El 27 de febrero de 2023, se cumple un nuevo aniversario de la creación de la República Árabe Saharaui Democrática. A diferencia de años anteriores, los saharauis esta vez, están librando una guerra silenciada por Occidente.
Los actores clave en este conflicto: España, Estados Unidos y Francia, se han decantado de alguna u otra manera, a favor de la tesis marroquí, contrario al derecho internacional. Rabat, parece ser uno de los últimos bastiones, en apariencia pro occidentales, en un continente africano, que claramente apuesta por Rusia y China
Por el Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Buenos Aires (ECS).- El mes de octubre de 1975, fue una época “caliente”. Los nacionalistas saharauis habían sellado el Pacto de Unidad Nacional. El Partido de la Unidad Nacional Saharaui, un invento colonial español, se esfumaba y sus líderes principales, se pasaron al lado marroquí, entre ellos Halihenna uld Sidi Enhamed uld Mohammed, quién no solo fue a jurar lealtad al rey Hassan II, sino también se quedó con los fondos del partido. Los políticos españoles, estaban atentos a la posible muerte del general Franco. El hábil rey Hassan II, aprovecharía las divisiones internas en el gobierno español sobre la cuestión del Sahara – donde no cabe duda que muchos traicionaron los intereses de Madrid – en favor de Marruecos. Asimismo, azuzaba el cuco comunista con Washington, a pesar que el Frente Polisario no tenía relación con Moscú, ni aspiraba a establecer un régimen marxista.
Marruecos libró su “guerra” en el Sahara, en diversos frentes. En el plano diplomático, llevó el caso ante la Corte Internacional de Justicia a fines de 1974. Hasta que el citado organismo se pronunciara, los incidentes armados entre Marruecos y el Sahara Español seguían. Mauritania era el nuevo aliado de Rabat es la aventura saharaui. Su régimen, de nacionalista progresista, presidido por Mojtar Uld Daddah, terminó siendo pro occidental, lo que generaría tensiones en su frente interno. La anexión del Sahara Español, en la lógica del líder mauritano, le permitiría mejorar el balance demográfico, de los árabes o moros, frente a las poblaciones negras del valle del río Senegal, históricamente sojuzgadas por estos. En el caso marroquí, bajo el amparo de la ideología del Gran Marruecos, el régimen alauita buscaba tener un elemento que aglutinara al país, en torno a una causa nacional. Un conflicto externo, mantenía a los militares lejos de los cuarteles y del intento de derribar al régimen autoritario y corrupto de Hassan II. asimismo, Rabat se deshacía de un peligroso competidor en materia de producción de fosfatos. Los yacimientos de Bu Craa, de fácil extracción, al alcanzar su potencial, sin ninguna duda hubieran convertido al Sahara Occidental en un actor clave, agregándose que el régimen marroquí, no tenía ningún interés que se instalara otra república nacionalista y progresista como Argelia, e “invitara” a sectores internos marroquíes, a seguir el ejemplo.
Las potencias occidentales, decidieron premiar la lealtad marroquí a su causa, dado que gran parte de África, miraba hacia Moscú o Pekín, por obvias razones, en recuerdo del pasado colonial europeo. El fosfato, mineral estratégico para la industria de fertilizantes, tiene incidencia en muchos países del Tercer Mundo. Los grandes intereses vinculado a ello, están en Europa y Estados Unidos, y vieron en Marruecos un aliado ideal, que no amenazara sus intereses. En este complejo juego, estaban las petromonarquías del Golfo Pérsico, liderados por Arabia Saudita, cuyos sistemas políticos económicos, venían como amenaza cualquier avance del nacionalismo panárabe y progresista. Hassán II, logró los apoyos necesarios para financiar la Marcha Verde, la invasión del Sahara. Detrás de la movilización de 350.000 personas, estaba encubierta la invasión militar. Los líderes españoles, querían deshacerse del Sahara como sea, olvidándose promesas, como también lo que dice el derecho internacional, además que los saharauis, eran también ciudadanos de pleno derecho, incluso con representantes en las Cortes Generales (Parlamento).
