Por qué Argelia es un país continente?
Por Lehbib Abdelhay /ECS
Argel (ECS). - El mundo occidental trata a toda la región del norte de África como si fuese un único país y lo llaman Magreb. Éste es el primer y principal error. Cuando hablamos de la República Popular de Argelia, estamos hablando del país más poblado, más grande y uno de los más ricos de África con una extensión territorial de 2 381741Km2. Dicha extensión equivale a los cuatro países más grandes de toda Europa juntos (España, Francia, Alemania y Reino Unido) más 21 Estados del resto del mundo. La población se reparte de una manera muy desigual pero mantiene una muy baja densidad de población, 18 habitantes por Km2, siendo la costa norte la más densa y desarrollada de todo el territorio. Argelia consta de 58 provincias. En cada provincia existen culturas y dialectos diferentes.
Argelia. Cuyo nombre oficial es República Argelina Democrática y Popular es un país del norte de África que limita al norte con el Mediterráneo, al sur con Malí y Níger, al este con Túnez y Libia, al oeste con Marruecos y la República Saharaui (RASD) y al suroeste con Mauritania y Malí. Tiene cuatro regiones: la cordillera montañosa del litoral, llamada Atlas del Tell, la región de altas mesetas antes del Sahara, la cordillera del Atlas Sahariano y el desierto del Sáhara. Argelia es uno de los países más importantes del mundo árabe. Sirvió de mediador audaz en las negociaciones diplomáticas entre Irán e Iraq durante la guerra que estos sostuvieron entre 1979 y 1988; fue uno de los artífices fundamentales en la creación de la Unión del Maghreb Árabe, agrupación regional para promover la cooperación política y económica. Es, además, es uno de los países africanos fundadores del Movimiento de Países No Alineados.
Argelia debe ser tratada como un continente.Existe aproximadamente la misma distancia entre Argel capital y la ciudad de Tinduf en el sureste que la que hay entre Sevilla y París. Las estrategias de marketing, los enfoques de venta y la relación con los agentes locales deben variar de norte a sur y de este a oeste. Además, Argelia es uno de los principales productores de petróleo y gas del continente, y la tercera potencia económica en cuanto a PIB PPA, 268,9 mil millones.
Si centramos el foco en los países del sur del viejo continente, observamos que España, principal socio comercial argelino, es destino de un 17,4% de las exportaciones e importa el 59% del gas natural que entra al país. En Italia, Portugal y Francia el gas argelino también representa una cuota muy importante: 16%, 15% y 9,4%, respectivamente. El gas y el petróleo en Argelia han sido los pilares fundamentales sobre los que se ha basado la economía del país desde su independencia en 1962 y es miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo desde 1969, como tantos otros países africanos ricos en recursos naturales. Entre tanto, Marruecos y Argelia mantienen una crisis diplomática abierta que ha obligado cerra las principales vías de suministro de gas a España, ya que la posible ampliación de capacidad de la otra vía, la argelina de Medgaz, podría comprometer a la primera.
Sobre el mapa, Argelia, y en la frontera sur de ésta (la a menudo olvidada) África subsahariana, que amenaza estos días con ver millones de hambrientos por la Covid-19, ya es desde hace más de 20 años uno de sus principales objetivos. Los datos hablan por sí solos. Argelia dona de forma continuada a Malí y Níger ayuda humanitaria voluntaria a lo largo del año, dos países situados al sur del continente argelino y azotados por el terrorismo yihadista.
Los proyectos de Argelia en la región no dejan a nadie indiferente. También dona a Mauritania y a Libia, Níger, Túnez y apoya de forma inquebrantable el pueblo saharaui. El continente argelino representa un alto porcentaje en la producción de los recursos energéticos para Europa, sobre el 30% del total en 2020. Argelia tiene hoy en día altos porcentajes en algunos de los de mayor valor en la economía de varios países europeos como Francia, España o Italia.
La máquina de reforma no para.
No pasa un día sin que el presidente del país, Abdelmadjid Tabboune, se reúna con representantes de la sociedad y la administración, siguiendo escrupulosamente la aplicación de las directivas presidenciales y ministeriales: manejo de la pandemia, satisfacción de los agravios de la población, animar a las fuerzas vitales de la nación a reconectarse con una economía nacional diversificada, la única capaz de relanzar un nuevo aparato productivo de riqueza para compartir, orientada hacia la satisfacción de las necesidades del mercado nacional reduciendo drásticamente la importación de productos que Argelia puede y debe producir por sí misma.
