OPINIÓN
Por Mah Iahdih Nan /ECS
Mah Iahdih Nan, diplomático saharaui en América Latina /ECS
No hay duda, la vuelta a las armas el pasado 13 de Noviembre ha puesto de los nervios a las fuerzas de ocupación y represión Marroquíes en el Sahara Occidental. Desde esa fecha han multiplicado los actos de violación y vulneración de los derechos más básicos de la población civil Saharaui. Están aprovechando el cierre de la zona a cal y canto (siempre ha estado cerrada a los observadores independientes, pero ahora con la pandemia han bajado el telón y han apagado las luces) y están cometiendo tropelías y arbitrariedades en masa, sin testigos y con la impunidad de siempre.
En los últimos meses hemos asistido a todos tipo de violaciones que van desde ; asesinatos, torturas, encarcelamientos, allanamiento de domicilios, retenciones arbitrarias, secuestros, palizas, amenazas, coacciones, arrestos domiciliarios, acosos a las viviendas de los activistas, limitación de la libertad de movimiento y la prohibición extrema de casi todo (casi todos estos desmanes están registrados en las redes).
Como ejemplo de esta estrategia producto de la histeria y el nerviosismo que sufren las estructuras de ocupación del Majzen, sacudidas por los bombardeos del Ejército de Liberación Saharaui. Desde hace tres meses, Sultana y toda su familia sufren arresto domiciliario con vigilancia las 24 horas en su casa, con agresiones casi diarias a todos los miembros de la familia y las personas que los visitan.
Hace aproximadamente 15 años, Sultana Jaya llego a Barcelona con el globo de su ojo reventado por dos desalmados verdugos de la gendarmería marroquí, después de muchos meses de atenciones médicas y seguimiento, los médicos al final consiguieron ponerle una prótesis para sustituir el ojo que aquellos bárbaros y sanguinarios policías explotaron sin ningún tipo de consecuencia, como suele ser habitual en el reino de las injusticias y los abusos.
El pecado de Sultana, fue participar en una manifestación pacifica universitaria que demandaba la aplicación de la legalidad internacional en el Sahara Occidental, pero ni ella ni ninguno de sus compañeros se imaginaban que iban a aparecer un grupo de bestias salvajes vestidos de uniforme a agredirlos de forma gratuita.
Desde entonces Sultana se ha dedicado a difundir la lucha de su pueblo y en especial las violaciones y atropellos sistemáticos e impunes que practican las fuerzas militares que ocupan más del 70% del territorio del Sahara Occidental. Ha asistido a infinidad de foros internacionales donde ha dejado plasmado su testimonio de las graves extralimitaciones que sufre la población Saharaui en las zonas ocupadas. Lo que la ha llevado a sufrir en estos 15 años de activismo, en reiteradas ocasiones, infinidad de abusos y excesos por parte de las autoridades de ocupación.
El viernes pasado el grupo de matones del Majzen que llevan tres meses apostados en la puerta de la casa de la familia Jaya, su desesperación y agitación les llevo a agredir a toda la familia, llevándose la peor parte Sultana y su hermana Luaara. Si hace 15 años un golpe de porra le exploto el ojo, ahora ha sido una piedra la que casi le revienta el ojo que le quedaba. Su imagen, con el ojo sano oculto entre hematomas e hinchado, ha recorrido estos días las redes, cosechando una enorme solidaridad entre los internautas e incluso de algunos medios de comunicación. Pero, ningún tipo de denuncia ha impedido que los sádicos del Majzen sigan asediando a Sultana y a toda la población civil Saharaui y no pararan hasta dejarla ciega, como ya le han advertido en muchas ocasiones, en los videos grabados por ella misma en la puerta de su casa.
Es por ello, que tanto el Frente Polisario como todas las Asociaciones de defensa de los derechos humanos en el territorio han lanzado un SOS a una intervención urgente para parar el asedio y la intimidación que padece la población civil Saharaui en las zonas ocupadas. El Sahara Occidental, como territorio bajo supervisión internacional y con presencia de fuerzas internacionales, debe estar sujeto a la creación de una comisión internacional e independiente de esclarecimiento y denuncia de los abusos que sufre la población civil.
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