> El pasado 13 de abril, un gran incendio arrasa casas en los campamentos saharauis.
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Por Lehbib Abdelhay
Incendio arrasa casas en los campamentos saharauis/ECS |
El pasado día 13 de abril, un gran incendio intencionado arrasó parte del campamento saharaui de Smara, al menos seis personas resultaron heridas, mientras que otros han tenido que ser evacuados.
El incendio de Smara ha causado graves daños en numerosas casas, vehículos y cinco Jaimas (tiendas de campaña) fueron destruidas por las llamas.
Decenas de efectivos de la Fuerza de seguridad saharaui se desplazaron al lugar de los hechos como parte del estado de excepción tras un gran incendio intencionado en los campamentos saharauis.
Un gran incendio intencionado, según los primeros datos, ha amenazado uno de los mayores campamentos de refugiados saharauis, el campamento de Smara. El incendio, el primer fuego de importancia desde los años ochenta, fue controlado por los bomberos a las 21.38 horas del sábado, tres horas después.
El fuego, que ha quemado un número indeterminado, pero considerable, de casas y vehículos en una zona entre las localidades de Farsia y Chdeyria, comenzó hacia las seis de la tarde del 13 de abril por causas desconocidas y avanzaba en dirección Oeste a noreste, informaron fuentes de los bomberos.
Al menos seis personas han resultado gravemente heridas, según fuentes de protección civil, mientras que se han registrado decenas de heridos leves.
Bomberos de extinción de incendios, Policía saharaui han participado en la extinción del incendio declarado en Smara, situado a 30 kilómetros de Chahid Alhafed.
La vida en los Campamentos saharauis
La vida en los campamentos de refugiados saharauis es extremadamente dura, la dureza del desierto y la falta de recursos se une la desesperanza, la frustración y la melancolía de todos los refugiados saharauis, cuyo único aliento es el recuerdo de su tierra perdida y sus ganas de volver a ella.
Tras el abandono del territorio del Sáhara Occidental por parte del Gobierno de España (legítimo administrador del territorio hasta el momento) en el año 1975, y su posterior ocupación por parte del Gobierno de Marruecos, los saharauis se vieron obligados a huir tras los ataques y refugiarse en una zona prestada por Argelia mientras se solucionaba el conflicto.
Esa zona es conocida como la “hamada” argelina, la mayor “hamada” del mundo. En la cultura árabe, cuando a alguien se le desea el peor de los infiernos se le envía ahí, a la hamada. Es una parte del desierto pedregoso donde se pueden llegar a alcanzar temperaturas de hasta 55º y, en contraposición, muy bajas temperaturas en invierno y por la noche. Es un territorio donde cualquier tipo de agricutura es imposible y la ganadería es muy complicada debido a la falta de pasto y de agua.
Los refugiados saharauis de los campamentos sobreviven gracias a la ayuda internacional. Las autoridades del Gobierno de la RASD (República Árabe Saharaui Democrática, autoproclamada el 27 de febrero de 1976) no disponen de presupuesto de estado, ya que en el territorio donde viven, prestado por el Gobierno de Argelia, no existe producción propia y no se recaudan impuestos (muy difícil recaudar impuesto a una población que está refugiada desde hace 40 años esperando una solución para poder volver a su tierra).
En el territorio donde sobreviven no hay trabajo, y el único existente es el generado por los propios proyectos de cooperación y de ayuda humanitaria.
La ayuda que reciben es prestada desde diferentes organismos públicos como la Unión Europea, la Agencia Española de Cooperación, el ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) o financiaciones de Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, sobre todo españoles aunque también bastantes italianos.
Los españoles, como actual potencia administradora legal del Sáhara Occidental, según la ONU, tenemos un deber moral y ético con esta población, que durante más de 100 años compartió con nosotros su desarrollo y que son una de las pocas regiones africanas donde se conserva el español como segunda lengua.
La dignidad con la que los saharauis sobreviven a una situación tan compleja con un futuro tan incierto, es un ejemplo a seguir en un momento actual de crisis económica mundial, enseñándonos a priorizar otros valores que no son los económicos: la familia, la solidaridad, la unión de las personas.