Ali Mohamed.
ECS. Madrid. | Marruecos no vive sus mejores momentos políticos ni diplomáticos, tanto interna como externamente. El estado alauita, dirigido por las llamadas ''altas instrucciones reales'' ha encajado en estos últimos meses, en el mejor de los casos; sendos varapalos diplomáticos, y en el peor de los casos; usado por EE.UU e Israel para promover la normalización árabe con el estado sionista. Marruecos se creyó empoderado e influyente tras la firma del acuerdo trilateral con Israel y EE.UU, y se quedó en eso, en una creencia, pues el reconocimiento de la supuesta soberanía sobre parte del territorio ocupado del Sáhara Occidental no ha sido aceptada ni validada por absolutamente nadie de la comunidad internacional, salvo por sus distintos embajadores y cónsules en una competencia por agradar al monarca.
Primero fueron Alemania y España, a partir de ahí, un caudal de países y organizaciones continentales (Argelia, Irán, Sudáfrica, Noruega, la UE y la UA) fueron puestos en la lista negra de Marruecos únicamente por cumplir con la legalidad internacional, pues sentaría un precedente peligroso el legitimar y permitir la institucionalización de una ocupación militar simplemente porque la anexión territorial haya sido cometida por el beligerante más fuerte en la respectiva contienda, además de que sería un argumento al que recurriría cualquier dictadura o potencia que quiera adueñarse de un territorio.
El espionaje.
Una reciente investigación llevada a cabo por Forbidden Stories y Amnistía Internacional reveló que Marruecos había espiado a decenas de miles de teléfonos, algunos de los cuales pertenecen a importantes políticos y militares extranjeros, en su mayoría argelinos. También se vigiló y se hicieron escuchas telefónicas a periodistas críticos con el régimen marroquí. Pero lo más graves es que entre los espiados están Emmanuel Macron, presidente de Francia y Charles Michel, presidente del Consejo Europeo. El gobierno francés ha abierto una investigación y se ha tomado en serio las revelaciones y advirtió que ''sería de gran gravedad de ser verificados''. Marruecos, acostumbrado a su política interna, rápidamente denunció y condenó enérgicamente las acusaciones de Le Monde y Amnistía Internacional, exigiendo pruebas, algo inaudito, ya que se trata de un ámbito (servicios secretos) donde la transparencia brilla por su ausencia. El consorcio de medios respondió publicando datos técnicos que prueban de forma irrefutable el espionaje marroquí y sus operadores. Ahora la pelota está en el tejado del gobierno francés, que según expertos, se señala que todo se solucionará por canales privados, no obstante su imagen en Europa, ya manchada por la inmigración y el narcotráfico, empeora tras saberse que espía a sus propios aliados y a periodista críticos.
Al otro lado de su frontera, con el vecino argelino cuya relación está bastante irritada, mantiene simultáneamente dos enfrentamientos, uno por llamar a la autodeterminación de la Cabilia argelina que le valió una llamada a consultas de su embajador, y ahora se le suma el espionaje contra destacados militares de alto rango y diplomáticos de carrera. Argelia anunció que se reservaría el derecho de implementar su propia estrategia de respuesta y estaría dispuesta a participar en cualquier esfuerzo internacional destinado a esclarecer los hechos que atentan contra la privacidad.
Alemania, España y la UE.
La llama con España se prendió justo al comenzar la guerra el pasado 13 de Noviembre, momento en el que Pablo Iglesias, entonces vicepresidente del Gobierno español, exigió en Twitter el cumplimiento de la sentencia del Consejo de Seguridad que determina la celebración de referéndum para el Sáhara Occidental, a esto le siguió la posición del partido gobernante en coalición con el PSOE: Unidas Podemos. Posteriormente, en Marzo, declaraciones de Saadeddine El Othmani, primer ministro marroquí, quien había declarado que las ciudades autónomas españoles de Ceuta y Melilla "eran marroquíes como el Sáhara", lo que dió lugar a la citación del embajador de Marruecos en Madrid, que reafirmó lo dicho por su presidente y desde entonces se encuentra en Marruecos, a partir de aquí todo fue a peor. La escalada diplomática continuó en Abril tras la hospitalización del presidente de la República Saharaui y líder del Frente Polisario, Brahim Ghali en Logroño. La crisis alcanzó un nivel serio tras la inducción de las autoridades marroquíes de miles de migrantes irregulares a las puertas de Ceuta y Melilla. Lo que le valió una condena del Parlamento Europeo que incluso su aliado francés votó a favor. Tras dos meses de un vaivén de acusaciones, llegó el verano y Mohamed VI ordenó suprimir España de la operación Paso del Estrecho causando pérdidas de aproximadamente 70 millones de euros, de nuevo usando a su población como arma de chantaje político.Respecto al país germano, Rabat ya miraba de reojo a Alemania desde Diciembre cuando rechazó la declaración de Trump y organizó una sesión de puertas cerradas en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre el Sáhara Occidental. Marruecos sen enfureció más y más sin saber, inadvertida o deliberadamente que estaba señalando a la potencia europea que maneja la Comisión de Exteriores de la UE. En Febrero se cortaron las relaciones con el embajada alemana en Rabat, sin revelar la causa a pesar de que era un secreto a voces. En Mayo, Marruecos denunció el “activismo antagónico” de Alemania sobre el tema y congeló la cooperación policial, un gesto que fue recibido por Alemania como ''irracional''. Berlín no accedió a la confrontación pública como España y congeló de inmediato más de dos mil millones de euros en ayudas al estado norteafricano.
El próximo Septiembre está previsto que el TJUE tome una decisión respecto a la demanda interpuesta por el Frente Polisario a los acuerdos agrícolas y pesqueros de la UE con Marruecos por incluir los territorios ocupados saharauis, el TJUE deberá tomar una decisión, la cual no podrá contradecir a su propio tribunal ya que anteriormente había señalado que el Sáhara Occidental es un territorio distinto y separado de Marruecos. Recientemente, se supo que el TJUE había cancelado las importaciones de productos originarios de los territorios palestinos ocupados apoyándose en una decisión del 2019. Es el mismo caso que el del Sáhara Occidental, incluso el mismo tribunal dijo en posteriores declaraciones que "Estos principios se aplicarían, por ejemplo, al Sáhara Occidental, que está ocupado por Marruecos. Simplemente buscábamos que la UE respetara el derecho internacional."
A grosso modo, han sido varios los batacazos que ha sufrido el régimen marroquí, recuérdese que el origen está en la imprevisión de la declaración de guerra por haber subestimado a la RASD, desde entonces la diplomacia marroquí no ha hecho más que enfangarse. Desde la falsa acusación contra Brahim Ghali hasta la condena por usar la inmigración como arma política para presionar a España. A ello le precedió el aislamiento en la Unión Africana que aprobó históricas resoluciones apoyando a la RASD, la firmeza de España y Alemania en no aceptar la declaración ilegal de soberanía sobre los territorios saharauis, la posición contundente de la UE, la Casa Blanca alejándose de la aventura de Trump y Rusia, fiel aliado de Argelia, recordándole que la única solución posible es aquella que prevea la libre determinación del pueblo saharaui.
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