Por Lehbib Abdelhay
A finales de 2021, el FMI otorgó una asignación general de derechos especiales de giro de 650 mil millones de dólares a sus países miembros para aumentar la liquidez en aquella época de crisis. Marruecos, país miembro del FMI devastado por una crisis económica y con una cuota del 0,19%, recibió entonces 1.200 millones de dólares, o 10.500 millones de dirhams (moneda nacional). Esta asignación permitió a Marruecos fortalecer sus reservas de divisas a un nivel de 328,5 mil millones de dirhams hasta fines del mismo año, según las previsiones del Banco Central.
Crisis económica y un inminente estallido social
La alarmante situación en Marruecos podría ser el preludio de una revuelta social que probablemente dará el toque de gracia a un simulacro de estabilidad política que la monarquía está luchando por camuflar por todos los medios posibles a su alcance.
Se podría argumentar que los esfuerzos del régimen de Mohamed VI para ocultar la crisis que desgarra al país no serán suficientes para evitar el riesgo real de un estallido social, cuyas semillas están en las regiones abiertas, donde la precariedad erosiona a las poblaciones. Numerosos indicadores podrían corroborar este dato de la situación en Marruecos.
Uno de los indicadores se refiere al deterioro de las condiciones socioeconómicas de las poblaciones desfavorecidas. En la ley de finanzas de 2021 se observó al alza el déficit presupuestario y aumentó la deuda estatal del 65% al 76% del PIB, superando así el estándar del 60%, que pone al Reino en números rojos.
Además, el sector informal en Marruecos representa el 29% del PIB. Y eso no es todo. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), este mismo sector informal absorbe el 80% de la población activa en Marruecos.
Estas cifras espantosas corren el riesgo de ampliar aún más la brecha de las desigualdades entre ricos y pobres, y aumentar la vulnerabilidad a la tasa de pobreza de las poblaciones que sufren cada vez más la marginación y exclusión social.
La tasa de desempleo en Marruecos se acerca ahora al 15%, alcanzando el 33,2% entre los jóvenes y el 22,5% entre los graduados, según cifras oficiales. A la vista de estos datos, la crisis socioeconómica podría exacerbar la frustración social y reavivar la protesta, que ha ido en aumento en los últimos años.
Del lado del poder oficial, cada vez más febril ante cualquier forma de protesta, el Reino se presenta como un remanso de paz y libertad donde las reformas políticas, económicas y sociales llevadas a cabo por la monarquía están en pleno apogeo, haciendo de Marruecos un "modelo" a seguir en la región. De hecho, la propaganda mediática, a menudo transmitida por pseudointelectuales de servicio, no pierde la oportunidad de destacar los "grandes proyectos" lanzados por el régimen, comenzando por las infraestructuras urbanas, cuando bastaba con unos pocos minutos de lluvia para inundar las calles del país y cortar varias ciudades del reino.
0 Comentarios