
Por Mah Iahdih Nan - OPINIÓN
El plantón que acaba de propinarle el sátrapa Mohamed VI, constituye una deshonra y un agravio para el prestigio y la reputación de España.
El inoportunismo de Sánchez guiado por su torpe e inexperto ministro de Exteriores Albares, marcará un hito humillante en la historia de España. Después de las mil y una cesión al régimen marroquí, llegó Sánchez a Rabat, acompañado por toda la _troupe_ _socialista_ del gobierno y recibieron un sonoro desplante del monarca feudal que les dijo: "hoy no, vuelvan ustedes mañana, que estoy de vacaciones"
Este comportamiento insultante y ofensivo hacia España, por parte del sátrapa marroquí, es el resultado de una serie de decisiones políticas pusilánimes, que han propiciado que el Majzén marroquí se envalentonase y se atraviese a faltarle el respeto a España, con estrambóticas e inverosímiles exigencias.
Los mensajes nítidos que dejan al descubierto la debilidad de España en sus relaciones con Marruecos
Las sistemáticas cesiones de España ante los chantajes marroquíes en materias de tráfico de inmigrantes y drogas, las extorsiones en el control del terrorismo integrista y las coacciones en los conflictos territoriales y marítimos, son mensajes nítidos que dejan al descubierto la debilidad de España en sus relaciones con Marruecos.
Esta dinámica, que deja claro el control y la autoridad del extorsionador, la reafirma el hecho de que desde la capitulación hace un año por parte de Sánchez al sátrapa marroquí, no se ha conseguido ninguno de los objetivos presuntamente acordados entre ambos. Aunque la propaganda del gobierno socialista intenta vender una supuesta reducción de la llegada de inmigrantes, que es totalmente falsa, ya que siguen llegando las mismas cantidades, lo único que ha cambiado es que se han diversificado las vías y puntos de llegadas y se ha flexibilizado la concesión de visados, lo que le ha permitido al Gobierno trampear los datos oficiales.
En cuanto al aspecto económico, el cómputo desfavorable para España supera los
2.600 millones de euros, ya que si se le restan los 925 millones de ganancias en la balanza con Marruecos a los 3.560 millones de pérdidas con Argelia, el balance para España es catastrófico por las importantes pérdidas económicas.
Sin embargo, ninguna de estas evidencias ha frenado el peregrino narcisismo de Pedro Sánchez, en la declaración final de la última RAN (Reunión de Alto Nivel), volvió a insistir y reafirmar su apego a la ilegal e inviable fórmula de la autonomía del Sáhara Occidental dentro de Marruecos.
Un año después de aquella claudicación al sátrapa marroquí, nadie sabe cuál ha sido el beneficio que España obtuvo de esa unilateral decisión de Sánchez.
Decisión que fue tomada hace un año y reafirmada en la última cumbre (RAN) celebrada a principios de este mes, en contra de la voluntad de la totalidad de todos los partidos políticos con representación parlamentaria y de parte del mismo gobierno.
De todos modos la RAN ha sido un fracaso total y absoluto, ha comenzado con el histórico y degradante plantón protagonizado por el sátrapa Mohamed VI y ha acabado con una declaración final descafeinada, insulsa y con una retórica vacia de contenido.
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