Francia y Marruecos viven la peor crisis del mandato de Macron

Las relaciones entre Francia y Marruecos pasan por su peor momento desde que el presidente Emmanuel Macron llegase al poder.

París, 17 Febrero de 2020.-(ECSAHARAUI)

Por Lehbib Abdelhay y Ali Brahim Mohamed / ECSaharaui.


Las relaciones diplomáticas entre París y Rabat conocen estos días una frialdad sin precedentes a causa de las inversiones económicas del gigantesco asiático, China, en Marruecos. Este tema se ha convertido en el número uno entre las prioridades de París desde que el economista Emmanuel Macron asumió el cargo como presidente del país galo.

Esta crisis, sin precedentes, demostró el fracaso de Macron de seguir controlando efectivamente la región del norte de África, que durante la época post colonial, Francia se ha presentado durante mucho tiempo como el principal "influencer" en las decisiones políticas y el principal guardian de la seguridad y la estabilidad en esa región.

La batalla por las inversiones económicas, que está siendo librada en estos últimos años por un grupo de potencias internacionales, como un medio moderno de colonialismo y dominación sobre los países del tercer mundo y, por lo tanto, controlar su economía, seguridad, decisiones y orientación política, hizo de Marruecos, dada su ubicación geográfica, un terreno fértil para esta batalla en la que China se apoderó del mega-proyecto de Tren de Alta velocidad en el país, Marrakech-Agadir, y la ciudad desarrollada de Tánger como punto de apoyo en el mercado africano, mientras que España aumentó su control sobre el transporte urbano a través de la empresa española de transporte público, ALSA, especialmente en las principales ciudades como Marrakech y Casablanca, además de la capital.

Frente a este éxito logrado por parte de China y España, Francia cancelará el proyecto "Renault", según dijo el Ministro de Economía francés. A esto hay que añadirle el fallido acuerdo franco-marroquí que París perdió frente a Washington en relación con la compra por parte Marruecos de un escuadrón de aviones de combate.

La inesperada dominación china del proyecto de tren de alta velocidad, que Francia aspiraba a compensar sus pérdidas internas debido al proyecto de fabricación de automóviles, fue la gota que colmó el vaso, y llevó a los políticos del Elíseo a cambiar la forma de lidiar con el socio marroquí a medida que la crisis se desarrollaba para salir a la luz con el paso de los días.

La ira de París ha alcanzado a un nivel hasta ignorar las demandas del Palacio Real de Marruecos en relación con la apertura de una investigación sobre el incidente de la quema de la "bandera marroquí" en varias ocasiones en París y en la localidad de Betz, y eviar la concesión de licencias para las manifestaciones y actividades en apoyo a la causa del pueblo saharaui en Francia.

En este sentido, el ministro de Relaciones Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, se negó a reunirse con Nasser Bourita, ministro de exteriores marroquí, durante una serie de reuniones que mantuvo con sus homólogos de ministros, jefes de gobierno y países durante la Asamblea General de las Naciones Unidas. También ha de señalar que el Elíseo canceló abruptamente la visita del presidente Emmanuel Macron a Marruecos sin aclarar razones o indicar una nueva fecha.

Estos incidentes que sacuden actualmente las relaciones franco-marroquíes empujaron al Majzén a tirarse en los brazos de Benjamin Netanyahu.

El cambio de rumbo en las políticas del reino, apunta ahora a Estados Unidos, a pesar de la posición hostil de Trump con Mohamed VI debido a su apoyo a su rival Hillary Clinton en las presidencias estadounidenses, y tal vez la presión que atraviesa Marruecos lo ha llevado a retirarse fácilmente del discurso de propaganda de su apoyo a Palestina, aceptando a cambio de eso, y sin condiciones o garantías, las demandas de Estados Unidos sobre el "Acuerdo del Siglo".

Marruecos mostró su apoyo total a la campaña de Kushner para el "Acuerdo del Siglo", pero Rabat fue más allá y aceptó acoger reuniones secretras entre el asesor de Trump, Jared Kushner, y varios ministros de Relaciones Exteriores de varios países árabes, con el objetivo de ganar la simpatía de la administración Trump respecto al problema saharaui, que finalmente se confirmó que EE.UU rechazó desempeñar el mismo papel negativo de Francia en el tema del Sahara Occidental.

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