La batalla de Guelta Zemmur; 13 y 14 de Octubre de 1981.

Madrid, 26 Noviembre de 2020. - (ECSAHARAUI) 

Autor: Haddamin Moulud Said. 

A raíz de esta batalla, Marruecos, había puesto el grito en el cielo y había acudido a la ONU para quejarse. Marruecos acusó a Libia de facilitar misiles SAM-6 al POLISARIO. 

Marruecos, por lo demás, convocó una reunión urgente de su parlamento para denunciar que dichas armas fueron utilizadas por técnicos de la RDA o de Cuba. Su argumentación se basaba en que la acción militar de Guelta Zemmur excedía los recursos bélicos que poseía el POLISARIO y sólo podía concretarse con la ayuda de técnicos especializados, a través de los países fronterizos. 

El rey Hassan II lanza un mensaje de advertencia al presidente mauritano, Uld Haidala, para que impida el paso del POLISARIO por su territorio. Por su parte, el Ministro de Exteriores marroquí, Mohamed Bucetta, denuncia públicamente a Mauritania por intervenir directamente en el ataque a Guelta. Es normal que Marruecos haya reaccionado de esta manera. En pocos días, Marruecos, había perdido cinco aviones, valorados en torno a los 500 millones de dólares de los de entonces.

Land Rover del POLISARIO junto a bomba frenada con paracaidas.

Seguramente, al lector, le habría gustado que el texto fuera escrito por quien lo haya vivido para así, narrarlo con todo lujo de detalles. Las generaciones del futuro y, buena parte de las del presente, siguen con al esperanza de que algún día, se recopilen estos capítulos de la Historia del pueblo saharaui. Ciertamente, las implacables leyes de la demografía hacen que, día tras día, perdamos a unos auténticos libros vivientes. Y mientras esa historia se escriba, el lector, tendrá que contentarse con el relato de un ignaro en la materia. Para poner, al lector, en el contexto de esta batalla, conviene describir la situación previa a la misma. Cómo eran y cuáles eran las armas de que disponía el POLISARIO con anterioridad a esta histórica batalla y
cuál era su estrategia.

Antes de 1981, las Regiones Militares se componían, esencialmente, de unas cuantas unidades de infantería, extraordinariamente, ligeras. Es decir, en sus rapidísimos ataques al enemigo, el POLISARIO, no disponía de carros ni blindados ni, tampoco, de una infantería mecanizada en condiciones óptimas para un choque frontal con el enemigo. Los datos más optimistas, los del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales de Londres, cifraban, en 12.000 hombres, el número total de efectivos del POLISARIO, en el año 1989. Es de suponer que diez años antes, no eran ni la sexta parte de esa cantidad. El lector, por lo demás, no debe perder de vista el dato del Censo elaborado por España en el año 1974 y que cifraba la población total del territorio, en poco más de 74.000 personas. Y, recuérdese, que más o menos, el cuarenta por ciento de esa cantidad quedó atrapado en la parte ocupada y controlada por Marruecos, según se desprende del censo elaborado por la MINURSO y entregado a la ONU en 2007. Por lo demás, seguramente, no hará falta, decirle al lector el número de efectivos de los ejércitos de Marruecos o de Mauritania. La estrategia habitual que el POLISARIO venía utilizando es una herencia de los tiempos de escasez. Para adentrarse en las profundidades de Mauritania y para atacar a las posiciones marroquíes, el POLISARIO, muy escaso de armas, utilizaba una estrategia basada, esencialmente, en ‘alkar ua alfar’, o sea, “golpear y huir”. Esto es, un reducido grupo de hombres, con una capacidad de sacrificio a prueba de cruzar desiertos en agosto y con un conocimiento del terreno que envidiaría el mismísimo ‘Google.maps’, se acerca a su objetivo y, sin más armas que las que portan los propios guerrilleros y sus Land Rovers, aprovechan el momento del alba para, con toda su potencia de fuego, caer sobre un enemigo aún adormecido. La experiencia, les había demostrado que, normalmente, solían ganar todas las batallas con ese estilo. Esta es la estrategia que se venía utilizando y esas son, también, las únicas armas de las que disponía el POLISARIO.

