Chahid Alhafed, 03 Enero de 2020.-(ECSAHARAUI)
Redacción Salem Mohamed/ ECS actualización.
La eficiencia, demostrada con el transcurso del tiempo, de los Servicios de Inteligencia Saharauis en los últimos diez años, ha desbartado todos los planes del enemigo para desestabilizar la zona y crear el caos.
Brahim Ahmed Mahmud, actual director del departamento de Seguridad y Documentación (Servicios de Inteligencia de la República Saharaui, RASD), no puede disimular (aunque quiere) el eficiente trabajo de sus unidades y agentes en la estabilidad de la región. La política exterior del Frente Polisario emerge desde las sombras armadas de espionaje efectivo y, por el momento, ya ha logrado hasta interferir en planes occidentales en la región. Su éxito no es nuevo.
La Guerra del Sáhara Occidental (1976-1991) fue la mejor escuela posible para los servicios secretos. Estas unidades, tradicionalmente equipadas, lograron, no sólo nivelar su lucha contra todas las fuerzas occidentales que apoyaban a Marruecos en su guerra, sino decantarla a su favor. Hoy el puente de los espías vuelve a ser ruta de paseo noctámbulo, aunque el internet ha sustituido gran parte de sus trabajos.
Los servicios secretos saharauis lograron su liderazgo gracias a un cambio de casting impulsado por su director actual. Daba igual si se recurría al soborno y al chantaje, había que captar a los mejores para espiar en las cloacas del Sahel, Marruecos y los territorios ocupados del Sáhara Occidental. También cuentan con un dispositivo en el extranjero.
El yihadismo en el Sahel y la implicación directa de Francia y Marruecos
En las últimas semanas, cientos de combatientes yihadistas de los frentes iraquí y sirio se encuentran actualmente en la franja del Sahel para imponer su dictado al mando de ciertos países que abogan por el establecimiento de un Kalifato, aprovechando la situación económica y de seguridad desfavorable en los cinco países africanos del Sahel (Chad, Níger, Burkina Faso, Malí y Mauritania).
Según observadores independientes, los servicios secretos marroquíes, D'GED, es uno de los ejes de una nueva ola de terrorismo que experimentará esta parte del continente africano. De hecho, las autoridades marroquíes están en contacto directo con mercenarios sirios y extranjeros que llegan a territorio libio y saheliano.
Esta transferencia de campos de batalla del Medio Oriente al norte y África subsahariana tendrá varias consecuencias, en particular busca la desestabilización del norte de África y el fomento del terrorismo en el Gran Sahel, según informes de inteligencia de países de la región.
En este contexto, Argelia, poderoso país de la región, se enfrenta al despliegue de yihadistas en sus fronteras con Libia. Por su parte Said Chengriha, nuevo jefe del Estado Mayor en sustitución del todopoderoso fallecido Gaid Saleh, advirtió sobre cualquier intento de ingresar a terroristas al territorio nacional argelino, afirmando que el Ejército estará preparado para repeler cualquier agresión extranjera.
Además, la intervención de Turquía en Libia y otras alianzas en ambos lados es otro catalizador para la conflagración de las regiones africanas.
El Sahel es hoy una región devastada por la sequía, la pobreza, la delincuencia, los enfrentamientos interétnicos, así como por ejércitos nacionales mal equipados, poco entrenados y subfinanciados.
Además, los Estados costeros de África Occidental se han convertido recientemente en un centro para las drogas marroquíes y el tráfico de armas de fuego, particularmente desde Marruecos y América Latina.
Varios estudios realizados por centros de investigación estratégica han puesto de relieve los estrechos vínculos entre los grupos terroristas en el Sahel y los numerosos narcotraficantes y traficantes de armas procedentes del Reino de Marruecos.
En el mismo contexto, los informes de ciertas ONG, incluida la propia Naciones Unidas, revelan la existencia de un plan para reubicar a la organización Daesh en el norte de África y en la zona del Sahel, con el apoyo de la droga marroquí y armas francesas.
El objetivo es fusionar todos los movimientos yihadistas del Sahel y los hermanos musulmanes de Egipto con la complicidad directa de Francia, Marruecos y España para el establecimiento de un nuevo Kalifato en las regiones ubicadas en el este de Mauritania, sur de Argelia, Túnez, Libia, hasta Egipto (...) con el fin de desestabilizar estos países.
