Anthony Blinken sugiere a Rabat que se tome en serio las negociaciones con el Frente Polisario.
Por H. Mohamed /ECS
Madrid (ECS). - El secretario de Estado, Anthony Blinken, acaba de dar un revés a las peticiones que le trasladó el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, durante una visita en Washington el pasado 23 de noviembre. Un auténtico revés para las ambiciones de Mohamed VI en plena crisis diplomática por el Sáhara Occidental en la que ha arrastrado a dos de sus socios europeos más importantes: España y Alemania. El pasado 10 de diciembre de 2020, Trump anunció mediante la red social de Twitter que había firmado un mandato mediante el cual reconocía la soberanía de Marruecos sobre la antigua colonia española del Sáhara Occidental. 11 meses después de esa “declaración”, Nasser Bourita acudía al Departamento de Estado americano para ahondar en ese reconocimiento y anunciar la construcción y apertura de un consulado estadounidense en la ciudad saharaui de Dajla, propuesta que no fue llevada a cabo por EEUU, según releva El Confidencial.
Según la exclusiva del diario español El Confidencial, el Secretario de Estado respondió a su homólogo que EEUU sólo profundizará en dicho proyecto si Marruecos se sienta a negociar con el representante legítimo del pueblo saharaui, el Frente Polisario, ahora que el recién nombramiento de Staffan de Mistura como enviado especial de las Naciones Unidas para el Sáhara Occidental (MINURSO) es una realidad.
Cabe recordar que la tarea de de Mistura será complicada por la posición de bloqueo y rechazo a las negociaciones por parte de Rabat desde hace ya tres años, abandonando las negociaciones y principios basados en el diálogo y en la paz. Con la reanudación del conflicto armado desde que Rabat violara el alto el fuego hace casi un año en la zona de El Guerguerat, se libra una batalla en la que el Frente Polisario no dará marcha atrás.
El jefe de la diplomacia norteamericana respondió con un rechazo rotundo a la petición marroquí de presionar a los países europeos y africanos para reconocer la soberanía marroquí sobre la antigua colonia española conocida antes como la provincia nº 53. Ningún país europeo, ni siquiera su clásico aliado Francia, se ha animado a dar ese paso.
Tras acumular varios reveses diplomáticos, Rabat comenzó a librar una especie de crisis tensando las relaciones con su vecino del mediterráneo España y la potencia europea de Alemania, llegando incluso a permitir el paso hacia España de miles de inmigrantes menores para presionar al gobierno español en su posición respecto al Sáhara Occidental y su recibimiento de Brahim Ghali para ser atendido por las autoridades sanitarias españolas.
Otro obstáculo que sorprendió a Rabat el pasado 29 de septiembre fue la decisión del Tribunal General de la Unión Europea de anular los acuerdos de asociación y pesca con Marruecos ya que incluían regiones territoriales y aguas saharauis cuya población legítima no había dado su consentimiento ni obtiene beneficios de los mismos. Pero la ambigüedad estadounidense en su posición respecto a su relación con Marruecos no termina ahí, en la cumbre virtual de las democracias que se celebra los próximos días 9 y 10 de diciembre, Marruecos fue rechazado para que participara tras la petición de Bourita a Blinken.
Washington preocupada por las violaciones de los DD.HH en Marruecos.
En unas declaraciones, el portavoz del Departamento de Estado de EE.UU, Ned Price, manifestó su “decepción” por las condenas de los periodistas marroquíes Omar Radi (a seis años de cárcel), Souleiman Raissouni (cinco años) e Imad Stitou, a un año, el junio pasado. Un pronunciamiento que enfureció a la prensa marroquí, ya que ningún estado europeo, ni siquiera el gobierno español, se ha atrevido a denunciar en público el encarcelamiento injusto e ilegal de periodistas en Marruecos por ejercer su profesión, siendo los casos numerosos.
Pese a todo, la ambigua relación Washington-Rabat no pasa por un altibajo, prueba de ello es la reciente venta de baterías de misiles Patriot que el Pentágono aprobó en noviembre a las Fuerzas Armadas marroquíes, así como numerosos acuerdos en materia militar y defensa para financiar el ejército marroquí y el muro que divide el Sáhara Occidental.
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