Proclamación de la independencia saharaui. 1976
España en su política casi esquizofrénica, llevó a cabo una brillante defensa ante la Corte Internacional de Justicia. El 16 de octubre de 1975, el alto tribunal, dio por tierra los argumentos mauritanos y marroquíes: los materiales e información presentadas al Tribunal muestran la existencia, en el momento de la colonización española, de vínculos jurídicos de vasallaje entre el Sultán de Marruecos y algunas de las tribus que viven en el territorio del Sáhara Occidental. Igualmente, muestran la existencia de derechos, incluidos derechos sobre la tierra, que constituyen vínculos jurídicos entre la entidad mauritana, tal como la entiende el Tribunal, y el territorio del Sáhara Occidental. De otro lado, la conclusión del Tribunal es que los materiales e información presentadas a él no establecen ningún vínculo de soberanía territorial entre el territorio del Sahara Occidental y el reino de Marruecos o la entidad mauritana. Por tanto, el Tribunal concluye que no ha encontrado vínculos jurídicos de tal naturaleza que puedan afectar a la aplicación de la resolución 1514 (XV) de la Asamblea General a la descolonización del Sáhara Occidental y, en particular, al principio de autodeterminación a través de la libre y genuina expresión de la voluntad de los pueblos del territorio. La mentira quedaba al descubierto, no quedaba otra que pasar a la acción por parte de Marruecos.
Los Acuerdos de Madrid
El gobierno de Madrid conversaba con el Frente Polisario en Argel. Los saharauis desde 1973, estaban combatiendo por su libertad. El 28 de octubre de 1975, como otro acto de traición, el gobierno colonial español, ordenó el desarme de los soldados saharauis, que durante tanto tiempo fueron fieles a la “rojigualda” al servicio de España. Esta orden se dio cuando la invasión de Mauritania y Marruecos era inminente. En mayo de 1975, la misión visitadora de Naciones Unidas constató que el Frente Polisario, era la fuerza dominante en el país y que existía pleno consenso en la sociedad saharaui sobre su ánimo de independizarse. Los marroquíes a través de tropas propias, como de organizaciones de fachada, llevaban acciones armadas en la frontera común, incluyendo atentados con bomba en la propia El Aaiún. En esas horas críticas, el general Salazar, comandante militar español y gobernador del Sahara, recibió las instrucciones de la “Operación Golondrina” que por cierto no la recibió de buen grado, al fin de cuentas, era un acto de rendición ante las provocaciones marroquíes. Dicha acción militar, era nada menos que evacuar los miles de civiles españoles, 20.000 soldados y hasta llevarse a los fallecidos. En el Sahara Español, no debía quedar ni el recuerdo de la presencia hispánica. Los legionarios, la elite del ejército español se oponían a una salida sin combatir. Pero sus argumentos cayeron en saco roto. La teoría conspirativa que la región podría verse desestabilizada por el triunfo del Polisario, y la posible caída del régimen marroquí, y su reemplazo por un gobierno al estilo libio o argelino, podría poner a España como próxima víctima del “cuco” comunista, había hecho mella en el alto militar español. La suerte estaba echada. La carta de salvación que podría haber sido colocar al Sahara Occidental en manos de una administración internacional, no fue atendida, algo que había sugerido el Secretario General de Naciones Unidas, Kurt Waldheim, para poder llevar a cabo el referéndum. La Marcha Verde se llevó a cabo, y sirvió de cortina de humo para la invasión militar marroquí. Pronto se llevaron a cabo los Acuerdos de Madrid, por el cual España cedía la administración del Sahara a Marruecos y Mauritania, los saharauis serían oídos en su asamblea general, todo a cambios de ciertas concesiones económicas. Los españoles impusieron toque de queda riguroso en El Aaiún, para impedir la salida de los saharauis.
