentales de independencia, soberanía e integridad territorial de Ucrania», apunta el comunicado de la Unión Europea.
La Unión Europea señala, del mismo modo, que nunca reconocerá los referéndum «ilegales» de Rusia en estos territorios, cuyos resultados son «falsos e ilegales». En esa misma línea se ha expresado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien ha destacado que «la proclamación de Putin no cambia nada». «Todos los territorios ocupados ilegalmente por los invasores rusos son y siempre serán parte de Ucrania», ha añadido.
La condena de los dirigentes europeos ha sido unánime. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, también ha condenado el anuncio de Putin y ha incidido en que la UE «nunca reconocerá» esta anexión ilegal. Por último, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha calificado la anexión de una «grave violación de la ley internacional y de los tratados de Naciones Unidas».
Washington dijo que el nuevo paquete de sanciones que prepara será el "más masivo y duro que hayamos adoptado nunca" y advirtió al presidente ruso, Vladimir Putin, de que si no da marcha atrás Rusia se verá "sometida a un aislamiento sin precedentes".
Sin embargo, hablar de la "invasión" y anexión rusa de Ucrania e ignorar la invasión marroquí sobre el Sáhara Occidental, es un hecho sin precedentes en la diplomacia internacional. Impedir que un país expanda su territorio por la fuerza fue un principio fundamental de las Naciones Unidas. De hecho, fue este mismo principio el que llevó a Estados Unidos a implicarse en la Guerra del Golfo en 1991 tras la invasión y anexión de Kuwait por Irak.
Desafortunadamente, existen serias dudas sobre si la administración Biden realmente apoya este estándar legal fundamental. Los mapas del norte de África adoptados por Naciones Unidas, y otros organismos internacionales, sitúan al Sáhara Occidental en la costa atlántica encajada entre Marruecos y Mauritania; mientras los mapas autorizados por parte del gobierno de los Estados Unidos, sin embargo, sitúan a ese territorio como parte del Reino de Marruecos, es decir, sin la línea que delimita entre la frontera de los dos territorios. El Sáhara Occidental, conocido formalmente como República Árabe Saharaui Democrática (RASD), ha sido reconocido por 84 países y es un Estado miembro de pleno derecho de la Unión Africana. Marruecos invadió esa región, entonces conocida como Sahara español, justo antes de su independencia programada del dominio colonial en 1975.
En sus últimas semanas en el cargo, el ex presidente Donald Trump reconoció formalmente la soberanía marroquí sobre el territorio ocupado del Sáhara Occidental, incluido aproximadamente el 25 por ciento del territorio que todavía está bajo el control del gobierno de la RASD. La administración Biden ha rechazado, al menos hasta ahora, los llamamientos bipartidistas para revertir la decisión de Trump y Estados Unidos sigue siendo un caso atípico internacional.
A pesar de mostrar un gran interés sobre un moribundo Proceso de Paz liderado por la ONU, Estados Unidos está de acuerdo con la política de agresión adoptada por la monarquía marroquí, en que la independencia no debería ser una opción para la población autóctona, conocida como el pueblo saharaui, que cuenta con una historia, un dialecto y una cultura diferente. El régimen marroquí, envalentonado por el reconocimiento de Estados Unidos e Israel, insiste en que la independencia está completamente descartada y, como mucho, está dispuesto a ofrecer solamente un grado limitado de "autonomía" bajo el dominio marroquí.
El reconocimiento de EE.UU de la anexión ilegal del Sáhara Occidental por parte de Marruecos, es un regalo para Putín, quien ahora puede retratar el rechazo de Occidente a las decisiones rusas en el territorio ucraniano como simplemente arraigada en la rivalidad geopolítica en lugar de una oposición de principios a la expansión territorial ilegal.
Por el bien de occidente (Europa y EE.UU) en la creciente guerra de Ucrania, la administración Biden debe rescindir de inmediato el reconocimiento de Estados Unidos de soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, y por lo tanto la Unión Europea debe tomar decisiones similares para poner fin a la ocupación de la antigua colonia española.
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