Madrid, 20 Octubre de 2019. -(ECSaharaui).
Por H. Abdelhay/ECS actualización.
Antidisturbios de la Policía Nacional. Europa Press |
Arde Barcelona una noche más. La escalada de tensión y la violencia en el centro de la ciudad durante la jornada de huelga general convocada como respuesta a la sentencia del ‘procés’ sigue siendo protagonista tras más de siete horas de batalla campal durante este fin de semana entre viernes y sábado.
La jornada del viernes se ha saldado con un total de 182 heridos en los enfrentamientos con la policía en toda Cataluña, 152 de ellos en la Ciudad Condal, según el Sistema de Emergencia Médicas (SEM); y otros 54 detenidos. Una noche dantesca en la que el presidente de la Generalitat Quim Torra ha instado este sábado al jefe del Ejecutivo en funciones, Pedro Sánchez, a fijar ya la fecha de una reunión para abrir de "manera inmediata el diálogo y la negociación" para buscar una solución política a la situación de Cataluña porque su causa es "imparable", cruzándose con la negativa, la inacción y el rechazo del presidente en funciones. Torra, quien esta mañana ha presidido el gabinete de seguimiento de los disturbios en Cataluña después de la quinta jornada de protestas violentas, ha llamado además a la protesta pacífica: "La violencia no es nuestra bandera".
Nacionalismo, Artur Mas y Pujol
El nacionalismo catalán es un movimiento que surgió a partir del catalanismo, un movimento cultural nacido en la Renaixença que quería la recuperación del uso de la lengua en la literatura y cultura catalanas. Su impulso fue notorio con el despegue económico e industrial de Cataluña y se consolida tras el desastre español en Cuba y Filipinas que tuvo como consecuencias la repatriación de capitales que fueron aprovechados por el nacionalismo catalán para desprestigiar el centralismo y la imagen de España.
La guerra civil y la posterior dictadura franquista fueron una época de represión para los nacionalismos, hasta que en la Transición Española, en 1977 se instituye la Generalitat Catalana y en 1980 se reconoce para Cataluña un estatuto de autonomía dentro del territorio español, las elecciones dieron por ganador a Jordi Pujol. En los últimos años ha ido creciendo en Cataluña un sentimiento de identidad catalana independiente, que ha provocado conflictos en todas las esferas de la política, economía y una inestabilidad y confrontación social, este crecimiento ha sido en parte impuesto por las altas esferas que han dirigido dicha comunidad autónoma en las últimas décadas.
La falacia independentista que han avivado Artur Mas y la dinastía corrupta de los Pujol se pone de manifiesto cuando salen a la luz actividades sospechosas e ilícitas de CiU (Convergencia i Unió) en las que se involucra el propio Mas como dirigente y al mayor representante de la burguesía catalana, la familia Pujol. Artur Mas es un producto de la familia Pujol, tan nutrida de hijos corruptos, como es bien sabido. En su comparecencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya subrayó una vez más que la iniciativa de la consulta en urnas de cartón del 9 de Noviembre de 2014 fue responsabilidad exclusivamente suya y de su Gobierno.
La investigación del caso de corrupción de la trama del 3% en Catalunya continúa con golpes al viejo 'Govern'. En el mes de abril la Guardia Civil ha destapado otros 7 millones en adjudicaciones amañadas durante 2010 y 2016, etapa en la que Artur Mas estaba al frente del Govern, según informa El Confidencial. Sociedades privadas, en connivencia con el sector público, acordaban la cuantía de las ofertas a presentar para excluir a empresas competidoras. Debido a este caso, ya se imputó en julio de 2018 a CDC y a PDeCAT por presuntos delitos de tráfico de influencias, cohecho y blanqueo de capitales.
El 'procés' como tema de debate tiene un punto de inflexión. Se trata del año 2014, primero en el que el 'president' de la Generalitat hace más menciones a asuntos relacionados con la independencia de Cataluña que al paro, la corrupción, las pensiones, la sanidad o la educación. Según una investigación realizada por El Confidencial y destacan especialmente lo llamativo que esto ocurra en 2014. Ese año, el conjunto del Parlament alcanzaba su cuota más alta de debates relacionados con la Sanidad, en el marco de la puesta en marcha de un polémico programa para vender datos de pacientes del sistema de salud público a clínicas privadas, según datos de la misma investigación. Mas se refirió en 68 ocasiones a conceptos relacionados con lo que se convertirá en el referéndum del 9 de noviembre de 2014.
