Ali Mohamed.
ECS. Madrid. | Argelia es mencionada públicamente por primera vez por un alto funcionario israelí como fuente de "preocupación" para su país, y lo hace desde la capital marroquí, Rabat.
El ministro israelí de Relaciones Exteriores, Yair Lapid, realizó una visita histórica a Marruecos ocho meses después de la firma de los Acuerdos de Abraham, que prevén el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países y el reconocimiento por parte de Estados Unidos de la supuesta soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental.
Las dos partes acordaron durante la visita abrir sus respectivas embajadas. Mientras tanto, se inauguró en su lugar una oficina de enlace israelí en Rabat.
En un contexto dominado por la tensión entre Argelia y Marruecos, y la ofensiva argelina para bloquear la admisión del estado judío como miembro observador de la Unión Africana, la visita le brindó la oportunidad de atacar de frente a Argelia y de paso, contentar a su anfitrión.
El jueves, al final de su visita a Marruecos, Yair Lapid dijo a la prensa haber planteado a su homólogo marroquí sus "preocupaciones sobre el papel que juega Argelia en la región, su acercamiento con Irán y la campaña que lideró rechazando la admisión de Israel como miembro observador de la Unión Africana”.
Estas serias declaraciones se hacen en suelo marroquí dos semanas después de la “mano extendida” del rey de Marruecos al presidente argelino para el acercamiento de la apertura de la frontera entre los dos países norteafricanos.
En su discurso con motivo de la fiesta del trono, el 31 de julio, Mohamed VI propuso "trabajar en conjunto" con Argelia y "sin condiciones" para el establecimiento de relaciones bilaterales basadas en la confianza, el diálogo y la buena vecindad.
Tensiones entre Argelia y Marruecos.
La respuesta de Argelia llegó a través de la revista oficial del Ejército argelino ''El Djeich'', bastante reveladora, donde recordó los repetidos ataques de Marruecos contra Argelia, y posteriormente a través de la voz del presidente Abdelmajid Tebboune, quien criticó a Marruecos por no haber hecho nada después de un grave desliz de su diplomático en la ONU, Omar Hilale.
"Un diplomático marroquí hizo declaraciones serias, tras lo cual citamos a nuestro embajador en Rabat para consultarlo y aconsejamos ir más allá, pero no hubo reacción de Marruecos", respondió Tebboune el 8 de agosto durante una reunión con la prensa.
El 14 de julio, el representante de Marruecos ante las Naciones Unidas atacó seriamente la integridad del territorio argelino al distribuir una nota a los representantes de los países miembros del movimiento de Países No Alineados, pidiendo la autodeterminación para el "valiente pueblo de la Cabilia".
Dos días después, la prensa mundial reveló un gigantesco escándalo de espionaje que involucraba a Marruecos. Los servicios secretos del país habían utilizado un software israelí llamado Pegasus para espiar miles de teléfonos de opositores, periodistas críticos y funcionarios extranjeros. Con 6.000 teléfonos enlistados, algunos de los cuales pertenecen a altos funcionarios militares y políticos, Argelia es el país más afectado y espiados por esta vasta operación de espionaje.
En cuanto a la admisión de Israel en la Unión Africana como miembro observador, la Embajada de Argelia en Addis Abeba firmó el 3 de agosto con otras seis representaciones diplomáticas extranjeras (Egipto, Túnez, Islas Comoras, Djibouti, Libia y Mauritania) una nota en desaprobación de la decisión del Presidente de la Comisión de la UA, Moussa Faki, subrayando que se hizo sin consultar a los estados miembros.
El 7 de agosto, estos últimos accedieron a su solicitud de incluir el tema en la agenda de la próxima sesión del Consejo Ejecutivo del organismo panafricano y discutirán dicha membresía de un estado que nada más llegar a la UA exigió junto a Marruecos la expulsión de un miembro fundador, la República Saharaui.
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