Los rumores de los abusos de los invasores en localidades de la frontera, llegaron rápido a la capital. Quienes tenían que hacer cumplir el toque de queda, miraron para otro lado, y 40.000 saharauis emprendieron su exilio al desierto. Muchos perderían la vida en el camino por las condiciones rigurosas del Sahara, los ataques aéreos, como fue la tragedia de Um Draiga. Los antiguos soldados coloniales, pronto fueron incorporados al ejército saharaui. Su valiosa experiencia, permitió organizar una resistencia más organizada. Horas antes, que expirara la fecha de salida formal de España del Sahara, el 27 de febrero de 1976, el Consejo Nacional Saharaui en Bir Lehlú, proclamaron la República Árabe Saharaui Democrática. Desde la lejana Madagascar, en tiempos de gobierno revolucionario, reconoció al nuevo estado africano. Hasta 1991, los saharauis se vieron obligados a luchar por su existencia.
Los crímenes cometidos por los ocupantes, quedaron impunes. El veto francés en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, ha permitido que Marruecos siga violando los derechos humanos, dado que la misión de paz, MINURSO, carece de facultades al respecto
La larga espera. La doble moral de las democracias de Occidente.
El XVI Congreso del Frente Polisario, llevado a cabo en enero de 2023, fijó la estrategia nacional de la República Saharaui o RASD. La lucha armada está vinculada con exigir el cumplimiento del Plan de Arreglo de 1991: referéndum de autodeterminación, reducción de la presencia militar marroquí, respeto a los derechos humanos, derecho de retorno de los refugiados, y censo de votantes. Un aspecto no menor, es poner de relieve un contexto internacional, que promueve mayor ilegalidad internacional, y un rol cada vez más limitado de la ONU. Es por ello que los saharauis ven en la Unión Africana, donde la RASD es miembro fundador, una oportunidad para la paz. Ejemplo de ello, es su exitosa intervención en la crisis de Tigray en Etiopía. Marruecos, a través de una estrategia de “soft power” ha buscado dividir la opinión de los estados africanos, especialmente buscando apoyos en los países francófonos, con la apertura de consulados en las zonas ocupadas, reforzar lazos con Estados Unidos, con un acercamiento con Israel. Respecto a España, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez a contrario de su discurso político, apoyó sin tapujos la tesis marroquí de solución del conflicto: el régimen de autonomía. El PSOE, partido gobernante en Madrid, ha tenido un papel lamentable y de doble moral. Por un lado, la condena la invasión rusa de Ucrania y la solidaridad europea ante este hecho, y por otro, los saharauis, víctimas de una guerra de agresión, son abandonados a su suerte, y para peor la Europa democrática, apoya a Rabat.
Estados Unidos, ve en Marruecos un actor clave para sus intereses, ante el avance de China y en menor medida de Rusia en África. El fracaso francés en Burkina y Malí, abrió las puertas para que el Kremlin, ocupara el rol de “garante de seguridad”.
Es indudable que poderosos intereses económicos están detrás del apoyo a la ocupación ilegal del Sahara. La Unión Europea ha recurrido fallos de tribunales donde claramente dan la razón a la tesis saharaui, que los recursos naturales, son de su propiedad y que la explotación de los mismos, deben ser en consulta con dicho pueblo y obtener los beneficios correspondientes. El generoso financiamiento que recibe Marruecos, le permite financiar un ambicioso programa militar. España, con su torpe política de apaciguamiento, cede constantemente y está poniendo el riesgo los territorios de Ceuta y Melilla, además de ceder espacios marítimos circundantes a las aguas canarias, y potencialmente ricos en hidrocarburos al expansionismo marroquí.