Hasta 1981, el armamento del POLISARIO era, esencialmente, un armamento ligero. Hubo ocasiones en las que teniendo y pudiendo utilizar armamento pesado, el POLISARIO, optó por no utilizarlo porque no se adaptaba a su estrategia. Recuérdese que la rapidez era el alma de la guerra. Golpear, aniquilar y huir. Podemos mencionar, a modo de ejemplo, los Kalashnikov AK 47 para los soldados. Cañones ligeros acoplados a los Land Rover que disparan en movimiento, tipo B10, B11; cañón de 75 milímetros; ametralladoras 12.7, versión Dushka; ametralladoras de 23 milímetros; y, algo más pesadas, las ametralladoras ligeras PK, las ametralladoras Grenof y las bazucas como arma anticarro. Otros ya más pesados que iban acoplados sobre camiones Mercedes eran las ametralladoras de 14.5 milímetros, cuyo bautismo de fuego tuvo lugar un 18 de diciembre de 1977, en Tmeimichat (Mauritania) donde
cayeron prisioneros unos 78 soldados mauritanos. A partir de 1979 entran en escena los Toyotas equipados con ametralladoras de 14.5 milímetros, las gloriosas ametralladoras de 23 milímetros y los misiles ‘Grad’ anticarro, acoplados sobre los Land Rover. En el plano de la artillería pesada, tan sólo se contaba con el mortero 120 y los temibles BM 21, apodados ‘Org. Stalin’ que disparan 40 obuses, casi a la vez, hacia un objetivo situado en torno a los 20 kilómetros de distancia.

Como se puede observar, el armamento era, esencialmente, ligero. Normal. El POLISARIO había hecho de la necesidad una auténtica virtud. Y no teniendo, el POLISARIO, ningún arma con la que, si quiera, podía disuadir la aviación enemiga, entonces, optó por aligerar sus unidades, haciendo mucho más fácil su movilidad y, mucho más difícil, su localización por los aviones de reconocimiento enemigos. Recuérdese cómo, por ejemplo, en 1977, en Aadhem Lehmar, nuestras unidades, ya en franca retirada, son alcanzadas por los Jaguar franceses y cómo, esos Jaguar, descargan su fuego sobre un camión que transportaba, precisamente, a los soldados mauritanos capturados en esa batalla. No resultará difícil, por lo demás, imaginar la enorme dificultad que tenía la aviación enemiga para localizar y atacar a los pequeños Land Rovers en un océano de arena. En resumidas cuentas, la necesidad de no exponerse en exceso a los ataques de la aviación enemiga, unida a la necesidad de moverse y camuflarse con extraordinaria rapidez, habían sido la marca de la casa de un POLISARIO, que hasta octubre de 1981 no había hecho ninguna batalla utilizando la infantería mecanizada. El verdadero éxito, pues, del POLISARIO radica en que, con unos medios extraordinariamente escasos,
pudo hacer la guerra en un frente bélico de más de tres mil kilómetros de longitud, desde Basseknou, en el sureste mauritano, hasta Zagura ya, prácticamente, en el centro oriental de Marruecos. Sin temor a errar mucho, podemos afirmar que hasta octubre de 1981, los combatientes del POLISARIO, no conocían lo que era la infantería mecanizada. Esto es, todas las batallas que habían hecho antes de esa fecha, las hacían a lomos de Land Rovers. Esto da una cierta idea de cuán frágiles eran las cargas del POLISARIO. En otras palabras, los elementos (hombres y material) con los que el POLISARIO atacaba al enemigo eran de carne, hueso y hojalata. El arma verdadera era el valor y el coraje de esos hombres.