Redacción Salem Mohamed/ ECS actualización.
La eficiencia, demostrada con el transcurso del tiempo, de los Servicios de Inteligencia Saharauis en los últimos diez años, ha desbartado todos los planes del enemigo para desestabilizar la zona y crear el caos.
Brahim Ahmed Mahmud, actual director del departamento de Seguridad y Documentación (Servicios de Inteligencia de la República Saharaui, RASD), no puede disimular (aunque quiere) el eficiente trabajo de sus unidades y agentes en la estabilidad de la región. La política exterior del Frente Polisario emerge desde las sombras armadas de espionaje efectivo y, por el momento, ya ha logrado hasta interferir en planes occidentales en la región. Su éxito no es nuevo.
La Guerra del Sáhara Occidental (1976-1991) fue la mejor escuela posible para los servicios secretos. Estas unidades, tradicionalmente equipadas, lograron, no sólo nivelar su lucha contra todas las fuerzas occidentales que apoyaban a Marruecos en su guerra, sino decantarla a su favor. Hoy el puente de los espías vuelve a ser ruta de paseo noctámbulo, aunque el internet ha sustituido gran parte de sus trabajos.
Los servicios secretos saharauis lograron su liderazgo gracias a un cambio de casting impulsado por su director actual. Daba igual si se recurría al soborno y al chantaje, había que captar a los mejores para espiar en las cloacas del Sahel, Marruecos y los territorios ocupados del Sáhara Occidental. También cuentan con un dispositivo en el extranjero.
El yihadismo en el Sahel y la implicación directa de Francia y Marruecos
En las últimas semanas, cientos de combatientes yihadistas de los frentes iraquí y sirio se encuentran actualmente en la franja del Sahel para imponer su dictado al mando de ciertos países que abogan por el establecimiento de un Kalifato, aprovechando la situación económica y de seguridad desfavorable en los cinco países africanos del Sahel (Chad, Níger, Burkina Faso, Malí y Mauritania).
Según observadores independientes, los servicios secretos marroquíes, D'GED, es uno de los ejes de una nueva ola de terrorismo que experimentará esta parte del continente africano. De hecho, las autoridades marroquíes están en contacto directo con mercenarios sirios y extranjeros que llegan a territorio libio y saheliano.
Esta transferencia de campos de batalla del Medio Oriente al norte y África subsahariana tendrá varias consecuencias, en particular busca la desestabilización del norte de África y el fomento del terrorismo en el Gran Sahel, según informes de inteligencia de países de la región.
En este contexto, Argelia, poderoso país de la región, se enfrenta al despliegue de yihadistas en sus fronteras con Libia. Por su parte Said Chengriha, nuevo jefe del Estado Mayor en sustitución del todopoderoso fallecido Gaid Saleh, advirtió sobre cualquier intento de ingresar a terroristas al territorio nacional argelino, afirmando que el Ejército estará preparado para repeler cualquier agresión extranjera.
Además, la intervención de Turquía en Libia y otras alianzas en ambos lados es otro catalizador para la conflagración de las regiones africanas.
El Sahel es hoy una región devastada por la sequía, la pobreza, la delincuencia, los enfrentamientos interétnicos, así como por ejércitos nacionales mal equipados, poco entrenados y subfinanciados.
Además, los Estados costeros de África Occidental se han convertido recientemente en un centro para las drogas marroquíes y el tráfico de armas de fuego, particularmente desde Marruecos y América Latina.
Varios estudios realizados por centros de investigación estratégica han puesto de relieve los estrechos vínculos entre los grupos terroristas en el Sahel y los numerosos narcotraficantes y traficantes de armas procedentes del Reino de Marruecos.
En el mismo contexto, los informes de ciertas ONG, incluida la propia Naciones Unidas, revelan la existencia de un plan para reubicar a la organización Daesh en el norte de África y en la zona del Sahel, con el apoyo de la droga marroquí y armas francesas.
El objetivo es fusionar todos los movimientos yihadistas del Sahel y los hermanos musulmanes de Egipto con la complicidad directa de Francia, Marruecos y España para el establecimiento de un nuevo Kalifato en las regiones ubicadas en el este de Mauritania, sur de Argelia, Túnez, Libia, hasta Egipto (...) con el fin de desestabilizar estos países.
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