Madrid, 26 Septiembre 2019. -( ECSaharaui)
Redacción A.Mohamed/ ECS .
El apartheid fue un sistema de segregación racial en Sudáfrica y Namibia, cuando este pertenecía al territorio sudafricano, este término significa en Afrikaans, variante sudafricana de los antiguos colonos holandeses, «condición de estar separados».
Años más tarde, en la Conferencia de Solidaridad Cubana-Sudafricana de 1995 Mandela diría que “los cubanos vinieron a nuestra región como doctores, maestros, soldados, expertos agrícolas, pero nunca como colonizadores. Compartieron las mismas trincheras en la lucha contra el colonialismo, subdesarrollo y el “apartheid”… Jamás olvidaremos este incomparable ejemplo de desinteresado internacionalismo”.
Gracias a su heroica colaboración, en la cual una vez más se demostró el noble internacionalismo de la Revolución Cubana, se logró mantener la independencia de Angola, sentar las bases para la posterior emancipación de Namibia y disparar el tiro de gracia en contra del “apartheid” sudafricano.
Cuba pagó un precio enorme por este noble acto de solidaridad internacional que, como lo recuerda Mandela, fue el punto de inflexión de la lucha contra el racismo en África. Entre 1975 y 1991 cerca de 450.000 hombres y mujeres de la isla pararon por Angola jugándose en ello su vida. Poco más de 2600 la perdieron luchando para derrotar el régimen racista de Pretoria y sus aliados.
Similitudes entre el apartheid en Israel y Sudáfrica
La relación de Israel con el régimen del apartheid comenzó a mediados de 1970, con el intercambio de tecnología militar y servicios de inteligencia. Para algunos funcionarios de ambos lados, había también un componente ideológico. El Primer Ministro Sudafricano Hendrik Verwoerd, afirmó que "los judios tomaron Israel a los árabes después que los árabes habían vivido allí durante 1.000 años. Israel, como África del Sur, es un Estado de apartheid".
Durante un período de unos 15 años, los ejemplos de la estrecha relación incluyeron un pacto en 1975 firmado por Shimon Peres y el entonces ministro de Defensa sudafricano PW Botha, y la colaboración de la industria de defensa israelí con el régimen de apartheid para eludir las sanciones internacionales. "La colaboración con el régimen racista de Sudáfrica" por parte de Israel fue condenada en la Asamblea General de la ONU.
Sin embargo, lo que realmente ha golpeado a muchos en Sudáfrica y en otros lugares, son las similitudes entre el sistema de apartheid allí instaurado y las actuales políticas de Israel hacia los palestinos. En 2007, el Relator de Derechos Humanos de la ONU, John Dugard, profesor jurídico de Sudáfrica y experto apartheid, dijo que "las leyes y prácticas de Israel" en los territorios ocupados "sin duda se asemejan en muchos aspectos al apartheid".
El elemento común de ambos sistemas es la consolidación y la aplicación de la desposesión, asegurar el control, acceso a la tierra y a los recursos naturales para un grupo a expensas de otro. Sin embargo, también hay diferencias importantes.
Mientras que el sistema de apartheid requería el trabajo de los sudafricanos de color, en las colonias sionistas en Palestina se considera a la población local no judía de manera muy diferente: como un grupo que debe ser expulsado y no explotado. La razón por la que hay hoy en día, dentro de las fronteras anteriores a 1967 de Israel, una mayoría judía es porque la mayoría de los palestinos que hubieran sido ciudadanos del nuevo estado fue objeto de una limpieza étnica, sus aldeas destruidas y sus tierras expropiadas.
Aunque hay muchos ejemplos de segregación de hecho y la discriminación institucionalizada en Israel antes de 1967, la comparación del apartheid realmente comenzó a tomar fuerza cuando Israel amplió su colonización y control de la Cisjordania ocupada y la Franja de Gaza.
El apartheid era, en cierto modo, un "Plan B": una forma de mantener la hegemonía y el control judío - la protección de la etnocracia.
Redacción A.Mohamed/ ECS .
El apartheid fue un sistema de segregación racial en Sudáfrica y Namibia, cuando este pertenecía al territorio sudafricano, este término significa en Afrikaans, variante sudafricana de los antiguos colonos holandeses, «condición de estar separados».
El apartheid designa las políticas raciales discriminatorias legalizadas del Gobierno de Sudáfrica que se aplicaron desde que en 1948 el Partido Nacional ganó las elecciones y hasta 1990. Se constituyó progresivamente a través de una serie de leyes promulgadas por Daniel Malan que prohibían los matrimonios mixtos y las relaciones sexuales interraciales, separaban a los grupos raciales (blancos, negros, indios y mestizos) en medios de transporte, centros sanitarios, lugares de ocio y escuelas, etc. Y, finalmente, en 1950 obliga a vivir en zonas prefijadas a cada uno de los cuatro grupos mediante la Groupe Action Act. El apartheid se convierte así en el prototipo de la discriminación racista del siglo XX.
