Por H.Mohamed/ECS
El gasoducto (Magreb-Europa), inaugurado por primera vez en 1996, transporta el gas desde la planta de gas de Hassi R¨Mel en Argelia a través de Marruecos hasta España. Al transportar más de 13.000 millones de metros cúbicos de gas, Marruecos se beneficia de un canon equivalente al 7% del volumen anual. De este modo, Marruecos se beneficia de más del 45% de su consumo de gas suministrado por este canon, lo que supone un gran beneficio para la economía marroquí, especialmente durante el periodo invernal. Renovado en 2011, el contrato termina este año. Mientras tanto, Argelia ha inaugurado un nuevo gasoducto en Beni Saf (Medgaz) capaz de suplir el fin del contrato Magreb-Europa, así como el aumento del GNL argelino. Así, si Argelia decide no renovar el contrato, Marruecos se encontraría en grandes dificultades, ya que tendría que comprar casi la mitad de su consumo de gas en un mercado de gas indexado en el Brent, en continua subida, y sin el apoyo de España, que ya tiene asegurada la recuperación de sus acciones sin el Magreb-Europa.
Ante la búsqueda de nuevos socios que reduzcan la dependencia del gas ruso, Argelia se ha consolidado como un suministrador estratégico para la Unión Europea en materia de seguridad energética. El país africano, noveno exportador mundial de gas, ha fraguado considerable relación de interdependencia a ambas orillas del Mediterráneo y ha revalorizado la importancia geoestratégica de este país para el conjunto de la Unión Europea.
El país magrebí representaba el 40%-59% de las importaciones de gas natural de España, lo que consolidaba a Argelia como el tercer suministrador de la UE, por detrás de Noruega y Rusia, que abastecen el 34,1% y 39,7% a toda la Unión Europea.
Si centramos el foco en los países del sur del viejo continente, observamos que España, principal socio comercial argelino, es destino de un 17,4% de las exportaciones en Europa e importa el 59% del gas natural que entra al país. En Italia, Portugal y Francia el gas argelino también representa una cuota muy importante: 16%, 15% y 9,4%, respectivamente. El gas y el petróleo en Argelia han sido los pilares fundamentales sobre los que se ha basado la economía del país desde su independencia en 1962 y es miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo desde 1969, como tantos otros países africanos ricos en recursos naturales.
La Unión Europea importa el 53% de la energía que consume, una cifra que asciende al 90% si nos referimos exclusivamente crudo y al 66% en el caso del gas natural. En esta manifiesta dependencia energética del exterior, la gran potencia de la vieja URSS sobresale como el principal suministrador, con un 31% de las importaciones europeas de petróleo y con casi el 40% de gas natural. En algunos países miembros, como en los bálticos, la dependencia ha sido tradicionalmente total.
Por su parte, el país, que en extensión, es el más grande del continente africano y que sostiene una fuerte relación con los rusos desde el pasado siglo, confía el 30% de su PIB a las exportaciones de gas y petróleo, una cifra que considera la imperiosa necesidad de estar a la vanguardia de las diversificaciones en este amplio sector. De este modo, coloca a la UE como principal referente socio-económico, en aras de reforzar acuerdos geoestratégicos y de expandir así su mercado de energía.
La UE, en medio de la ambición geoestratégica de dos grandes potencias, no quiere nuevas infraestructuras gasistas innecesarias de EEUU, pero tampoco quiere tener una dependencia excesiva de Rusia, que la debilita y expone a tensiones políticas y comerciales.
Entre tanto, Marruecos y Argelia mantienen una soterrada disputa sobre el futuro del gasoducto del Magreb (GME), una de las principales vías de suministro de gas a España, ya que la posible ampliación de capacidad de la otra vía, la argelina de Medgaz, podría comprometer a la primera. El próximo 20 de marzo vencerá el acuerdo que permite el tránsito de este hidrocarburo por Marruecos.
El nuevo gasoducto Medgaz es uno de los vínculos históricos entre España y Argelia.