En el Congreso de los Diputados, en febrero de 2023, Unidas Podemos, sorprendió al gobierno español, con un proyecto de ley concediendo la ciudadanía automática a todos los saharauis nacidos durante el período colonial. Si se aprueba esta ley, muchos nacidos bajo dominio colonial, fueron desaparecidos por el ocupante marroquí o asesinados siendo prisioneros de guerra, por ende, susceptible de ser denunciados como crímenes contra la humanidad o de guerra. España tendría obligaciones con dichos ciudadanos, como de aquellos que viven en una situación muy precaria en el desierto argelino en los campos de refugiados de Tinduf.
Marruecos no reconoce que en los muros defensivos se libran combates. El uso de drones comprados a Israel y China, le permiten golpear sobre blancos en la profundidad del dispositivo militar saharaui, pero ha costado la vida de civiles, incluyendo a mauritanos y argelinos. Argelia es un actor clave, proveedor alternativo de gas a Europa, como resultado de la guerra de Ucrania, nadie tiene interés que entre en guerra con Marruecos, especialmente poderosos intereses energéticos. Rabat se limita a responder las acciones armadas saharauis, en una guerra de baja intensidad.
Las Naciones Unidas, tienen un papel desdibujado. El enfrentamiento abierto entre Rusia y Occidente, paraliza cualquier iniciativa de paz en el seno del Consejo de Seguridad. Los saharauis, esperan que esta polarización, pueda generar algún tipo de ventaja. Se percibe en el ambiente que pareciera ser esta la última y gran oportunidad de la República Saharaui, de romper con un status quo, que solo benefició al expolio y violación de los derechos humanos. La desconfianza hacia la Unión Europea es absoluta, y particularmente España, como actores para impulsar algún tipo de cambio en el conflicto. El escándalo de corrupción en el Parlamento Europeo, donde salió a la luz, que miembros de dicho organismo han recibido dinero, para cambiar sus votos y favorecer intereses de Qatar y Marruecos. La agencia EFE publicó en diciembre de 2022, que en los domicilios de la ex vicepresidente del Parlamento Europeo, Eva Kailli, y su amante, Francesco Giorgi, también eurodiputado, como Pier Antonio Panzeri, fueron encontradas sumas de dinero que ronda el millón y medio de euros. El prestigioso medio alemán Der Spiegel, señaló que Panzeri, mantuvo estrechos vínculos con Marruecos entre 2004 y 2019, cuando era parte de la subcomisión de Derechos Humanos de la institución y de la delegación responsable de las relaciones con los estados del Magreb. Este escándalo llevó que el Parlamento Europeo, suspendiera en enero de 2023 sus misiones previstas en Rabat. España en cambio, si mantiene su política de negociar con su adversario geopolítico.
Los protagonistas de la denuncia por sobornos en el Parlamento Europeo
La agencia EFE en enero de 2023, señaló que el servicio secreto belga, obtuvo la autorización de la justicia para llevar a acciones de investigación a los citados europarlamentarios, dado que habían recibido dinero por parte de la agencia marroquí de inteligencia. La fiscalía federal belga, publicó algunas partes del informe de Seguridad del Estado, que señala la existencia de una red que realiza actividades de injerencia en las instituciones europeas en nombre de Marruecos, pero también en nombre de Catar, a través de personas que ocupan puestos clave en el mundo institucional europeo, principalmente en el Parlamento Europeo.
La corrupción, sin ninguna duda es el elemento central que explica porque la República Saharaui, no ha logrado que se cumpla con el proceso de paz de 1991, como también ha sido el factor determinante para que España cediera en los Acuerdos de Madrid, perjudicando seriamente sus intereses nacionales, a cambio de ciertas concesiones pesqueras, que por cierto nunca se cumplieron del todo.
Los saharauis volvieron a las armas, ante un mundo que mira hacia otro lado, a pesar que la justicia y la razón les asiste, pero la corrupción, intereses inconfesables, les impide cumplir con el anhelo de ver su patria completamente liberada.
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