● Ali Saadouni, condenado a cinco meses, fue amenazado con ser acusado de trafico de drogas si continuaba con su activismo por la autodeterminación del Sáhara Occidental.
● Ha sufrido tortura y malos tratos y sufrió otra condena de un año y seis meses.
Madrid, 14 Junio de 2019. -( El Confidencial Saharaui)
Alfonso Lafarga.- Contramutis
El 11 de abril de 2019 Ali Saadouni decidió colocar la bandera de su país en una rotonda de El Aaiún, la capital del Sáhara Occidental, donde la población saharaui espera que se cumplan las resoluciones de la ONU y poder ejercer su derecho a la autodeterminación, que la ocupación marroquí impide. Ahora ha sido condenado a cinco meses de cárcel por tráfico de drogas, lo que él niega.
Saadouni, que pertenece a un grupo de saharauis que rechazan la documentación marroquí y defienden el derecho a la autodeterminación por medio de acciones no violentas, y Khalinhna Elfak colocaron seis banderas saharauis y después cantaron “Labadil Labadil aán takrir al masir” (no hay solución sin la autodeterminación).
Todo esto fue grabado y después difundido por las redes sociales
Al día siguiente Saadouni y Elfak fueron detenidos por policías de paisano en una calle de El Aaiún; Elfak fue dejado en libertad en otra calle y Saadouni estuvo desaparecido hasta el día 13, en que fue presentado ante un tribunal de primera instancia e ingresado en la cárcel Negra bajo la acusación de “posesión de drogas, asalto y agresión contra un policía marroquí”.
La defensa de Saadouni pidió la comparecencia del supuesto policía agredido y de los testigos de la detención, pero la Fiscalía se negó rotundamente.
Algunos familiares relataron que les contó haber estado “en un infierno”: “Le colgaron boca bajo durante horas, estaba deseando la muerte para descansar de las torturas”,
Ali Saaduni |
No ha sido la primera vez que la policía marroquí ha utilizado las drogas para amedrentar a este destacado activista de DDHH, que practica la resistencia pacífica y ha denunciado la indiferencia de la Misión de las Naciones Unidas (MINURSO) en el territorio a través de colocación de banderas de la República Saharaui en sus coches.
Ya en 2015 fue detenido durante 48 horas, sufrió tortura y maltratos y se le amenazó con ser acusado de posesión de drogas, como se hace con otros activistas. Lo denunció Reporteros Sin Fronteras (RSF) al referirse a la persecución que sufren los periodistas saharauis: son acusados de presuntos delitos cada vez más “creativos”, como a la periodista Nazha El Khalidi, a la que se imputa ejercer la profesión sin titulo oficial.
Saadouni volvió a ser detenido el 1 de diciembre de 2016 con los activistas Nouradin Elargoubi y Khaliehna Elfak y los tres fueron acusados de agredir a un agente de policía durante el ejercicio de sus funciones; en enero de 2017 les aplicaron una condena de un año y seis meses de prisión.
Trasladados a cárceles en territorio marroquí, lejos de sus familias, estuvieron en celdas de aislamiento, hicieron huelgas de hambre y padecieron las consecuencias de los malos tratos y la tortura.
Ahora, Saadouni, que negó las acusaciones y no firmó el atestado policial a pesar de las torturas infligidas, ha sido condenado con aquello con lo que en su día fue amenazado: trafico de drogas.
El Arte de birlibirloque
Cristina Martínez Benítez de Lugo.-
Es el arte de birlibirloque, practicado una y otra vez por las instituciones de justicia marroquí que hacen un flaco favor a su pueblo, denigrándole con su comportamiento bochornoso.
Pronuncian sentencias injustas a sabiendas en lugar de cargar contra los torturadores que han llevado al reo ante el juez.
Ali Saadouni no confesó a pesar de las torturas. Sus abogados, los letrados Bou Khaled y Bazaid, dejaron bien demostrado que se trataba de un proceso político cuyas acusaciones nada tenían que ver con las actividades políticas del Sr. Saadouni. Vamos, una venganza en toda regla.
Todos vimos el vídeo en que clavaba banderas en una glorieta. Le detienen al día siguiente de esta acción y le condenan por venta y uso de drogas.
Con supercherías como esta y tantas otras se ganan los marroquíes el respeto de la comunidad internacional. El 13 de junio se le entregó la sentencia firme: 5 meses.
No se permitió el acceso del público a la sala, sólo los dos abogados y el reo. Nadie le pudo dar ánimos. A pesar de su soledad, Saadouni se tiró más de un cuarto de hora cantando los himnos revolucionarios por la autodeterminación. Cuando le dieron la sentencia insistió en su inocencia y recordó su detención, evocando las torturas para que firmara el atestado de culpabilidad. Que no firmó.