A través de sus 210 kilómetros de recorrido submarino a 2.160 metros de profundidad, el gasoducto une el puerto de Beni Saf con la playa almeriense del Perdigal. La inversión prevista para su construcción rondó los 900 millones de euros en los que se emplearon más de 2.000 trabajadores. Este ‘tubo’ puede llegar a inyectar directamente 8.000 millones de metros cúbicos al año desde África a Europa. España y Argelia se convierten así en el nexo energético perfecto entre dos continentes.
Dentro de este juego, Enagás, empresa semipública participada por la SEPI, aterrizó en septiembre de 2018 en Marruecos junto con Elecnor y Fomento para formar un consorcio asesorado por el ex Ministro de Exteriores Miguel Angel Moratinos en su nuevo papel de lobista, para desarrollar un proyecto de ingeniería y una planta de tratamiento de gas para la británica Sound Energy. Este nuevo gasoducto tenia el objetivo de conectar el pozo británico con el tubo del Magreb-Europa (GME).
Sonatrach, por su lado ha comenzado la construcción de un nuevo gasoducto que podría desviar flujo del GME hacia el Medgaz, lo que supone una amenaza en la reducción del tránsito de gas por la vía marroquí, demostrando así que la compañía argelina tiene interés en aumentar la capacidad de Medgaz. Subyaciendo el interés de convertir a España en un hub de gas en el sureste de Europa, que sirva como alternativa a la dependencia de las rutas rusas, Cepsa (que vende parte de su participación en Medgaz) no quiere realizar inversiones hasta asegurarse que se desbloquea el gasoducto Midcat que conecta España con Francia, y que sería el tubo de tránsito hacia centro Europa.
El diario digital argelino Algeriepatriotique obtuvo acceso a una "nota informativa" secreta, cuyo contenido indica claramente que la expansión en la industria energética y solidez ruso-argelina perturba a altos mandos y cargos de Marruecos, país aliado de Francia. En este contexto, no debemos olvidar la posición de Gazprom en Argelia, a sus futuros de gas, sus exploraciones y derechos consiguientes, todo lo cual le proporciona una posición ventajosa en el mercado mundial. Sin olvidar las recompras del gas no vendido por Argelia en determinadas épocas del año y su envío por otros actores a terceros países.
En la nota, de la cual el rotativo argelino tiene acceso, sus autores, presumiblemente los servicios secretos marroquíes (L'DGED), se refieren a los comentarios de Chakib Khelil. La nota titulada "Diplomacia del gas y relaciones argelino-rusas" se centra en un editorial que transmite una declaración del ex ministro de Energía "en la radio argelina" de que Chakib Khelil condiciona la firma de un acuerdo estratégico sobre energía con Europa para la libre circulación de ciudadanos argelinos entre los países de Europa. "La posición rusa, agregan los autores del documento, para las más altas autoridades marroquíes, es tanto más delicada como sus reservas están en declive y está en una lógica de carrera contrarreloj para establecer en el corto plazo una posición de negociación ventajosa con respecto a Europa". Y agrega: "Argelia es, por lo tanto, una válvula de seguridad. Este mapa argelino puede ser avanzado por Europa para perturbar las creencias de los rusos sobre la viabilidad de su posición estratégica".
Aunque sin ir más lejos, en una conferencia de prensa en Argel el pasado 24 de enero de 2019, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, destacó la importancia de la coordinación con Argelia en el ámbito energético, en relación con el mercado del gas natural, Lavrov dijo que Argelia y Rusia tienen que coordinar su labor y esfuerzos en energía, incluyendo en el Foro de Países Exportadores de Gas. El ministro, dijo que los dos países han establecido medios tangibles para realizar los objetivos contenidos en la declaración conjunta de asociación estratégica y de establecer la oportunidad de impulsar lazos económicos de gran escala. Dicho acuerdo de asociación fue firmado en Rusia en abril de 2001. Del devenir político y económico de Argelia dependerá en buena medida su condición de país estratégico para la Unión Europea en materia de seguridad energética.
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