"Hace más de 20 años llegué a España sólo. Mis padres que fueron abandonados por España en 1975 no podían acompañarme y preferían que aprovechara la oportunidad de poder estudiar y tener un futuro mejor".
Madrid, 08 Noviembre de 2019. -(ECSaharaui)
Redacción Agencias | ECSaharaui
Sidi Mohamed Talebbuia nació hace 33 años en los campamentos de refugiados saharauis, Argelia. Con sólo 10 años llegó a Sevilla para pasar el verano de 1996 gracias al programa Jornadas Vacaciones en Paz. No llegó en patera, ni debajo de un camión, como ocurre en muchos casos. Él tuvo la suerte de obtener un visado temporal. “Pero no vine con mis padres, por tanto era un mena”. Actualmente, Sidi es abogado, vive en Madrid y está casado con otra saharahui.
La palabra mena (menor extranjero no acompañado) ha estado muy presente esta semana de recta final hacia las elecciones del 10 de noviembre, concretamente en boca de los dirigentes de Vox. "Yo vivo en un barrio popular de Madrid, Hortaleza, y cada vez que salgo a la calle, y ahí hay un centro de menas, me encuentro con mujeres que me vienen a contar que los policías les dicen que no salgan con joyas a la calle; con madres preocupadas porque sus hijas llegan por la noche y tienen miedo de ser asaltadas", afirmó el líder del partido, Santiago Abascal, en el debate electoral del pasado lunes.
El miércoles Sidi estalló y redactó un carta en Twitter en la que daba una lección a Vox al desmentir las acusaciones que lanza el partido de ultraderecha contra los menas, un colectivo al que él perteneció. “Yo jamás he cometido un delito. Yo jamás he participado en la comisión de infracción alguna. Yo jamás he sido detenido por la @policia o la @guardiacivil”, afirma en la misiva.
Su carta en forma de hilo de Twitter lleva miles de retweets. Las razones que le han llevado a redactarla son dos: “En primer lugar, es una carta de agradecimiento a lo que me he encontrado aquí. En segundo lugar, para decir que ya está bien. Porque [los menas] sean extranjeros y menores no van a ser delincuentes. Y si los hay que están delinquiendo es porque como sociedad estamos fallando, porque están bajo nuestra tutela”, explica a EL ESPAÑOL en su despacho del centro de Madrid. “Si yo tengo un hijo y él se dedica a delinquir, el responsable soy yo”.
Sidi no deja de insistir en el agradecimiento que tiene hacia la sociedad española, de la que forma parte desde hace casi dos décadas: “Lo que me encontrado aquí siempre ha sido gente maravillosa, es lo que intentaba explicar en el hilo. La sociedad que se está intentando vender a día de hoy no es la España que yo conozco. Creo que la mayoría de la sociedad española es gente amable, acogedora y solidaria, que nunca echaría a un niño ni le dejaría tirado en la calle”.
—¿Qué le diría a los votantes de Vox?
—Que se lo piensen bien (risas). Que miren lo que están diciendo sus dirigentes y que investiguen si es verdad. Seguro que la mayor parte de ellos ha tenido a inmigrantes en su vida que no son delincuentes, y que algunos incluso son amigos o vecinos con los que nunca han tenido ningún problema.
Del campo de refugiados a la facultad de Derecho
Sidi pudo quedarse en España por un problema de salud que no le hubieran podido tratar en el campamento en el que nació. Le ocurrió, como a muchos extranjeros en nuestro país, que le caducó el visado. “De entrada, estaba en situación irregular, pero luego con los años ya conseguí regularizar mi situación”. Y no solo eso, la familia que le acogió aquel verano pasó a hacerlo de forma permanente. Eso explica que combine rasgos puramente magrebíes con un claro acento sevillano.
En su ciudad de acogida estudió Derecho, una carrera que eligió “casi el día anterior a empezarla”, confiesa. Se debatía entre el Derecho y la Biología. Terminada la carrera llegó a Madrid para cursar un máster en Derecho Internacional en la Universidad Complutense. Sigue viviendo en la capital, donde ejerce la abogacía desde hace casi una década. En 2015 montó su despacho de abogados Tax & Legem, que actualmente cuenta con sede en Madrid y Sevilla. Sus servicios incluyen derecho penal, civil, administrativo, de extranjería y servicios a pymes y autónomos.
Pero esto no implica que se haya olvidado de su familia saharahui, que aún vive en el campamento del que él salió hace más de dos décadas. “Les visito siempre que puedo, claro”. Allí tiene a su madre y a nueve hermanos. En Sevilla, además, tiene otros tres hermanos adoptivos a los que quiere igual que a los carnales.
Este abogado está especializado en temas de derechos humanos. “Lo tenía claro desde que empecé”. Su currículum tiene otra entrada más: es Observador Internacional de Derechos Humanos comisionado por el Consejo General de la Abogacía Española.
Entre su profesión, su condición de ex mena y su lugar de origen, estos temas le resultan especialmente dolorosos. “Generalizar así con un colectivo para buscar un culpable a la desigualdad que hay en este país no es la solución”. Además, rechaza el uso del término mena. “Me parece que busca deshumanizar a lo que son niños. No es lo mismo decir vamos a expulsar a los menas que vamos a expulsar a los niños”. La primera afirmación lleva en boca de Vox toda la campaña electoral.
Aunque está claro con qué partido no comulga, realmente, no hay ninguno que despierte sus simpatías. “Me siento desencantado con todos”, asegura. Pese a ello, el próximo día 10 votará “con la nariz tapada, como la mayoría de los españoles”.
