Bruselas (ECS).- Lo menos que se puede decir del escándalo del Qatargate es que todos los logros que Marruecos consiguió mediante la corrupción y el cabildeo desaparecieron como por magia. De la noche a la mañana, la cuestión del Sáhara Occidental empezó a ocupar las portadas de la prensa internacional cuando se descubrió que el conflicto que opone a marroquíes y saharauis es el principal motivo detrás de las actividades de soborno marroquíes.
En medio de los discursos sobre la necesidad de establecer reglas de conducta para garantizar el respeto de la ética y la moral de los eurodiputados, los políticos europeos descubren el abominable crimen cometido contra el pueblo saharaui. El dinero de los marroquíes es el que hizo que el Parlamento Europeo ignore los dictámenes de la Corte Europea de Justicia sobre los acuerdos firmados con Marruecos y la exploación de los riquezas naturales de un territorio clasificado no autónomo por la ONU y cuyo destino depende de la ONU.
Movida por remordimientos de conciencia, la Unión Europea intenta hacerse perdonar y decide otorgar una ayuda humanitaria a favor de los refugiados saharauis que viven en el más inhóspito de los desiertos argelinos, la "hamada" de Tinduf, desde hace más de 48 años. La fragancia del delito podría empujar los eurodiputados a lavar su conciencia con otros gestos hacia los pueblos saharaui y marroquí como el de la resolución que condena la situación de los derechos humanos en Marruecos.
Así, se asignarán 382,2 millones de euros de financiación humanitaria de la UE en Oriente Próximo y el Norte de África para hacer frente a la actual crisis regional en Yemen, Siria y sus países vecinos, así como a la crítica situación de los refugiados saharauis, según informó Bruselas en un comunicado.
Parece ser que la vieja Europa no es la única que siente remordimientos al respecto. Una sorprendente noticia vino de la instancia de la ONU que durante años conspiró contra la causa saharaui gracias a la corrupción, el Alto Comisariado para los Derechos Humanos. En su informe anual ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, su máximo responsable, Volker Türk, recordó ayer que la oficina que dirige desde 2022 lleva ocho años sin llevar a cabo misiones al Sáhara Occidental, y consideró muy importante poder volver a hacerlo.
"Dado que la visita más reciente de la oficina se produjo hace ocho años, es crucial que podamos de nuevo llevar a cabo misiones significativas en la región", indicó el responsable onusino.
Todo esto sucede en un momento en el que se acerca la cita anual del expediente saharaui con el Consejo de Seguridad. Probablemente, Nueva York nos reserve otras sorpresas. Sin lugar a dudas, en Rabat, los cabecillas del Majzén pasan uno de sus peores momentos y las expectativas no son prometedoras.
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