Su propósito era conservar el poder para la minoría blanca (21 % de la población), que en otras condiciones habría perdido su posición de privilegio. Separaba las razas en el terreno jurídico (blancos, asiáticos, mestizos o coloured, bantúes o negros), estableciendo una jerarquía en la que la raza blanca dominaba al resto (Population Registration Act) y en el plano geográfico mediante la creación forzada de territorios reservados: los Bantustanes (Group Areas Act).
Desde 1952, la Asamblea General de las Naciones Unidas condenó anualmente el apartheid por contravenir los artículos 55 y 56 de la Carta de las Naciones Unidas. En 1959, con el Self Government Act el apartheid alcanzó su plenitud cuando la población negra quedó relegada a pequeños territorios marginales y autónomos y privada de la ciudadanía sudafricana. Hasta ese momento, Sudáfrica con sus importantes riquezas mineras y su situación geoestratégica se había alineado con el bloque occidental. Sin embargo, el sistema racista hizo que, en un momento en que se desarrollaba la descolonización, las presiones de la comunidad internacional se acrecentaran contra el gobierno de Pretoria.
En 1960 fue excluida de la Commonwealth. En la ONU se planteó la demanda de sanciones. En 1966, la Asamblea General declaró al apartheid "crimen contra la humanidad".
En 1972, Sudáfrica quedó excluida de los Juegos Olímpicos de Munich ante la amenaza de boicot general de los países africanos. La Convención sobre el Apartheid fue aprobada por Asamblea General el 30 de noviembre de 1973 por 91 votos a favor, 4 en contra (de los Estados Unidos de América, Portugal, el Reino Unido y Sudáfrica). Y condenaba los "actos inhumanos cometidos con el fin de instituir y mantener la dominación de un grupo racial de personas sobre cualquier otro grupo racial y de oprimirlo sistemáticamente".
Finalmente en 1977, el régimen sudafricano fue oficialmente condenado por la comunidad occidental y sometido a un embargo de armas y material militar, y en 1985, el Consejo de Seguridad de la ONU llamó a los estados miembros a adoptar sanciones económicas.
En todo estas condenas internacionales hubo una cierta hipocresía. En el marco de la guerra fría el régimen racista fue visto por Europa y los Estados Unidos como un muro de contención a la expansión del comunismo en África. Moscú, por el contrario, animó la lucha contra el apartheid armando a Angola y Mozambique, países cuyos gobiernos pro-soviéticos se enfrentaban a guerrillas subvencionadas por Occidente y apoyadas por Sudáfrica. En el marco de ese conflicto, el ejército surafricano hizo diversas incursiones en el territorio de sus países vecinos.
El fin de la guerra fría precipitó el fin del apartheid. El presidente Frédérik de Klerk, tras diversas negociaciones con los representantes de las comunidades étnicas del país, puso fin al régimen racista en junio de 1991. En adelante la población negra recuperó sus derechos civiles y políticos.
El proceso culminó con la llegada Nelson Mandela, mítico militante anti-apartheid que había pasado veintisiete años en la cárcel, a la presidencia de la República de Sudáfrica.
Mandela recorrió diversos países de África en busca de ayuda económica y militar para sostener una nueva táctica de lucha, la de adoptar la vía armada y el sabotaje a empresas y proyectos de importancia económica, pero sin atentar contra vidas humanas. Cayó preso en 1962 y, poco después, se le condenó a cadena perpetua, que lo mantendría relegado en una cárcel de máxima seguridad, en una celda de dos por dos metros, durante 25 años, salvo los dos últimos años en los cuales la formidable presión internacional para lograr su liberación mejoraron las condiciones de su detención.
Mandela, por lo tanto, no fue un “adorador de la legalidad burguesa” sino un extraordinario líder político cuya estrategia y tácticas de lucha fueron variando según cambiaban las condiciones bajo las cuales libraba sus batallas, con grandes similitudes con la Revolución de Fidel Castro.
Fidel Castro y la Revolución Cubana
Tal como había hecho en el Sáhara, Argelia, Congo, Guinea Bissau, Cabo Verde y Etiopía, contribuyendo a la lucha anticolonial en África, la Revolución Cubana jugó un rol fundamental en la preservación de la independencia de Angola y la derrota final del apartheid en Sudáfrica.
¿Cómo contribuyó Cuba al fin del apartheid en Sudáfrica?
