Madrid, 25 mayo de 2019. -(El Confidencial Saharaui).
Por Lehbib Abdelhay/ECS.
Por Lehbib Abdelhay/ECS.
Militar saharaui/Ana Karina Delgado |
Hasta cierto punto puede resultar paradójico el hecho de que el pueblo saharaui pase a la acción y a la lucha armada a consecuencia de la incoherencia política del Gobierno, abandonista e integrista, de España en su tratamiento a la cuestión saharaui a lo largo de los años.
La posición española ante la ONU produce una reacción muy desfavorable para los saharauis, al parecer cada vez más claro el apoyo de España a la posición marroquí en este conflicto que data desde 1975 tras la inacabada descolonización de la última colonia de África.
En 1979 el Tribunal de los Pueblos (antiguo Bertrand Russell) había dictaminado su apoyo a la causa saharaui, añadiendo además que considera nulos los acuerdos de Madrid de 1975- tesis que ya había sido expuesta en España- por ir en contra de una norma imperativa de derecho internacional, según el convenio de Viena, cual la de la autodeterminación de los pueblos, que convierte en inválidos los acuerdos suscritos en contra de tal autodeterminación.
La España oficial siempre ha manifestado su apoyo al enviado de la ONU para una solución pacífica justa duradera y mutuamente "aceptable" que prevea la libre determinación del pueblo saharaui en el marco de la resoluciones de la ONU y de la carta del derecho internacional. Y aún así, los diferentes gobiernos de España (PP y PSOE) siempre han demostrado lo contrario. España ha apoyado a Marruecos en su momentos difíciles en tema del Sáhara Occidental.
En su increíble dejadez, en una política de pánico insuperable ante el sátrapa marroquí que no solo se permite desoír una y otra vez las resoluciones del máximo órgano de jurisdicción universal (la ONU) sino que se atreve a presionar y chantajear permanentemente a los dirigentes españoles en base sin duda al permanente apoyo que recibe del imperialismo estadounidense y a la reconocida debilidad militar española.
Aunque periódica y tímidamente las instituciones españolas, presionadas por los grupos parlamentarios y más que nada para cubrir un expediente asaz vergonzoso, se permiten reconocer la responsabilidad que arrastra todavía a día de hoy el Gobierno español en el conflicto saharaui.
A punto de cumplirse 28 años desde que el Frente Polisario y Marruecos firmaran el alto el fuego, y no hay resolución en el horizonte. Las recientes manifestaciones en los territorios ocupados del Sáhara Occidental, la posición de Estados Unidos, la UA y los logros diplomáticos a nivel nacional e internacional ponen en evidencia el fracaso estrepitoso de la diplomacia marroquí en el contencioso. Y aún así España continúa con su apoyo incondicional a Marruecos; un país que viola de forma sistemática los Derechos Humanos.
En este sentido, presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en su última visita a Marruecos en noviembre de 2018, ha afirmado hasta en dos ocasiones que la posición española sobre el Sáhara Occidental sigue siendo la misma desde hace décadas, después de que el primer ministro marroquí, Saad Dine El Otmani, le haya agradecido públicamente "haber apoyado la postura marroquí.
La posición española ante la ONU produce una reacción muy desfavorable para los saharauis, al parecer cada vez más claro el apoyo de España a la posición marroquí en este conflicto que data desde 1975 tras la inacabada descolonización de la última colonia de África.
En 1979 el Tribunal de los Pueblos (antiguo Bertrand Russell) había dictaminado su apoyo a la causa saharaui, añadiendo además que considera nulos los acuerdos de Madrid de 1975- tesis que ya había sido expuesta en España- por ir en contra de una norma imperativa de derecho internacional, según el convenio de Viena, cual la de la autodeterminación de los pueblos, que convierte en inválidos los acuerdos suscritos en contra de tal autodeterminación.
La España oficial siempre ha manifestado su apoyo al enviado de la ONU para una solución pacífica justa duradera y mutuamente "aceptable" que prevea la libre determinación del pueblo saharaui en el marco de la resoluciones de la ONU y de la carta del derecho internacional. Y aún así, los diferentes gobiernos de España (PP y PSOE) siempre han demostrado lo contrario. España ha apoyado a Marruecos en su momentos difíciles en tema del Sáhara Occidental.
En su increíble dejadez, en una política de pánico insuperable ante el sátrapa marroquí que no solo se permite desoír una y otra vez las resoluciones del máximo órgano de jurisdicción universal (la ONU) sino que se atreve a presionar y chantajear permanentemente a los dirigentes españoles en base sin duda al permanente apoyo que recibe del imperialismo estadounidense y a la reconocida debilidad militar española.
Aunque periódica y tímidamente las instituciones españolas, presionadas por los grupos parlamentarios y más que nada para cubrir un expediente asaz vergonzoso, se permiten reconocer la responsabilidad que arrastra todavía a día de hoy el Gobierno español en el conflicto saharaui.
A punto de cumplirse 28 años desde que el Frente Polisario y Marruecos firmaran el alto el fuego, y no hay resolución en el horizonte. Las recientes manifestaciones en los territorios ocupados del Sáhara Occidental, la posición de Estados Unidos, la UA y los logros diplomáticos a nivel nacional e internacional ponen en evidencia el fracaso estrepitoso de la diplomacia marroquí en el contencioso. Y aún así España continúa con su apoyo incondicional a Marruecos; un país que viola de forma sistemática los Derechos Humanos.
En este sentido, presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en su última visita a Marruecos en noviembre de 2018, ha afirmado hasta en dos ocasiones que la posición española sobre el Sáhara Occidental sigue siendo la misma desde hace décadas, después de que el primer ministro marroquí, Saad Dine El Otmani, le haya agradecido públicamente "haber apoyado la postura marroquí.