Ginebra, 22 Octubre de 2019. -(ECSaharaui).
Por Elena Rusca -CI.- ECSaharaui
Los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf, en el sur de Argelia, reciben el agua a través de grifos y camiones aljibes. La calidad del agua y la cantidad recibida no son potables y mucho menos responden a los estándares de la Organización Mundial de la Salud -OMS-. Intereses institucionales y estatales están detrás de esta situación para que el pueblo saharaui no tenga un acueducto. “Hay agua, pero muy mal gestionada”, comentaron varios cooperantes residentes en los campamentos de refugiados.
Son cinco los campamentos de refugiados saharauis creados en 1975 en el suroeste de Argelia, administrados por las autoridades del Frente Polisario y la Agencia de la Organización de las Naciones Unidas -ONU- para los Refugiados -Acnur-. El Aaiún, Ausserd, Smara, Boujdour y Dakhla, así se llaman, están situados en medio de un desierto polvoriento y abarrotado de desechos cerca de Tinduf, la principal ciudad regional en el suroeste de Argelia. Alrededor de 175.000 habitantes ocupan estos sitios, desde hace más de 40 años.
En estos campamentos el agua, derecho humano desde el origen de los tiempos y para la ONU desde 2010, es un recurso insuficiente y, por consecuencia, muy precioso. Sus fuentes vienen desde los acuíferos subterráneos, y el agua se extrae a través de pozos. Quizá por esto la calidad del agua, particularmente cerca de Laayoune, Ausserd, Smara y Boujdour, tampoco puede considerarse suficiente. En estas zonas el agua tiene una alta conductividad debido a la presencia de sales, y requiere tratamiento por ósmosis inversa (RO) para que sea óptima para el consumo humano. Solamente en Dakhla ese proceso no es necesario.
Varios estudios e informes de la organización Oxfam, la Acnur y de la Oficina humanitaria de la Unión Europea -Echo-, han destacado el problema relacionado a la distribución del agua en los campamentos saharauis. Entre las causas hay, principalmente, una cantidad insuficiente de agua para algunos refugiados saharauis, muy por debajo de los estándares de la OMS, junto a una distribución desigual las profundiza la desigualdad social y económica existentes. Las familias más ricas o influyentes tienen la capacidad para invertir en almacenamiento de agua, lo que les permite participar fácilmente en actividades generadoras de ingresos o de capital, como la cría de animales.
En estos 44 años desde la creación de los campamentos, solamente tres de ellos, Smara, Ausserd y Dakhla tienen redes de distribución de agua existentes. El Aaiún y Boujdour no tienen ninguna red de distribución y dependen completamente del transporte por camión. Además, aunque Smara, Ausserd y Dakhla cuenten con la red, siguen con la distribución en camiones, pues no gozan de una cobertura plena. Además, la calidad del agua es afectada pues durante largos periodos es almacenada en hogares, en contenedores domésticos a menudo de baja calidad y de tamaño incorrecto. Se estima que solo el 20% del agua se suministra a través de la red de distribución.
Cruz Roja española
Varias son las razones expresadas por las organizaciones que se ocupan del tema del agua en el Sáhara Occidental. Entre los motivos más destacados, se resalta por su ridiculez el riesgo de inundación de las zonas bajas de las wilayas (campamentos). Esto, en referencia al plan de seguridad hecho por la Cruz Roja Española el cual, por ahora, no ha sido validado aunque sea utilizado de manera permanente como excusa para no construir cualquier red de distribución, en particular por lo que concierne a la wilaya de Boujdour.
En concreto, eso causa un aumento de las dificultades de abastecimiento del agua a toda la población. En el campamento de Boujdour, es fácil que las familias se queden hasta un mes sin agua para su uso doméstico. Sin embargo, existen ya planes de redes de distribuciones de agua hechas por estas comunidades de manera autónoma, servidos por los camiones aljibes, que siguen operando.
Actualmente, Acnur tiene un acuerdo de compra de energía con Oxfam para brindar apoyo en el diseño y la sostenibilidad de la red de agua en los campamentos saharauis. El objetivo de la estrategia es reducir el porcentaje actual de transporte de agua en camiones del 80% al 20% del total suministrada. Los camiones que deberían abastecer las wilayas no son suficientes y, las mayorías de las familias se quedan sin agua por varias semanas. El camión que debería pasar a abastecerla una vez por mes puede pasar una vez cada dos meses.
El agua: Un derecho humano
El 28 de julio de 2010, a través de la Resolución 64/292, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció explícitamente el derecho humano al agua y al saneamiento, reafirmando que el agua potable y el saneamiento son esenciales para la realización de todos los derechos humanos. La Resolución exhorta a los Estados y organizaciones internacionales a proporcionar recursos financieros, a propiciar la capacitación y la transferencia de tecnología para ayudar a los países, en particular a los países en vías de desarrollo, a proporcionar un suministro de agua potable y saneamiento saludable, limpio, accesible y asequible para todos sus habitantes. Sin embargo parece que a España y a Marruecos poco les importa el bienestar del pueblo saharaui, menos aún las resoluciones de la ONU.
