- En el siglo pasado, el mundo, la comunidad internacional y los países se volcaron en crear y desarrollar organismos y mecanismos para la protección universal de los Derechos Humanos (DD.HH)
Por Mah Iahdih Nan
OPINIÓN
Madrid (ESC).- Los DD.HH se convirtieron en la piedra angular de la política internacional y salvo escasos países, como las monarquias árabes y unas pocas dictaduras que se resistían a respetar los derechos más elementales de las personas. En el resto del mundo, se avanzó de forma importante en la protección y vigilancia de los derechos humanos.
Sin embargo, aquellos que en su día abogaban por la protección de los DD.HH y por convertirlos en una prioridad de la política internacional, son los mismos, que hoy andan chapoteando en el fango de las graves violaciones de los Derechos Humanos en el mundo.
Occidente, que durante dos siglos se había distinguido como el estandarte de la implantación en el mundo del respeto a los DDHH, se ha transformado, en los últimos tiempos, en el principal provocador, ejecutor y protector de las más importantes violaciones de los DD.HH. Las huellas del llamado mundo Occidental, en las principales violaciones de los DD.HH, ocurridas en el mundo, han dejado un reguero de sangre, masacres, dolor y sufrimiento de diferentes pueblos que habitan este planeta.
Tan solo hay que hacer un recorrido por Irak, Afganistán, Siria, Yemen, Somalia, Sudán, Ruanda, Burundi, Haití, Congo, Sáhara Occidental, Palestina, Ucrania y un larguísimo etc. Para percatarse de esa doble moral, Occidental defiende los DD.HH pero a su conveniencia e intereses.
Constituye la degradación y violación total y absoluta del concepto de los Derechos Humanos
Sumados a los millones de víctimas como consecuencia de las guerras montadas, apoyadas y ejecutadas por los países Occidentales. Hay que añadir sus cambalaches, en los últimos tiempos, en los organismos internacionales de protección de los DD.HH. Cómo hemos visto hace apenas pocos dias; con la elección de Marruecos como presidente del Consejo de derechos humanos de las Naciones Unidas.
¿Cómo es posible, que Marruecos salga elegido presidente del máximo organo internacional de protección de los DD.HH, uno de los países donde menos se respetan los derechos más básicos y elementales de las personas?. En Marruecos las personas no son ni siquiera ciudadanos, son súbditos de un rey y un sistema. Rstán obligados a rendir pleitesía a una monarquía feudal.
Es totalmente incomprensible y contrario a la lógica de los DD.HH, que un país feudal de las características de Marruecos, se le permita presidir un ente cuya misión fundamental es proteger y denunciar los DD.HH.
Marruecos es además, junto con Israel, son los países que más han violentados la legalidad internacional, ocupando países y territorios y violando el derecho internacional y las resoluciones de la comunidad internacional.
Los "trapicheos" que se traen entre manos las potencias occidentales, con decisiones como ésta de poner al lobo a vigilar las ovejas, es el resultado de esa doble moral y esa doble vara de medir, establecida por ellos mismos, ajustada a sus intereses y conveniencias.
También, constituye la degradación y violación total y absoluta del concepto de los Derechos Humanos. Los países Occidentales, desde hace varias décadas se han puesto a jugar a la Realpolitik, que es un término inventado para tapar las fechorías y la política de intereses turbios.
Según ha trascendido, todos los países Occidentales votaron a Marruecos, para que no saliera elegida Sudáfrica, país cuna de una de las historias más negras de la época contemporánea, en cuanto a violaciones de los derechos humanos, que es el Apartheid.
Resulta que Sudáfrica, demandó a Israel por genocidio ante la corte internacional de la Haya. Los países Occidentales, con tal de que Sudáfrica no presida el Consejo de Derechos Humanos, se han puesto manos a la obras y como siempre jugando a proteger a sus allegados y amigos que violan sin escrúpulos los derechos humanos y cometen genocidios como son los casos de Israel y Marruecos. De está firma querían impedir que el país que preside el Consejo de Derechos Humanos no sea el mismo que lleva un proceso en la corte penal internacional contra Israel, que es el protegido del mundo occidental.
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