Vía El Español.
Madrid, 08 Noviembre de 2019. -(ECSaharaui)
Redacción Agencias | ECSaharaui
Sidi Mohamed Talebbuia nació hace 33 años en los campamentos de refugiados saharauis, Argelia. Con sólo 10 años llegó a Sevilla para pasar el verano de 1996 gracias al programa Jornadas Vacaciones en Paz. No llegó en patera, ni debajo de un camión, como ocurre en muchos casos. Él tuvo la suerte de obtener un visado temporal. “Pero no vine con mis padres, por tanto era un mena”. Actualmente, Sidi es abogado, vive en Madrid y está casado con otra saharahui.
La palabra mena (menor extranjero no acompañado) ha estado muy presente esta semana de recta final hacia las elecciones del 10 de noviembre, concretamente en boca de los dirigentes de Vox. "Yo vivo en un barrio popular de Madrid, Hortaleza, y cada vez que salgo a la calle, y ahí hay un centro de menas, me encuentro con mujeres que me vienen a contar que los policías les dicen que no salgan con joyas a la calle; con madres preocupadas porque sus hijas llegan por la noche y tienen miedo de ser asaltadas", afirmó el líder del partido, Santiago Abascal, en el debate electoral del pasado lunes.
El miércoles Sidi estalló y redactó un carta en Twitter en la que daba una lección a Vox al desmentir las acusaciones que lanza el partido de ultraderecha contra los menas, un colectivo al que él perteneció. “Yo jamás he cometido un delito. Yo jamás he participado en la comisión de infracción alguna. Yo jamás he sido detenido por la @policia o la @guardiacivil”, afirma en la misiva.
Su carta en forma de hilo de Twitter lleva miles de retweets. Las razones que le han llevado a redactarla son dos: “En primer lugar, es una carta de agradecimiento a lo que me he encontrado aquí. En segundo lugar, para decir que ya está bien. Porque [los menas] sean extranjeros y menores no van a ser delincuentes. Y si los hay que están delinquiendo es porque como sociedad estamos fallando, porque están bajo nuestra tutela”, explica a EL ESPAÑOL en su despacho del centro de Madrid. “Si yo tengo un hijo y él se dedica a delinquir, el responsable soy yo”.
Sidi no deja de insistir en el agradecimiento que tiene hacia la sociedad española, de la que forma parte desde hace casi dos décadas: “Lo que me encontrado aquí siempre ha sido gente maravillosa, es lo que intentaba explicar en el hilo. La sociedad que se está intentando vender a día de hoy no es la España que yo conozco. Creo que la mayoría de la sociedad española es gente amable, acogedora y solidaria, que nunca echaría a un niño ni le dejaría tirado en la calle”.
—¿Qué le diría a los votantes de Vox?
—Que se lo piensen bien (risas). Que miren lo que están diciendo sus dirigentes y que investiguen si es verdad. Seguro que la mayor parte de ellos ha tenido a inmigrantes en su vida que no son delincuentes, y que algunos incluso son amigos o vecinos con los que nunca han tenido ningún problema.
Del campo de refugiados a la facultad de Derecho
Sidi pudo quedarse en España por un problema de salud que no le hubieran podido tratar en el campamento en el que nació. Le ocurrió, como a muchos extranjeros en nuestro país, que le caducó el visado. “De entrada, estaba en situación irregular, pero luego con los años ya conseguí regularizar mi situación”. Y no solo eso, la familia que le acogió aquel verano pasó a hacerlo de forma permanente. Eso explica que combine rasgos puramente magrebíes con un claro acento sevillano.
En su ciudad de acogida estudió Derecho, una carrera que eligió “casi el día anterior a empezarla”, confiesa. Se debatía entre el Derecho y la Biología. Terminada la carrera llegó a Madrid para cursar un máster en Derecho Internacional en la Universidad Complutense. Sigue viviendo en la capital, donde ejerce la abogacía desde hace casi una década. En 2015 montó su despacho de abogados Tax & Legem, que actualmente cuenta con sede en Madrid y Sevilla. Sus servicios incluyen derecho penal, civil, administrativo, de extranjería y servicios a pymes y autónomos.
Pero esto no implica que se haya olvidado de su familia saharahui, que aún vive en el campamento del que él salió hace más de dos décadas. “Les visito siempre que puedo, claro”. Allí tiene a su madre y a nueve hermanos. En Sevilla, además, tiene otros tres hermanos adoptivos a los que quiere igual que a los carnales.
Este abogado está especializado en temas de derechos humanos. “Lo tenía claro desde que empecé”. Su currículum tiene otra entrada más: es Observador Internacional de Derechos Humanos comisionado por el Consejo General de la Abogacía Española.
Entre su profesión, su condición de ex mena y su lugar de origen, estos temas le resultan especialmente dolorosos. “Generalizar así con un colectivo para buscar un culpable a la desigualdad que hay en este país no es la solución”. Además, rechaza el uso del término mena. “Me parece que busca deshumanizar a lo que son niños. No es lo mismo decir vamos a expulsar a los menas que vamos a expulsar a los niños”. La primera afirmación lleva en boca de Vox toda la campaña electoral.
Aunque está claro con qué partido no comulga, realmente, no hay ninguno que despierte sus simpatías. “Me siento desencantado con todos”, asegura. Pese a ello, el próximo día 10 votará “con la nariz tapada, como la mayoría de los españoles”.
Vía El Español.
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