Colombia Informa
Por Elena Rusca -CI.- ECSaharaui
Los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf, en el sur de Argelia, reciben el agua a través de grifos y camiones aljibes. La calidad del agua y la cantidad recibida no son potables y mucho menos responden a los estándares de la Organización Mundial de la Salud -OMS-. Intereses institucionales y estatales están detrás de esta situación para que el pueblo saharaui no tenga un acueducto. “Hay agua, pero muy mal gestionada”, comentaron varios cooperantes residentes en los campamentos de refugiados.
Son cinco los campamentos de refugiados saharauis creados en 1975 en el suroeste de Argelia, administrados por las autoridades del Frente Polisario y la Agencia de la Organización de las Naciones Unidas -ONU- para los Refugiados -Acnur-. El Aaiún, Ausserd, Smara, Boujdour y Dakhla, así se llaman, están situados en medio de un desierto polvoriento y abarrotado de desechos cerca de Tinduf, la principal ciudad regional en el suroeste de Argelia. Alrededor de 175.000 habitantes ocupan estos sitios, desde hace más de 40 años.
En estos campamentos el agua, derecho humano desde el origen de los tiempos y para la ONU desde 2010, es un recurso insuficiente y, por consecuencia, muy precioso. Sus fuentes vienen desde los acuíferos subterráneos, y el agua se extrae a través de pozos. Quizá por esto la calidad del agua, particularmente cerca de Laayoune, Ausserd, Smara y Boujdour, tampoco puede considerarse suficiente. En estas zonas el agua tiene una alta conductividad debido a la presencia de sales, y requiere tratamiento por ósmosis inversa (RO) para que sea óptima para el consumo humano. Solamente en Dakhla ese proceso no es necesario.
Varios estudios e informes de la organización Oxfam, la Acnur y de la Oficina humanitaria de la Unión Europea -Echo-, han destacado el problema relacionado a la distribución del agua en los campamentos saharauis. Entre las causas hay, principalmente, una cantidad insuficiente de agua para algunos refugiados saharauis, muy por debajo de los estándares de la OMS, junto a una distribución desigual las profundiza la desigualdad social y económica existentes. Las familias más ricas o influyentes tienen la capacidad para invertir en almacenamiento de agua, lo que les permite participar fácilmente en actividades generadoras de ingresos o de capital, como la cría de animales.
En estos 44 años desde la creación de los campamentos, solamente tres de ellos, Smara, Ausserd y Dakhla tienen redes de distribución de agua existentes. El Aaiún y Boujdour no tienen ninguna red de distribución y dependen completamente del transporte por camión. Además, aunque Smara, Ausserd y Dakhla cuenten con la red, siguen con la distribución en camiones, pues no gozan de una cobertura plena. Además, la calidad del agua es afectada pues durante largos periodos es almacenada en hogares, en contenedores domésticos a menudo de baja calidad y de tamaño incorrecto. Se estima que solo el 20% del agua se suministra a través de la red de distribución.
Cruz Roja española
Varias son las razones expresadas por las organizaciones que se ocupan del tema del agua en el Sáhara Occidental. Entre los motivos más destacados, se resalta por su ridiculez el riesgo de inundación de las zonas bajas de las wilayas (campamentos). Esto, en referencia al plan de seguridad hecho por la Cruz Roja Española el cual, por ahora, no ha sido validado aunque sea utilizado de manera permanente como excusa para no construir cualquier red de distribución, en particular por lo que concierne a la wilaya de Boujdour.
En concreto, eso causa un aumento de las dificultades de abastecimiento del agua a toda la población. En el campamento de Boujdour, es fácil que las familias se queden hasta un mes sin agua para su uso doméstico. Sin embargo, existen ya planes de redes de distribuciones de agua hechas por estas comunidades de manera autónoma, servidos por los camiones aljibes, que siguen operando.
Actualmente, Acnur tiene un acuerdo de compra de energía con Oxfam para brindar apoyo en el diseño y la sostenibilidad de la red de agua en los campamentos saharauis. El objetivo de la estrategia es reducir el porcentaje actual de transporte de agua en camiones del 80% al 20% del total suministrada. Los camiones que deberían abastecer las wilayas no son suficientes y, las mayorías de las familias se quedan sin agua por varias semanas. El camión que debería pasar a abastecerla una vez por mes puede pasar una vez cada dos meses.
El agua: Un derecho humano
El 28 de julio de 2010, a través de la Resolución 64/292, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció explícitamente el derecho humano al agua y al saneamiento, reafirmando que el agua potable y el saneamiento son esenciales para la realización de todos los derechos humanos. La Resolución exhorta a los Estados y organizaciones internacionales a proporcionar recursos financieros, a propiciar la capacitación y la transferencia de tecnología para ayudar a los países, en particular a los países en vías de desarrollo, a proporcionar un suministro de agua potable y saneamiento saludable, limpio, accesible y asequible para todos sus habitantes. Sin embargo parece que a España y a Marruecos poco les importa el bienestar del pueblo saharaui, menos aún las resoluciones de la ONU.
Colombia Informa
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