Madrid, 30 Junio de 2019. - (ECSaharaui)
Por H. Mohamed/ECS.
Khadija Ryadi fue la primera mujer en llegar a la presidencia de la asociación de AMDH, cargo que ocupó durante cinco años hasta 2013. Creada en 1979, esta asociación celebra su cuarenta aniversario y es una de las dos ONG de derechos humanos más antiguas y con mayor implicación en el reino.
Esta asociación trabaja en diferentes aspectos políticos, sociales, económicos y culturales, así como la representación de mujeres, niños y migrantes. Cabe destacar que Marruecos es uno de los países con mayor desigualdad entre hombres y mujeres, y esta diferencia agrava aún más la vida de sus habitantes.
Una de cada dos mujeres en Marruecos sufre violencia de género según revela la segunda encuesta nacional publicada el pasado 14 de mayo por el Ministerio de Solidaridad, Familia y Desarrollo Social. La primera se efectuó en 2009 y fue publicada en 2012. La situación ha empeorado, según las cifras. En 2009, la violencia en espacios públicos era del 9,7%. Ahora es del 12,4%. Y en cuanto al porcentaje de mujeres que han denunciado a sus agresores, solo el 6,6% lo han hecho.
En Marruecos hay actualmente cientos de presos políticos. Por lo general, se trata de personas que reclaman derechos básicos y fundamentales, educación y salud digna, agua potable, el fin de la corrupción, etc...
Los recientes acontecimientos reafirman la inexistencia de voluntad política por parte del Estado de terminar con comportamientos propios de un estado autoritario, cuyas relaciones con los países vecinos y en África se deterioran más cada año. Las relaciones entre Argelia y Marruecos son tensas, por —entre otras causas, el conflicto del Sáhara Occidental y la televisión oficial marroquí muestra las manifestaciones en curso en Argelia para criticar al poder argelino descrito como autoritario, incluso dictatorial. Pero nunca veremos manifestaciones marroquíes en la televisión, ni los juicios a los que son sometidos los activistas, excepto cuando se trata de declaraciones oficiales que generalmente son descritas por el movimiento de derechos humanos como declaraciones difamatorias, que violan la presunción de inocencia.
La insurgencia popular ocurrirá en Marruecos, porque todas las razones que llevaron a la población a las calles en 2011 siguen presentes, e incluso han aumentado con la pobreza y el deterioro de los servicios públicos. La ausencia de iniciativa capaz de unir todas estas luchas y de federarlas retrasa esta explosión.
En Marruecos hay actualmente cientos de presos políticos. Por lo general, se trata de personas que reclaman derechos básicos y fundamentales, educación y salud digna, agua potable, el fin de la corrupción, etc...
La respuesta del Estado controlado por Mohamed VI ha sido frenar este fervor popular mediante persecuciones, torturas, detenciones arbitrarias y juicios políticos. En el Rif, en el norte de Marruecos, un movimiento fue desencadenado por la muerte de un pescadero, Mohcine Fikri. Este último quería recuperar sus bienes confiscados por las autoridades y arrojados a un contenedor, pero el contenedor lo aplastó y murió machacado, fue el 28 de octubre de 2016. Miles de personas salieron inmediatamente a las calles hasta mayo de 2017, cuando la represión policial hizo imposible continuar el movimiento.
Las penas son de hasta 20 años de prisión. Más allá del Rif, otras ciudades de Marruecos han experimentado protestas populares y han sufrido represión.
A la espera de un nuevo informe, La AMDH ha identificado a más de mil personas que han pasado por la cárcel a causa de las protestas sociales durante el Hirak en Marruecos entre 2017 y 2018.
La capacidad del estado alauita de oprimir y silenciar las protestas generalizadas ya por todo el país se demuestra una vez más cuando la policía hace una incursión en aldeas y pueblos del RIF cometiendo una transgresión a las libertades públicas y un ataque peligroso a los derechos fundamentales, los periodistas no son imparciales debido al miedo y al soborno por parte de la élite, y publicar, comentar o reproducir una manifestación de rebeldía o reclamo por las redes sociales puede tener consecuencias penales muy graves.
La insurgencia popular ocurrirá en Marruecos, porque todas las razones que llevaron a la población a las calles en 2011 siguen presentes, e incluso han aumentado con la pobreza y el deterioro de los servicios públicos. La ausencia de iniciativa capaz de unir todas estas luchas y de federarlas retrasa esta explosión.
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