Por lo demás, la batalla de Gueltet Zemmur, se produce dentro de la ‘Ofensiva Houari Bumèdián’, conocida por los combatientes como ‘la guerra de las posiciones’, en la que nuestras unidades caían, como fieras, sobre una posición concreta y, en un breve plazo de tiempo, aniquilaban a toda la fuerza enemiga, ahí, acantonada. Tal era el caso de las gloriosas operaciones de Lemsayel, el 16-01-1979; Bir Enzarán, el 14-08-1979, en pleno Ramadán; Leboirat, el 24-08-1979; Smara, el 06-10-1979; y Mahbes, el 13-10-1979. Por otra parte, hacía ya más de un año que Marruecos había iniciado, en los cerros de Ras Al Janfra, y a escasos ocho kilómetros de la frontera saharaui, la construcción del primer tramo del muro. En el plano exterior, la RASD, registraba una leve caída en la evolución de países que la reconocen, en comparación con los años anteriores (tan sólo cinco países en todo 1981, en comparación con los doce Estados de 1980 o los diecisiete de 1979). Además, había sufrido la primera retirada de reconocimiento: la de Guinea Ecuatorial en mayo de 1980. La Asamblea de Jefes de Estado o de Gobierno de la Unidad Africana, celebrada en Nairobi, del 24 al 27 de junio de 1981, había aprobado una Propuesta para celebrar un referéndum de autodeterminación en el Sahara Occidental y, en general, este foro se estaba inclinando ya hacia la Causa saharaui. Hassan II, efectivamente, había aceptado esa propuesta de referéndum, pero, para Marruecos, ese referéndum tenía que ser un referéndum de confirmación. Recuérdese que Marruecos aún no reconocía al POLISARIO, ni como representante del pueblo saharaui ni, mucho menos, como interlocutor en el conflicto. En esas coordenadas, el POLISARIO, perseguía, exactamente eso. Es decir, reclamaba que Marruecos aceptara entrar en negociaciones directas con el POLISARIO (con lo que implícitamente lo reconocería). El POLISARIO reclamaba negociar directamente con Marruecos tanto el cese del fuego como la aplicación de la proposición de Nairobi. En el plano interno, los Campamentos de Refugiados, en 1981, habían alcanzado un grado de progreso en educación, sanidad y organización interna, verdaderamente, envidiable para buena parte de los países del Tercer Mundo. En este clima, pues, el POLISARIO, se prepara para una de las grandes batallas que lo iba a colocar en el mapa mundial, la batalla que iba a marcar un antes y un después en la guerra del Sahara Occidental.

En Gueltet Zemmur se encontraba, acantonado, el 4o Regimiento del ejército marroquí, que englobaba a más de 3.500 efectivos, equipados con los más modernos equipos de combate. Los estrategas marroquíes pensaban que sus fuerzas, en Gueltet Zemmur, eran virtualmente inatacables, debido a que la geografía y la orografía del terreno les eran, enteramente, favorables. Y, además, el elevado número de efectivos ahí desplegados, en torno a los 3.500, el equipamiento, los campos de minas, zanjas, víveres y logística suficientes para doce meses, unidos a los constantes vuelos de reconocimiento que captaban todos los movimientos de nuestras unidades. Todos estos elementos, hacían de Gueltet Zemmur una auténtica fortaleza. Por si no tuvieran suficiente, los marroquíes, habían talado toda clase de árboles y arbustos en todo el perímetro de Guelta para evitar, así, cualquier camuflaje que permitiera el acercamiento de nuestras unidades, sin ser detectadas. Pero ya estábamos en octubre de 1981 y las unidades del POLISARIO llevaban ya un buen rato sin registrar una de las buenas.