La sanidad catalana ha sido uno de los sectores más perjudicados por los tres adelantos electorales consecutivos que se han producido en Cataluña desde 2012 a causa de los vaivenes del procés independentista. La inestabilidad política ha pasado factura al sistema sanitario público, azotado por los recortes ejecutados por el gobierno de Artur Mas e incapaz de tirar adelante cambios estructurales para mejorar el sistema a causa de los paros gubernamentales. Según un estudio de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, Cataluña fue donde más se recortó el gasto social durante la recesión, entre 2009 y 2015.
Las investigaciones apuntan a que el debate del Procés se usó en numerosas ocasiones en los plenos del Parlament para desviar la atención en temas de vital importancia para los catalanes.
Sentencia judicial y consecuencias futuras
El Tribunal Supremo ha impuesto penas de entre 9 y 13 años de cárcel a los nueve líderes independentistas catalanes condenados por sedición en el juicio del procés. El exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras afronta la pena más alta, 13 años, por un delito de sedición en concurso medial (cuando un delito es un medio necesario para la comisión de otro) con malversación.
De los otros ocho acusados que están en prisión preventiva, tres exconsejeros (Raül Romeva, Jordi Turull y Dolors Bassa) han sido condenados por sedición y malversación a 12 años de cárcel; los otros dos (Josep Rull y Joaquim Forn) han sido absueltos del delito de malversación y el tribunal les ha impuesto 10 años y medio de prisión. La expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, ha sido condenada a 11 años y medio por un delito de sedición. Por este mismo delito se ha impuesto una pena de nueve años a los líderes de la ANC y de Òmnium, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart.
Las duras penas de cárcel que han sido calificadas por la mayoría de la población catalana como injustas ha establecido un clima de descontento con los aparatos judiciales del estado que ha derivado en una tensión social como protesta legítima hacia el atropello de derechos básicos recogidos en cualquier democracia. La sociedad catalana, durante la última semana se ha movilizado para dejar claro su mensaje de descontento, ya no se trata de la independencia de la región, sino la necesidad por derecho de reclamar y manifestar pacíficamente en contra de la sentencia judicial, que tumba por completo la independencia y separación judicial y destaca su politización.
En Cataluña casi 60 periodistas han sido agredidos desde las protestas en Barcelona y las distintas regiones del país. La CNP y los Mossos han utilizado desde las porras, proyectiles de foam, pelotas de goma, gases lacrimógenos hasta sacar a pasear el camión cisterna de agua a presión. España sigue los mismos pasos que Francia, que ha vivido en este año una crisis de orden público de magnitudes estratosféricas y cuya respuesta ha sido la de aplicar violencia continuada entre los chalecos amarillos, España no parece lejos de seguir ese camino. Tras las protestas en Cataluña, han seguido multitud de manifestaciones en grandes ciudades por España, que fueron brutalmente calladas, el mismo sistema de solución para un estado policial y parasitario. El abuso policial trae a la memoria la misma actuación durante el 15M.
Es cierto que la derecha procesista ha llevado a la población catalán a la incertidumbre y al caos por sus nefastas políticas y la implicación de sus líderes en casos de corrupción, pero los hechos ponen de urgencia sobre la mesa la necesidad de escuchar una sociedad que se ha rebelado, una sociedad que reclama los derechos de reunión, de protesta pacífica y de libertad de prensa y de información, derechos básicos amenazados en la sociedad española y de graves consecuencias que podría traer al panorama político español. Pese a la violencia de unos pocos y a la inacción de dirigentes políticos, existe o debería inducirse un espacio de entendimiento, diálogo y paz.
Blanqueamiento de la ultraderecha: la escalada de grupos de ultraderecha por las calles del país durante una situación de agitamiento social podría tener graves consecuencias. A esto hay que sumarle la sospechosa implicación de cuerpos de la policía con estos grupos radicales y la nula represión que reciben.