En octubre de 1975 el régimen supremacista de Pretoria invadió Angola con el apoyo del gobierno de Estados Unidos y la CIA para derrocar al izquierdista Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) e imponer una administración títere. Bajo los preceptos internacionalistas de solidaridad, Cuba envió 36.000 soldados y logró frenar el ataque de Sudáfrica que momentáneamente retiró sus tropas en marzo de 1976.
Una década más tarde, Mandela, enterado del resultado de la crucial batalla de Cuito Cuanavale, el 23 de Marzo de 1988, escribió desde la cárcel que el desenlace de lo que se dio en llamar “la Stalingrado africana” fue “el punto de inflexión para la liberación de nuestro continente, y de mi pueblo, del flagelo del `apartheid`.” La derrota de los racistas y sus mentores estadounidenses asestó un golpe mortal a la ocupación sudafricana de Namibia y precipitó el inicio de las negociaciones con el CNA que, a poco andar, terminarían por demoler al régimen racista sudafricano.
Su propósito era conservar el poder para la minoría blanca (21 % de la población), que en otras condiciones habría perdido su posición de privilegio. Separaba las razas en el terreno jurídico (blancos, asiáticos, mestizos o coloured, bantúes o negros), estableciendo una jerarquía en la que la raza blanca dominaba al resto (Population Registration Act) y en el plano geográfico mediante la creación forzada de territorios reservados: los Bantustanes (Group Areas Act).
Desde 1952, la Asamblea General de las Naciones Unidas condenó anualmente el apartheid por contravenir los artículos 55 y 56 de la Carta de las Naciones Unidas. En 1959, con el Self Government Act el apartheid alcanzó su plenitud cuando la población negra quedó relegada a pequeños territorios marginales y autónomos y privada de la ciudadanía sudafricana. Hasta ese momento, Sudáfrica con sus importantes riquezas mineras y su situación geoestratégica se había alineado con el bloque occidental. Sin embargo, el sistema racista hizo que, en un momento en que se desarrollaba la descolonización, las presiones de la comunidad internacional se acrecentaran contra el gobierno de Pretoria.
En 1960 fue excluida de la Commonwealth. En la ONU se planteó la demanda de sanciones. En 1966, la Asamblea General declaró al apartheid "crimen contra la humanidad".
En 1972, Sudáfrica quedó excluida de los Juegos Olímpicos de Munich ante la amenaza de boicot general de los países africanos. La Convención sobre el Apartheid fue aprobada por Asamblea General el 30 de noviembre de 1973 por 91 votos a favor, 4 en contra (de los Estados Unidos de América, Portugal, el Reino Unido y Sudáfrica). Y condenaba los "actos inhumanos cometidos con el fin de instituir y mantener la dominación de un grupo racial de personas sobre cualquier otro grupo racial y de oprimirlo sistemáticamente".
Finalmente en 1977, el régimen sudafricano fue oficialmente condenado por la comunidad occidental y sometido a un embargo de armas y material militar, y en 1985, el Consejo de Seguridad de la ONU llamó a los estados miembros a adoptar sanciones económicas.
En todo estas condenas internacionales hubo una cierta hipocresía. En el marco de la guerra fría el régimen racista fue visto por Europa y los Estados Unidos como un muro de contención a la expansión del comunismo en África. Moscú, por el contrario, animó la lucha contra el apartheid armando a Angola y Mozambique, países cuyos gobiernos pro-soviéticos se enfrentaban a guerrillas subvencionadas por Occidente y apoyadas por Sudáfrica. En el marco de ese conflicto, el ejército surafricano hizo diversas incursiones en el territorio de sus países vecinos.
El fin de la guerra fría precipitó el fin del apartheid. El presidente Frédérik de Klerk, tras diversas negociaciones con los representantes de las comunidades étnicas del país, puso fin al régimen racista en junio de 1991. En adelante la población negra recuperó sus derechos civiles y políticos.
El proceso culminó con la llegada Nelson Mandela, mítico militante anti-apartheid que había pasado veintisiete años en la cárcel, a la presidencia de la República de Sudáfrica.
Nelson Mandela, 1994. EFE |
Mandela, por lo tanto, no fue un “adorador de la legalidad burguesa” sino un extraordinario líder político cuya estrategia y tácticas de lucha fueron variando según cambiaban las condiciones bajo las cuales libraba sus batallas, con grandes similitudes con la Revolución de Fidel Castro.
Fidel Castro y la Revolución Cubana
Tal como había hecho en el Sáhara, Argelia, Congo, Guinea Bissau, Cabo Verde y Etiopía, contribuyendo a la lucha anticolonial en África, la Revolución Cubana jugó un rol fundamental en la preservación de la independencia de Angola y la derrota final del apartheid en Sudáfrica.