La envergadura de la operación hizo que, los dirigentes del POLISARIO, pusieran toda la carne en el asador. Es decir, prácticamente, el ejército saharaui entero, estaba en el frente de batalla. Para los anales de la historia, quedó registrada como la primera vez en la que, el Ejército de Liberación Popular Saharaui, adoptaba la actitud de un auténtico ejército clásico. En efecto, ahí estaban la 1a, 2a, 3a, 4a Regiones Militares, una compañía de la 5a Región militar y los batallones de artillería y defensas antiaéreas. Se han mencionado los batallones de artillería y defensa antiaérea como dos entes independientes, porque, por entonces, el POLISARIO, no disponía de suficiente material de esa clase, para incorporarlo a cada una de las Regiones Militares. En aquellos años, recuérdese, la guerra se libraba, esencialmente, en territorio marroquí. En consecuencia, nuestras unidades se encontraban acantonadas en la zona norte del Sahara Occidental, concretamente, en los puntos siguientes: La 1a Región, en Ued Saguia, entre Tukat, Lehseyat, Farsía, Kara y Echedería. La 2a Región acampaba desde Ued Ratmía hasta Lemgasem, vigilando de cerca a Smara. La 3a Región, más al norte, se encontraba, huerto incluido, en Ued Qsat, aguas más arriba de Alfauar. Pero, tiempo más tarde, iba a abandonar aquellos parajes para instalarse en el sur, hacia Miyek, Méjico, para los ‘cubarauis’. La 4a Región, que más tarde iría hacia el sur, hacia Negyir, estaba acantonada en Amgala y Budreiga. Y, finalmente, la 5a Región, se encontraba en Almesmar, al nordeste de Zmul Niran, prácticamente, en la punta nororiental del territorio. Como se puede observar, nuestras unidades estaban estacionadas en el norte del territorio, en un área bastante alejada de Gueltet Zemmur. Por su parte, la Roca, ‘Lehyar’, como se conoce popularmente a Guelta, se encuentra en el centro oriental del Sahara Occidental. Está situada a 250 kilómetros al sureste de El Aaiún y, en la misma dirección, a unos 140 kilómetros de Bu Craa. Además, está a 300 kilómetros al nordeste de Dajla, a unos 90 kilómetros al sur de Amgala y a unos 90 kilómetros al oeste de la localidad mauritana de Bir Mogrein. No obstante el tesoro mejor guardado del POLISARIO, lo componían unas unidades de infantería mecanizada que, junto con las de los misiles SAM-6, iban a entrar en combate, por primera vez en la historia.

Un silencio sepulcral y una discreción absoluta envolvían todo lo relacionado con estas unidades para garantizar el efecto de la sorpresa el día de la batalla. Por ello, estas unidades estaban acantonadas mucho más al este que el resto de la 2a Región Militar a la que estaban, formalmente, adscritas. Y se encontraban en Laryamía, los tanques T-54 y T-55; en Lautad-Um Sruz (Ternit), los BMP; y, en Rjamía, los BTR. Por su parte, los nuevos equipos de defensa antiaérea, los ‘Kuadrat’, los habían desgajado del preexistente batallón de defensa antiaérea, batallón 6a G, pasando a formar una nueva unidad independiente. La necesidad de evitar ser descubiertos por los constantes vuelos de los aviones Hércules C-130, conocidos popularmente como ‘Alkeichafa’ (la exploradora), que Marruecos utilizaba como avión de reconocimiento que, enviaba, a los aviones de combate, la posición exacta de nuestras unidades, para hostigarlas, dicha necesidad, obligaba a nuestras unidades, a hacer todo el recorrido de noche. De día no se movía ni un alma. De modo que, varias jornadas antes del día D, nuestras unidades, sin luces, bajo la oscuridad de la noche y guiadas únicamente por la posición, en el firmamento, de la estrella ‘Suhail’, Canopo, de la constelación Carina, ponen rumbo hacia el suroeste. Con la fría brisa atlántica, la ‘sahlía’ viniéndoles de cara, se dirigen en dirección a Guelta. Por ejemplo, las unidades de la 2a Región salen desde Ratmía, y recorren, de noche, Ued Greizim, Tadaiguet, Budreiguet Tighirt, Udeyat Lejiam, Jneig Zentamat hasta llegar a Agüeililat, que se encuentra al norte de Guelta. Por su parte, la 3a Región termina acampando en Timuchat, las unidades de combate, y en Dluä y en Udey Alguezzah, su logística. Todas las demás Regiones Militares hacen un recorrido análogo y, siempre, de noche. En su trayecto, aún les dará tiempo para dar buena cuenta de varios camellos, con ocasión de la festividad de Al Aid El Kebir, del día 10 del mes de Al Aid de 1401 de la Héjira, que ese año coincidía con el 09 de octubre de 1981. Como quiera estas unidades no podían moverse durante el día, se cuenta que, en una de esas jornadas, un oficial sube a su coche y sale de paseo. Se aleja de la zona donde estaban los carros y los blindados y, cuando está a varias decenas de kilómetros, divisa la ‘jaima’ de unos nómadas. Decide acercarse para tomar un té. Al llegar y, mientras toman el té, la anciana madre le cuenta que la noche anterior, ella, había escuchado el movimiento de unas tropas pero que, el ruido de sus vehículos, no era el típico del POLISARIO y que a lo mejor era el enemigo, por lo que temía verse en la necesidad de mudarse de lugar. El oficial, asombrado por la increíble sensibilidad auditiva de las gentes del desierto que les permite distinguir, de noche, entre el enemigo y el amigo, sólo por el ruido de sus vehículos, se percata de que una anciana sin más medios que su capacidad auditiva había captado lo que el POLISARIO llevaba mucho tiempo intentando esconder a propios y extraños. Antes de marcharse, le tranquiliza y le dice que puede permanecer en el lugar y que, todavía, era un lugar seguro.