En España un nacionalismo es castigado y reprimido y el otro es apuntalado por las vías del régimen.
La necesidad de establecer un diálogo entre las dos partes se pone en evidencia cuando, tras una semana de enfrentamientos y donde la violencia policial ha alcanzado su máximo exponente, la ciudad está sufriendo graves daños materiales y humanos. La confrontación ideológica entre los líderes de los partidos políticos españoles junto a la posición de los defensores de una Cataluña libre ha servido y sirve como combustible a arrojar al asunto catalán. Mientras el PSOE, siendo partido gobernador en funciones ha mantenido una nefasta gestión de un hecho cuyas consecuencias se veían venir, el Partido Popular, padre y defensor de la aplicación del 155 sigue estableciendo un discurso de odio y rechazo y apoyo a la violenta represión policial a los manifestantes.
El PP de la Ley Mordaza hace zumo de la violencia y la confrontación, y todo ello orquestado mediante un entramado de medios de comunicación y prensa que doblan sus rodillas a los poderes fácticos de este país y que inducen a crear un estado de opinión disuasorio y falso, sin importar las consecuencias que tiene la manipulación, la desinformación y la propaganda periodística en la población española. Los partidos del sistema mantienen un pacto de Estado, y por ende, sus vertientes nacidas como Ciudadanos y Vox no son más que el apuntalamiento y perpetración de una política neoliberal bajo el nombre de la "defensa de la patria" y todos los españoles.
Bajo el sustento de la Unidad Nacional, en España, es justificable la violencia incontrolada hacia españoles y catalanes por el mero hecho de manifestarse. España, en pleno siglo XXI, como país europeo y potencia media se ha convertido en un estado de represión y de no toletancia al activismo y rebelión que ha traído como consecuencia el agravamiento de la situación catalana. Las voces del 15M vuelven a resonar. Concluyendo, el nacionalismo ha sido y será un movimiento retrógrado por antonomasia, al igual que la religión.
Los retos y objetivos para una potencia media de Europa en pleno siglo XXI parecen desafiar la capacidad intelectual y de dirección de una casta política putrefacta, corrupta y desarraigada de los asuntos sociales. El esperpento español continúa con la propaganda televisada de visitas de dirigentes políticos a supuestos policías con lesiones en el hospital. La prensa sensacionalista se impone a la prensa libre.
Este gran reto para la democracia española deja en evidencia la dependencia de un país de asesoría extranjera en temas sociales o de relevancia territorial, España sigue teniendo una deuda con un territorio que abandonó a su suerte, traicionó y dejó en manos de asesinos, la nulidad de España en asuntos de exteriores llevó al Sáhara al encierro y represión por Marruecos. Cabe lejos una senda pacífica e inteligente para los grandes retos a los que se enfrenta ahora.
Nacionalismo, Artur Mas y Pujol
El nacionalismo catalán es un movimiento que surgió a partir del catalanismo, un movimento cultural nacido en la Renaixença que quería la recuperación del uso de la lengua en la literatura y cultura catalanas. Su impulso fue notorio con el despegue económico e industrial de Cataluña y se consolida tras el desastre español en Cuba y Filipinas que tuvo como consecuencias la repatriación de capitales que fueron aprovechados por el nacionalismo catalán para desprestigiar el centralismo y la imagen de España.
La guerra civil y la posterior dictadura franquista fueron una época de represión para los nacionalismos, hasta que en la Transición Española, en 1977 se instituye la Generalitat Catalana y en 1980 se reconoce para Cataluña un estatuto de autonomía dentro del territorio español, las elecciones dieron por ganador a Jordi Pujol. En los últimos años ha ido creciendo en Cataluña un sentimiento de identidad catalana independiente, que ha provocado conflictos en todas las esferas de la política, economía y una inestabilidad y confrontación social, este crecimiento ha sido en parte impuesto por las altas esferas que han dirigido dicha comunidad autónoma en las últimas décadas.
