Campos de Refugiados Saharauis, 29 Marzo de 2020, -(ECSAHARAUI)
Por Lehbib Abdelhay/ECS
Se cumple la primera semana de confinamiento y en los campamentos de refugiados saharauis han tenido que idear múltiples iniciativas para darle sentido a la rutina, que se ha visto crudamente entorpecida por la restricción de movimiento de las personas y el cierre de las fronteras.
Al final las jaimas y las frágiles casas de adobe se han convertido en el refugio de la población y las calles muestran una estampa insólita a la que cuesta acostumbrarse, pues los refugiados se movían mucho entre sus wilayas.
El viernes la situación parece más de ciencia ficción, ya que el tráfico se reduce considerablemente. En el caso de hoy, domingo, cuesta ver a diez coches circulando a la vez por puntos tan tránsitos como el mercado de Guelta en El Aaiún o los alrededores de la wilaya.
En esta semana de confinamiento total, la ministra de Salud Pública, el presidente de la República y la Comisión de Prevención y seguimiento han efectuado visitas a centros de aislamiento y hospitales de toda la república.
Actualmente, la pandemia afecta a 87 países y no está presente en otros 12, entre los cuales figura la República Saharaui. Asimismo, un grupo de médicos saharauis están fabricando, en la medida de lo posible, geles desinfectantes para repartir a la población.
En medio de la pandemia global de coronavirus COVID-19, las autoridades saharauis anunciaron el pasado domingo el cierre de los pasos fronterizos con Mauritania y los territorios liberados del Sáhara Occidental y restringen la entrada de personas a los campamrentos saharauis, como medidas para prevenir de la expansión del nuevo Coronavirus. La medidad entró en vigor el pasado 18 de marzo.
De momento no se registra ningún caso de Coronavirus
Las autoridades saharauis han decidido la semana pasada introducir un régimen de alerta máxima debido a la amenaza de propagación del Covid-19. Se suspendieron las clases en escuelas. Todos los eventos y de entretenimiento han sido cancelados.
El Gobierno Saharaui ha ordenado el confinamiento total de la población residente en los campamentos de refugiados saharauis, los territorios liberados del Sáhara Occidental y las regiones militares para evitar la propagación del brote de Coronavirus que afecta al mundo causando miles de muertes e infectados en todas partes del planeta.
Esto supone que los 170.000 ciudadanos de los cinco campamentos (Dajla, Smara, Bojador, Auserd y El Aaiún), además de la Unidad Administrativa de Chahid Alhafed, tienen totalmente las salidas restringidas desde el pasado domingo hasta un nuevo aviso. Solo podrán salir previo control de la policía saharaui. Así lo ha anunciado el Comité Técnico de Seguimiento y Prevención del Coronavirus y el Consejo del Gobierno de la RASD tras una reunión ampliada
El Ejército saharaui se encarga del cierre perimétrico de esas zonas y también habrá una comisión local que se dedicará a vigilar las tiendas, farmacias y supermercados para estabilizar los precios.
El acceso a efectivos de servicios esenciales también está garantizado. “Tenemos esta situación [el brote de coronavirus] controlada pero la decisión que acabamos de tomar nos ha de permitir este control”, explicó la misma fuente que pidió mantener su identidad en el anonimato.
Desabastecimiento en los Hospitales de los campamentos de refugiados saharauis
La situación actual en los hospitales de los campamentos de refugiados saharauis es de total desabastecimiento. No solo faltan medicamentos de primera necesidad sino también material básico como son gasas, suero fisiológico e incluso equipos de suero.
La población saharaui refugiada desde el año 1975, en los últimos años, vio reducida la ayuda humanitaria que reciben por parte de las grandes entidades internacionales.
Cabe destacar la demanda del personal sanitario público , un problema patente desde hace años.
Los sanitarios piden un mayor reconocimiento. Apoyo a su labor, acompañado de un aumento del sueldo y disponer del material necesario para realizar su labor diaria.
Como consecuencia de estas condiciones algunos de estos sanitarios optaron por abrir clínicas privadas, buscando una financiación autónoma. Esto ha llevado a que se abran más centros privados incluyendo las farmacias. Donde desgraciadamente algunos trabajadores se ven obligados a veces a doblar turno, de forma casi voluntaria en el sector público y también en el sector privado para poder tener un sueldo que cubra sus necesidades.
Tomando como muestra un hospital regional de referencia en el cual damos asistencia sanitaria a todas las personas que acuden, pudimos observar que la ciudadanía está cansada de la situación actual, sobre todo coinciden en un punto común, la queja sobre cómo es posible que las farmacias públicas están vacías y las privadas estén más dotadas.
Lo que nos lleva a resaltar que la nueva ministra de sanidad Saharaui está ante un auténtico reto, para rehabilitar un sistema público debilitado ante un aumento de los servicios privados. En los cuales no hay ningún tipo de control sobre los servicios que se ofrecen aumentando el riesgo de cometer negligencias.
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