Para ganar una batalla en unas condiciones, extraordinariamente, adversas como lo eran las de Gueltet Zemmur, el POLISARIO, contó con dos elementos que iban a resultar cruciales en la batalla. El primero, es el factor de la sorpresa y, el segundo y más importante, era la puesta en escena de un nuevo material militar que el POLISARIO utilizaba por primera vez y que, por tanto, Marruecos, ignoraba su existencia en manos del POLISARIO. Se trataba, esencialmente, de los misiles SAM-6, conocidos como ‘Kuadrat’, como arma antiaérea y, los BMP, unos veloces y temibles blindados capaces de transportar la infantería a las primerísimas líneas de fuego, conocidos como ‘naqilat’ y que el POLISARIO, también, estrenaba por primera vez. Además de los tanques T-54, T-55 y los Carros BTR y Cascabel, igualmente, estrenados por primera vez. En definitiva, el POLISARIO, hizo su mayor apuesta en la historia y puso, sobre el terreno, 90 carros blindados: 20 blindados BMP; 10 carros T-55 y T-54; 30 carros PTR y 30 carros Cascabel. Es preciso resaltar que, el POLISARIO, había escogido a sus mejores cuadros para la formación y el aprendizaje en el manejo de ese nuevo armamento y que lo había hecho bajo la más absoluta discreción. Buena parte de nuestras propias unidades no sabía, hasta ese día, que el POLISARIO se había provisto de material tan sofisticado, especialmente, en lo que se refiere a los misiles SAM-6. Otro gran hándicap que tenía el POLISARIO, eran sus escasos medios en inteligencia militar. Es decir, para planear un ataque a una posición determinada, el POLISARIO, contaba con muy escasos medios técnicos y humanos, para estudiarla y analizar y procesar la información relativa a los efectivos y equipos ahí desplegados por el enemigo. Para suplir esas carencias, el POLISARIO, contaba con un arma del que, Marruecos, jamás podía disponer: la audacia de unos hombres dispuestos a realizar lo imposible.