Solo en 2019, el país gastó la friolera de $ 2.7 mil millones en sus compras. Una anomalía que Abdelmadjid Tebboune se ha propuesto erradicar con resultados prometedores. Según la agencia Ecofin, la tendencia a la baja de las importaciones de cereales continúa y se acelera. “En los dos primeros meses de 2020, el valor de las compras de trigo, sémola y harina alcanzó aproximadamente $ 398 millones, o un 8,5% menos que un año antes ($ 435,8 millones).
Una Argelia fuerte, soberana y respetada en el escenario internacional.
A pesar de los colosales retos a los que se enfrenta Argelia, y que ha heredado el nuevo inquilino de El-Mouradia, el país, aún en pie, ve aclararse su horizonte gracias al voluntarismo inquebrantable. "Novembrista" (en alusión a la revolución del de noviembre), como se ha definido en varias ocasiones, el presidente Tebboune quiere reconectar con las dos primeras décadas de independencia, esos años heroicos que construyeron el Estado de Argelia, fuerte, soberano, temido y respetado por el mundo.
Este compromiso por una nueva república unida y próspera, que se inspira en los fundamentos del 1 de noviembre y que se traduce en la implementación de las demandas políticas, sociales y económicas del “bendito Hirak” (según la propia expresión del presidente), frustró los intentos desestabilizadores de ciertas potencias extranjeras que manipulaban las corrientes más nihilistas dentro del Hirak.
Las cancillerías occidentales, que en un principio mantuvieron una actitud reservada de esperar y ver el resto de los hechos, cambiaron rápidamente de postura, apresurándose a hacer una remontada clara y firme en Argelia en la que ahora ven a un interlocutor imprescindible en la región. Signo tangible de este cambio de rumbo: Ya no podemos contar el número de medios de comunicación internacionales que hacen cola para arrebatarle una entrevista al presidente argelino. Comenzando por los medios de comunicación franceses, que se encontraban entre los críticos de lo que llamaron el “sistema argelino”, en particular Le Figaro, l'Opinion, France24, etc
De vuelta al espíritu de Bandung.
Desde su elección Abdelmadjid definió claramente las líneas principales de su política exterior, una política nacida en la guerra de liberación nacional, cuando una delegación del FLN había participado en la Conferencia de Bandung en 1955. No injerencia, respeto del derecho internacional, construcción de un nuevo orden político y económico mundial, el derecho de los pueblos a la autodeterminación, el apoyo a los pueblos colonizados ... Ect
La Conferencia de Berlín sobre el conflicto en Libia celebrada en enero pasado, proporcionó una plataforma global para Argelia a través de la cual el nuevo presidente hizo oír la voz de su país. Reafirmó lo que siempre había dicho, a saber, que sólo los libios —todos los libios sin exclusividad— tienen que asumir su destino con la ayuda de los países vecinos. Insistió en que el uso de armas no solucionará nada. La evolución de la situación sobre el terreno le dio la razón.
Signo de esta preocupación: el ex Jefe de Gobierno de la Unión Nacional, Fayez Al-Sarraje, había llamado primero al presidente Tebboune para informarle de su decisión de dimitir de su cargo con el fin de allanar el camino a una solución negociada de la crisis. Es una fuente cercana a la Presidencia argelina la que primero reveló esta información exclusiva según informa CF. África-Asia.
Otro signo que muestra la renovada confianza entre los dos países hermanos. El jefe de gobierno de Trípoli, que sin duda desearía liberarse de la fuerte alianza con Turquía, pidió directamente al presidente Tebboune que buscara la ayuda de Argelia para reparar la principal central eléctrica de Libia que se había averiado. Sin demora, Tabboune ordenó el envío de equipos de ingenieros y técnicos de Sonelgaz a Trípoli para reiniciar esta planta.
Entre los Emiratos Árabes Unidos y Turquía, que solo envían armas y mercenarios, en violación del derecho internacional para echar más leña al fuego del incendio libio, Argelia envía allí a sus ingenieros civiles para arreglar el suministro de la electricidad y aliviar el sufrimiento de la población libia, rehén de las milicias.
Los contactos con Trípoli no son exclusivos. El presidente Tebboune mantiene contactos similares no solo con otras partes libias, sino también con importantes actores regionales e internacionales como Egipto, Turquía, Unión Africana, Emiratos Árabes Unidos, Rusia, Unión Europea y EE.UU.
Al mismo tiempo, la diplomacia argelina actúa en el frente de Malí, inseparable del frente de Libia. El presidente Tebboune envió a su ministro de Relaciones Exteriores, Ramtane Lamamra, a Bamako cuatro veces en unas pocas semanas para proponer la activación del plan de paz y reconciliación de Argelia, a petición de todas las partes malienses, incluida la nueva junta militar. Incluso Francia, sumida en las arenas movedizas del Sahel, pide ahora ayuda a Argel.
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