La falacia independentista que han avivado Artur Mas y la dinastía corrupta de los Pujol se pone de manifiesto cuando salen a la luz actividades sospechosas e ilícitas de CiU (Convergencia i Unió) en las que se involucra el propio Mas como dirigente y al mayor representante de la burguesía catalana, la familia Pujol. Artur Mas es un producto de la familia Pujol, tan nutrida de hijos corruptos, como es bien sabido. En su comparecencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya subrayó una vez más que la iniciativa de la consulta en urnas de cartón del 9 de Noviembre de 2014 fue responsabilidad exclusivamente suya y de su Gobierno.
La investigación del caso de corrupción de la trama del 3% en Catalunya continúa con golpes al viejo 'Govern'. En el mes de abril la Guardia Civil ha destapado otros 7 millones en adjudicaciones amañadas durante 2010 y 2016, etapa en la que Artur Mas estaba al frente del Govern, según informa El Confidencial. Sociedades privadas, en connivencia con el sector público, acordaban la cuantía de las ofertas a presentar para excluir a empresas competidoras. Debido a este caso, ya se imputó en julio de 2018 a CDC y a PDeCAT por presuntos delitos de tráfico de influencias, cohecho y blanqueo de capitales.
El 'procés' como tema de debate tiene un punto de inflexión. Se trata del año 2014, primero en el que el 'president' de la Generalitat hace más menciones a asuntos relacionados con la independencia de Cataluña que al paro, la corrupción, las pensiones, la sanidad o la educación. Según una investigación realizada por El Confidencial y destacan especialmente lo llamativo que esto ocurra en 2014. Ese año, el conjunto del Parlament alcanzaba su cuota más alta de debates relacionados con la Sanidad, en el marco de la puesta en marcha de un polémico programa para vender datos de pacientes del sistema de salud público a clínicas privadas, según datos de la misma investigación. Mas se refirió en 68 ocasiones a conceptos relacionados con lo que se convertirá en el referéndum del 9 de noviembre de 2014.
La sanidad catalana ha sido uno de los sectores más perjudicados por los tres adelantos electorales consecutivos que se han producido en Cataluña desde 2012 a causa de los vaivenes del procés independentista. La inestabilidad política ha pasado factura al sistema sanitario público, azotado por los recortes ejecutados por el gobierno de Artur Mas e incapaz de tirar adelante cambios estructurales para mejorar el sistema a causa de los paros gubernamentales. Según un estudio de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, Cataluña fue donde más se recortó el gasto social durante la recesión, entre 2009 y 2015.
Las investigaciones apuntan a que el debate del Procés se usó en numerosas ocasiones en los plenos del Parlament para desviar la atención en temas de vital importancia para los catalanes.
Sentencia judicial y consecuencias futuras
El Tribunal Supremo ha impuesto penas de entre 9 y 13 años de cárcel a los nueve líderes independentistas catalanes condenados por sedición en el juicio del procés. El exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras afronta la pena más alta, 13 años, por un delito de sedición en concurso medial (cuando un delito es un medio necesario para la comisión de otro) con malversación.
De los otros ocho acusados que están en prisión preventiva, tres exconsejeros (Raül Romeva, Jordi Turull y Dolors Bassa) han sido condenados por sedición y malversación a 12 años de cárcel; los otros dos (Josep Rull y Joaquim Forn) han sido absueltos del delito de malversación y el tribunal les ha impuesto 10 años y medio de prisión. La expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, ha sido condenada a 11 años y medio por un delito de sedición. Por este mismo delito se ha impuesto una pena de nueve años a los líderes de la ANC y de Òmnium, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart.
Las duras penas de cárcel que han sido calificadas por la mayoría de la población catalana como injustas ha establecido un clima de descontento con los aparatos judiciales del estado que ha derivado en una tensión social como protesta legítima hacia el atropello de derechos básicos recogidos en cualquier democracia. La sociedad catalana, durante la última semana se ha movilizado para dejar claro su mensaje de descontento, ya no se trata de la independencia de la región, sino la necesidad por derecho de reclamar y manifestar pacíficamente en contra de la sentencia judicial, que tumba por completo la independencia y separación judicial y destaca su politización.
