La tensión sigue en aumento en el Sáhara Occidental y, aunque la vía diplomática se mantiene como la apuesta firme del Frente POLISARIO para lidiar con la situación, Marruecos ha comenzado a reforzar militarmente el muro militar con la acumulación de tropas cerca de la línea de separación.
Marruecos desplazó esta semana más tropas a los sectores norte, centro y sur del Sáhara Occidental. En el día de hoy fueron avistados al menos un batallón en Guelta-Zemmur y en Mahbes, concretamente en la base número 22 situada en Chedhmia, donde el Ejército marroquí acantonó en este lugar miles de tropas.
Por Sidi Maatala
Madrid (ECS) | Fuentes sobre el terreno informan sobre la llegada a las inmediaciones del muro militar que divide el Sáhara Occidental de formaciones militares marroquíes desplazadas hacia Guelta-Zemmur, Auserd y Mahbes. Cabe destacar que el Ejército de ocupación marroquí inició el pasado lunes ejercicios tácticos con fuego real en Mahbes. Y en la mañana de hoy 10 de enero, fueron observados en los límites de Guelta formaciones militares compuestas por al menos 16 tanques, obuses autopropulsados y blindados de intervención rápida.
No se descarta un supuesto plan marroquí, que consiste en la salida de sus tropas al este del muro para atacar a las fuerzas del Ejército de Liberación Popular Saharaui (ELPS) posicionadas en los territorios liberados del Sáhara Occidental.
Marruecos desplaza y acantona más tropas en las inmediaciones del muro en el Sáhara Occidental
Ayer, el líder del Frente POLISARIO, Brahim Ghali, en un discurso ante los embajadores y delegados del Frente POLISARIO y la RASD acreditados en los distintos países, advirtió a Marruecos sobre cualquier intento de cambiar el enfoque del conflicto y que cualquier decisión errónea e imprudente, tendrá graves consecuencias.
La ruptura del alto el fuego entre Marruecos y el Frente POLISARIO el 13 de noviembre de 2020 tras ataque marroquí contra civiles en la brecha ilegal de El Guerguerat avivó el enfrentamiento armado entre las dos partes en el conflicto. El cese del alto el fuego firmado en 1991 bajo los auspicios de Naciones Unidas saltó por los aires tras la agresión marroquí en Noviembre de 2020.
Paralelamente, Rabat inició este lunes unas maniobras de gran envergadura en el límite del muro (línea de separación) que divide el territorio saharaui, en los que participan miles de tropas, tanques, obuses autopropulsados y blindados de apoyo, según precisó una fuente de seguridad a ECSAHARAUI. Otro alto funcionario del Frente POLISARIO, no obstante, reiteró que no necesariamente se plantea una invasión por parte de Marruecos de los territorios liberados del Sáhara Occidental y defendió que debido a los continuos ataques del Ejército Saharaui, el mando militar marroquí decidió sacar de sus trincheras a sus tropas para "mostrar músculo". Además, sostuvo que "la escalada de tensión obedece a las acciones hostiles que efectuó Marruecos en los últimos días al atacar a civiles con drones.''
No obstante, fuentes diplomáticas de alto nivel, afirmaron a este medio que no existen indicios de "ataque inminente" a los territorios liberados saharauis, y afirman que el Ejército Saharaui está preparado para cualquier eventualidad.
Marruecos; presa de su propia trampa en el Sáhara Occidental
Ante un aislamiento geopolítico cada vez más severo, Marruecos se ha convertido en la presa de su propia trampa en lo que concierne al Sáhara Occidental. Su gestión del conflicto desde que violó el alto el fuego y restalló la segunda etapa de la guerra en Noviembre de 2020 ha debilitado la posición de Rabat en la región y contribuido a su distanciamiento con sus socios tradicionales. Además, las tumultuosas relaciones que creó con el fin de imponer y normalizar su ocupación militar también contribuyeron a reforzar este aislamiento. Y el apoyo a sus tesis expansionistas de estados con poca proyección en la escena internacional lo aíslan aún más.
La política exterior adoptada por el régimen marroquí respecto al territorio que ocupa no ha hecho más que acentuar este aislamiento, una diplomacia a contracorriente caracterizada por una actitud irascible y hostil hacia muchos países que no pisotean el derecho internacional. Este enfoque ha llevado a un creciente antagonismo con estados vecinos clave como España, Argelia y Mauritania. Las acusaciones de conspiración y desestabilización lanzadas contra estos países han empañado las relaciones de Argel y Madrid con ellos, y últimamente Mauritania. Además, esta política conflictiva no hace más que reforzar las percepciones negativas de Marruecos en la escena internacional, limitando sus oportunidades de cooperación e inversión así como las de ser un socio fiable. Un deterioro de sus relaciones internacionales que tiene implicación directa en su capacidad de influencia política y diplomática en los diversos organismos internacionales.
Pese a todo, Estados Unidos intenta sacarlo del abismo e invitarle a reconsiderar su obcecación contra los saharauis y dejar de ser una amenaza para la estabilidad de una región precisamente estancada por su ocupación, especialmente a la luz de los actuales acontecimientos militares, lo que Rabat no consigue porque está liderado por un rey demasiado orgulloso.
Señalado por espiar a España, Francia, Bélgica, Alemania y de sobornar al Parlamento Europeo, Rabat tiene muy difícil volver a reconstruir las relaciones sólidas que antaño había disfrutado con una UE que hacía la vista gorda a sus desmanes en el territorio ocupado del Sáhara Occidental y lo colmaba de subvenciones millonarias para frenar la inmigración irregular.
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