Por Sidi Maatala - Agencias | ECS
Madrid (ECS).- Los servicios de inteligencia españoles (CNI) trabajan para tratar de dar con el paradero de un grupo de radicales, retornados de Siria, que estaban “monitorizados” por los servicios antiterroristas marroquíes y que cruzaron la semana pasada la frontera aprovechando la crisis humanitaria. Fuentes de la lucha antiterrorista confirmaron a La Vanguardia que España trabaja en “colaboración” con Marruecos para tratar de dar con el paradero de los individuos a los que los servicios de inteligencia “identificaron” con absoluta claridad entre las imágenes que se difundieron de las personas que cruzaron la frontera de El Tarajal.
Por otra parte, según Antena 3 Noticias, varios miembros de los servicios de Seguridad marroquí estarían entraron en España para conocer las técnicas que utilizan los agentes españoles. Pues miembros de la Inteligencia de Marruecos (DGED) habrían cruzado a Ceuta aprovechando la entrada masiva de migrantes desde Marruecos la pasada semana, según ha podido saber Antena 3 Noticias. El objetivo sería hacerse con información de las técnicas que utilizan la Guardia Civil y la Policía Nacional en la frontera entre la ciudad autónoma y Marruecos, según las fuentes consultadas.
De hecho, el diario 'La Vanguardia' va más allá y afirma que el CNI está buscando a terroristas yihadistas entre las más de 8.000 personas que entraron a España, una cuestión sobre la que el Gobierno evita pronunciarse hasta la fecha para no interrumpir el trabajo.
La situación vivida en Ceuta donde millares de inmigrantes ejercieron una fuerte presión sobre las fuerzas españolas apostadas en la ciudad, pusieron en evidencia, falencias en la elaboración de inteligencia, que permitiera anticiparse al problema. En estas crisis, fueron empleados numerosos menores de edad, en un claro intento de provocar una situación de mayor magnitud, y tal vez, encontrar un detonante para un conflicto mayor.
La respuesta de España fue firme y la UE, esta vez no miró para el otro lado, rechazó la política de chantaje mediante la cual Marruecos intenta presionar a los países europeos para disuadirlos de adherirse al derecho internacional en la descolonización del Sáhara Occidental. La organización regional acusó a Rabat de "autoritarismo y arrogancia" y de defender el "colonialismo". Esto es un llamado de atención, donde pone en evidencia que la política de apaciguamiento con Marruecos es un callejón sin salida. En el marco de una política de largo plazo, aprovechando con suma habilidad momentos de debilidad del oponente, Rabat, sube la apuesta y obtiene dividendos.
No obstante, el pulso migratorio dio el efecto rebote y expuso las fechorías del régimen marroquí ante la comunidad internacional y muy particularmente, la europea. El incidente acaparó portadas por varios días y aún se sigue escribiendo sobre el mismo. Un denominador común de la opinión pública está siendo la denuncia contra el despiadado régimen que gobierna Marruecos y que mantiene a su pueblo sumido en la pobreza.
Los saharauis asistimos viendo como gran parte de la comunidad internacional empieza a darse cuenta de la verdadera cara del régimen marroquí. Incluso la Ministra de Hacienda del gobierno español, suscribió las advertencias que el Frente Polisario hizo a Pablo Casado, recordándole que la reunión que había mantenido con líderes de la derecha marroquí, estaban a favor de anexionarse Ceuta y Melilla.
Sonado fue también los vídeos que circularon a través de las redes entrevistando a los protagonistas. Estos ciudadanos marroquíes recalcaron una y otra vez que preferirían morir a volver a su país, tales palabras nos ilustran acerca de la situación que se vive en el Reino, que dedica cerca de 280 millones anuales solo a la monarquía alauita con una obscena tasa de pobreza.
Así pues, la política marroquí de chantaje se ha convertido en un comportamiento y método conocido por la opinión pública internacional, aquello que denunciaba el Frente Polisario hoy se cumple en la realidad. Daño secundario también es el efecto que ha producido en la causa saharaui, pues no ha logrado más que difundirla al contrario de su objetivo principal, que era desacreditarla.
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