¿Cómo contribuyó Cuba al fin del apartheid en Sudáfrica?
En octubre de 1975 el régimen supremacista de Pretoria invadió Angola con el apoyo del gobierno de Estados Unidos y la CIA para derrocar al izquierdista Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) e imponer una administración títere. Bajo los preceptos internacionalistas de solidaridad, Cuba envió 36.000 soldados y logró frenar el ataque de Sudáfrica que momentáneamente retiró sus tropas en marzo de 1976.
Una década más tarde, Mandela, enterado del resultado de la crucial batalla de Cuito Cuanavale, el 23 de Marzo de 1988, escribió desde la cárcel que el desenlace de lo que se dio en llamar “la Stalingrado africana” fue “el punto de inflexión para la liberación de nuestro continente, y de mi pueblo, del flagelo del `apartheid`.” La derrota de los racistas y sus mentores estadounidenses asestó un golpe mortal a la ocupación sudafricana de Namibia y precipitó el inicio de las negociaciones con el CNA que, a poco andar, terminarían por demoler al régimen racista sudafricano.
Años más tarde, en la Conferencia de Solidaridad Cubana-Sudafricana de 1995 Mandela diría que “los cubanos vinieron a nuestra región como doctores, maestros, soldados, expertos agrícolas, pero nunca como colonizadores. Compartieron las mismas trincheras en la lucha contra el colonialismo, subdesarrollo y el “apartheid”… Jamás olvidaremos este incomparable ejemplo de desinteresado internacionalismo”.
Gracias a su heroica colaboración, en la cual una vez más se demostró el noble internacionalismo de la Revolución Cubana, se logró mantener la independencia de Angola, sentar las bases para la posterior emancipación de Namibia y disparar el tiro de gracia en contra del “apartheid” sudafricano.
Cuba pagó un precio enorme por este noble acto de solidaridad internacional que, como lo recuerda Mandela, fue el punto de inflexión de la lucha contra el racismo en África. Entre 1975 y 1991 cerca de 450.000 hombres y mujeres de la isla pararon por Angola jugándose en ello su vida. Poco más de 2600 la perdieron luchando para derrotar el régimen racista de Pretoria y sus aliados.
Similitudes entre el apartheid en Israel y Sudáfrica
La relación de Israel con el régimen del apartheid comenzó a mediados de 1970, con el intercambio de tecnología militar y servicios de inteligencia. Para algunos funcionarios de ambos lados, había también un componente ideológico. El Primer Ministro Sudafricano Hendrik Verwoerd, afirmó que "los judios tomaron Israel a los árabes después que los árabes habían vivido allí durante 1.000 años. Israel, como África del Sur, es un Estado de apartheid".
Durante un período de unos 15 años, los ejemplos de la estrecha relación incluyeron un pacto en 1975 firmado por Shimon Peres y el entonces ministro de Defensa sudafricano PW Botha, y la colaboración de la industria de defensa israelí con el régimen de apartheid para eludir las sanciones internacionales. "La colaboración con el régimen racista de Sudáfrica" por parte de Israel fue condenada en la Asamblea General de la ONU.
Sin embargo, lo que realmente ha golpeado a muchos en Sudáfrica y en otros lugares, son las similitudes entre el sistema de apartheid allí instaurado y las actuales políticas de Israel hacia los palestinos. En 2007, el Relator de Derechos Humanos de la ONU, John Dugard, profesor jurídico de Sudáfrica y experto apartheid, dijo que "las leyes y prácticas de Israel" en los territorios ocupados "sin duda se asemejan en muchos aspectos al apartheid".
El elemento común de ambos sistemas es la consolidación y la aplicación de la desposesión, asegurar el control, acceso a la tierra y a los recursos naturales para un grupo a expensas de otro. Sin embargo, también hay diferencias importantes.
Mientras que el sistema de apartheid requería el trabajo de los sudafricanos de color, en las colonias sionistas en Palestina se considera a la población local no judía de manera muy diferente: como un grupo que debe ser expulsado y no explotado. La razón por la que hay hoy en día, dentro de las fronteras anteriores a 1967 de Israel, una mayoría judía es porque la mayoría de los palestinos que hubieran sido ciudadanos del nuevo estado fue objeto de una limpieza étnica, sus aldeas destruidas y sus tierras expropiadas.
Aunque hay muchos ejemplos de segregación de hecho y la discriminación institucionalizada en Israel antes de 1967, la comparación del apartheid realmente comenzó a tomar fuerza cuando Israel amplió su colonización y control de la Cisjordania ocupada y la Franja de Gaza.
El apartheid era, en cierto modo, un "Plan B": una forma de mantener la hegemonía y el control judío - la protección de la etnocracia.
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