En Cataluña casi 60 periodistas han sido agredidos desde las protestas en Barcelona y las distintas regiones del país. La CNP y los Mossos han utilizado desde las porras, proyectiles de foam, pelotas de goma, gases lacrimógenos hasta sacar a pasear el camión cisterna de agua a presión. España sigue los mismos pasos que Francia, que ha vivido en este año una crisis de orden público de magnitudes estratosféricas y cuya respuesta ha sido la de aplicar violencia continuada entre los chalecos amarillos, España no parece lejos de seguir ese camino. Tras las protestas en Cataluña, han seguido multitud de manifestaciones en grandes ciudades por España, que fueron brutalmente calladas, el mismo sistema de solución para un estado policial y parasitario. El abuso policial trae a la memoria la misma actuación durante el 15M.
Es cierto que la derecha procesista ha llevado a la población catalán a la incertidumbre y al caos por sus nefastas políticas y la implicación de sus líderes en casos de corrupción, pero los hechos ponen de urgencia sobre la mesa la necesidad de escuchar una sociedad que se ha rebelado, una sociedad que reclama los derechos de reunión, de protesta pacífica y de libertad de prensa y de información, derechos básicos amenazados en la sociedad española y de graves consecuencias que podría traer al panorama político español. Pese a la violencia de unos pocos y a la inacción de dirigentes políticos, existe o debería inducirse un espacio de entendimiento, diálogo y paz.
Blanqueamiento de la ultraderecha: la escalada de grupos de ultraderecha por las calles del país durante una situación de agitamiento social podría tener graves consecuencias. A esto hay que sumarle la sospechosa implicación de cuerpos de la policía con estos grupos radicales y la nula represión que reciben.
En España un nacionalismo es castigado y reprimido y el otro es apuntalado por las vías del régimen.
La necesidad de establecer un diálogo entre las dos partes se pone en evidencia cuando, tras una semana de enfrentamientos y donde la violencia policial ha alcanzado su máximo exponente, la ciudad está sufriendo graves daños materiales y humanos. La confrontación ideológica entre los líderes de los partidos políticos españoles junto a la posición de los defensores de una Cataluña libre ha servido y sirve como combustible a arrojar al asunto catalán. Mientras el PSOE, siendo partido gobernador en funciones ha mantenido una nefasta gestión de un hecho cuyas consecuencias se veían venir, el Partido Popular, padre y defensor de la aplicación del 155 sigue estableciendo un discurso de odio y rechazo y apoyo a la violenta represión policial a los manifestantes.
El PP de la Ley Mordaza hace zumo de la violencia y la confrontación, y todo ello orquestado mediante un entramado de medios de comunicación y prensa que doblan sus rodillas a los poderes fácticos de este país y que inducen a crear un estado de opinión disuasorio y falso, sin importar las consecuencias que tiene la manipulación, la desinformación y la propaganda periodística en la población española. Los partidos del sistema mantienen un pacto de Estado, y por ende, sus vertientes nacidas como Ciudadanos y Vox no son más que el apuntalamiento y perpetración de una política neoliberal bajo el nombre de la "defensa de la patria" y todos los españoles.
Bajo el sustento de la Unidad Nacional, en España, es justificable la violencia incontrolada hacia españoles y catalanes por el mero hecho de manifestarse. España, en pleno siglo XXI, como país europeo y potencia media se ha convertido en un estado de represión y de no toletancia al activismo y rebelión que ha traído como consecuencia el agravamiento de la situación catalana. Las voces del 15M vuelven a resonar. Concluyendo, el nacionalismo ha sido y será un movimiento retrógrado por antonomasia, al igual que la religión.
Los retos y objetivos para una potencia media de Europa en pleno siglo XXI parecen desafiar la capacidad intelectual y de dirección de una casta política putrefacta, corrupta y desarraigada de los asuntos sociales. El esperpento español continúa con la propaganda televisada de visitas de dirigentes políticos a supuestos policías con lesiones en el hospital. La prensa sensacionalista se impone a la prensa libre.
Este gran reto para la democracia española deja en evidencia la dependencia de un país de asesoría extranjera en temas sociales o de relevancia territorial, España sigue teniendo una deuda con un territorio que abandonó a su suerte, traicionó y dejó en manos de asesinos, la nulidad de España en asuntos de exteriores llevó al Sáhara al encierro y represión por Marruecos. Cabe lejos una senda pacífica e inteligente para los grandes retos a los que se enfrenta ahora.
0 Comentarios