Argel. - 25/11/2020 - ECSaharaui.
En un giro histórico, Argelia autoriza en su nueva constitución el despliegue de su ejército en el extranjero en el contexto de misiones de mantenimiento de la paz atendiéndose a las resoluciones de la ONU, Unión Africana y Liga Árabe.
Tebboune, presidente de Argelia. - Archivo. |
Redacción: Mohamed Salem - Lehbib Abdelhay.
Argelia votó a principios de este mes (1/11/2020) un referéndum para aprobar la nueva reforma constitucional, que entre otras novedades que incorporaba, destaca el artículo 91 en el que se le autoriza al ejército argelino a intervenir en el extranjero por primera vez en su historia, el artículo menciona el ''envío de unidades del Ejército Nacional Popular al extranjero'' con el objetivo de defender sus intereses geoestratégicos nacionales más allá de sus fronteras, adquiriendo por consiguiente un papel activo en los conflictos regionales.
La nueva constitución, promulgada por el gobierno de Tebboune, en el marco de actuación de política de intervención extranjera, otorga el poder de decisión al jefe de estado tras ser aprobada, por mínimo, de dos tercios del parlamento argelino.
Además, en el artículo 31 de la misma constitución se recalca su acción en este contexto, expresándolo ''en el marco del respeto de los principios y objetivos de las Naciones Unidas, la Unión Africana y la Liga Árabe''.
El hecho es que hace unas décadas el principio de no injerencia estaba consagrado en la Constitución de Argelia. El artículo 26 de las Constituciones de 1989 y 1996 establece que "Argelia se abstiene de recurrir a la guerra para violar la soberanía legítima y la libertad de otros pueblos. Se esfuerza por resolver las disputas internacionales por medios pacíficos", reza el decreto en la constitución anterior.
Argelia no tocaba este asunto desde 1966, en el que esclarecía que se abstenía de intervenir militarmente en el extranjero. En el escenario internacional, Argelia a menudo ha optado por la posición de árbitro, defendiendo un principio de no intervención fuera de sus fronteras.
Esto parecía estar en línea con el compromiso del país con el Movimiento de Países No Alineados, al que permaneció leal a pesar del fin de la Guerra Fría. Sobre todo, al abstenerse de intervenir en los asuntos internos de otros países, Argelia manifestó su apego al principio de respetar la soberanía de los Estados y la no injerencia.Básicamente, ella no interfería en los asuntos de los demás para que otros no interfieran en los de ella (Argelia). Esta posición a menudo ha sido elogiada internamente, ya que se opuso a la intervención militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Libia, argumentando que el impulso popular contra el coronel Gaddafi es un asunto interno del país, o cuando rechazó participar con Arabia Saudita en la coalición árabe contra Yemen a finales de 2015 o, aún más; cuando el ejército Argelia se negó a unirse a la coalición internacional comandada por los EE.UU para la liberación de Kuwait durante la primera Guerra del Golfo en 1990.
Sin embargo, hubo un momento en que Argelia, en su ardor revolucionario, participó militarmente en causas consideradas justas, como la Guerra de los Seis Días en junio de 1967, la Guerra de Yom Kippur en octubre de 1973 (también llamada Guerra de Ramadán), o incluso en el Líbano, en 1976, enviando un contingente de 400 militares a las tropas sirias en el Líbano para poner fin a la guerra civil. Argelia también autorizó a Francia a sobrevolar su territorio como parte de la Operación Serval, liderada por París a principios de 2013 en el norte de Malí.
En cuanto a las operaciones de mantenimiento de la paz, Argelia ha enviado tropas bajo los auspicios de la ONU al Congo (para la misión MONUC), a Etiopía (la misión MUNEE que garantiza la paz entre Etiopía y Eritrea ), o en Angola después de la independencia de este país para establecer la "paz" decidida por la ONU entre el partido gobernante, el MPLA y su rival Unita, y en Camboya (MIPRONUC), a partir de diciembre 1991 hasta febrero de 1992.
Para Akram Kharief, periodista argelino especializado en temas de seguridad y defensa, el no intervencionismo de Argelia en las últimas décadas responde al hecho de que "Argelia experimentó un período de disturbios internos durante los años 90, que se extendió en el Gran Sahara y el Sahel durante la primera década de los 2000, que movilizó intensamente al ejército argelino dentro de sus fronteras poniendo en máxima alerta a sus tropas ante cualquier eventualidad".
Según Kharief, Argelia pagó el precio por su no injerencia el 16 de enero de 2013 después del ataque al complejo de gas de In Amenas, que causó al menos 67 muertos y paralizó este punto de gas estratégico para la economía argelina por más un año. "El ataque", describe Kharief, "fue planeado en Malí y llevado a cabo desde Libia".
"Hoy, el argumento inventado de una doctrina no intervencionista de la ANP ya no es necesario y nada más que la mención de esta posibilidad es un cambio radical en la región y ofrece una nueva palanca a la diplomacia argelina ”, recalca.
La introducción de un artículo en la Constitución, que otorga el poder al Presidente de la República para enviar unidades del ejército al extranjero después de un voto mayoritario del Parlamento por dos tercios de sus miembros, constitucionaliza la participación de Argelia en las operaciones de mantenimiento de la paz bajo el mandato de la ONU, ¿constituye un importante punto de inflexión en la política exterior de Argelia?
De hecho, la posibilidad que ofrece esta nueva medida de la Constitución para desplegar el ejército argelino más allá de sus fronteras, permitiría tener una potencial herramienta diplomática, como señala la famosa fórmula de Carl von Clausewitz: "...la guerra no es solo un acto político, sino un verdadero instrumento político, una continuación de las relaciones políticas, un logro de estas por otros medios ...".
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