Envalentonado, pues, por el número de efectivos y los nuevos equipos, el POLISARIO, cogió el toro por los cuernos y decidió acceder a Guelta desde los escasos accesos posibles. Es decir, iba a entrar por los lugares donde, justamente, Marruecos, esperaba que lo hiciera y, por tanto, estaban infestados de toda clase de obstáculos. Así, el POLISARIO, con toda su jerarquía en el tajo, había programado, sobre el papel, un ataque basado en un eje central con dos apoyos, uno, a cada lago: el papel de eje central lo iba a desempañar la 2a Región, liderada por las compañías de infantería mecanizada y cuya misión era entrar por el noroeste, desde Cheljet Elban, para dirigirse hacia el Fuerte Español; la 3a Región, iba a entrar por el sudeste, desde Ued Timuchat, para dirigirse, cuesta arriba, hacia la ciudadela; la 4a Región iba a entrar por el sur, para cerrar el paso hacia el sur. A la 1a Región se le encomendó la misión de dirigirse hacia las proximidades de Udeyat Tius, en el oeste, para, desde ahí, repeler cualquier ayuda o refuerzo que pudiera proceder desde Bucraa o desde El Aaiún. Y evitar, así, que el enemigo les pueda atacar por la espalda. De la 5a Región, sólo participó la 3a Compañía y se le encomendó la misión de posicionarse al norte de Guelta, para repeler las posibles ayudas que pudieran proceder desde Smara y, además, para garantizar la seguridad de los pasos para el suministro y la logística de nuestras propias unidades. Unos pequeños imprevistos en la rampa de lanzamiento de los, todavía, secretos misiles SAM-6, obligaron a posponer, por 24 horas, el programado día D. Inicialmente, pensada para coincidir con el día de la Unidad Nacional, el 12 de octubre, la batalla de Gueltet Zemmur, comenzará el día 13 de octubre de 1981, cuatro días después de Al Aid el Kebir de 1401 de la héjira. Ese día, pasadas las once de la noche, los oficiales de filas de las unidades de infantería mecanizada, reunidos en Gleib Kseiksu, en la batiente occidental de las estribaciones de Gueltet Zemmur, dan los últimos retoques a la batalla. Muchas horas antes, todas nuestras unidades de combate habían recibido la célebre orden de “preparar cena y comida”. Es decir, esa noche no se podía hacer fuego y, el día siguiente, el día trece, prometía ser largo.

Llegado el día D, el 13 de octubre de 1981 y, después del rezo de ‘Alfayr’, sobre las cinco de la mañana, las dragaminas, unas máquinas acopladas a los blindados para la remoción de las minas, inician su trabajo en la angostura de Cheljet Elban. Pero antes de escucharse todavía ningún disparo ya estaba “Alkeichafa” haciendo de las suyas en los cielos de Guelta. Justo en ese instante, un misil SAM-6, lanzado desde Agüeililat, alcanza de lleno al, hasta entonces, inalcanzable C-130. Ese ruido y el estallido del C-130 en los cielos de Guelta, fue captado, por nuestras unidades desde sus distintas posiciones, como el aviso del inicio de la batalla. Pero, sobre todo, ese ruido, supuso una inyección de moral insuperable para nuestras unidades de combate. Diríase que en ese mismo instante, el éxito de la batalla ya estaba garantizado. En este punto, es preciso recordar que la incuestionable superioridad aérea marroquí, llegó a ser demoledora para la moral de nuestras unidades de combate. De hecho, desde hacía varios años, las quejas de todo combatiente se resumían en una sola: “la dirección política tiene que conseguir algún arma para repeler a los aviones”. El sentir de aquellos años, lo refleja una célebre frase de un combatiente saharaui cuando dijo: “yo reconozco al POLISARIO, pero para reconocer a la RASD, ésta tiene que conseguirnos algún arma para derribar ‘Alkeichafa’ y los demás aviones”. Y, en ese instante del alba, en la Gloriosa Gueltet Zemmur, nuestras unidades de defensa antiaérea, acantonadas en Agüeililat, a 50 kilómetros al norte de Guelta, habían sido encumbradas a la gloria por derribar ‘Alkeichafa’. Ya podía, el ejército marroquí, escupir océanos de fuego, que una vez abatida ‘Alkeichafa’, ya nada podía detener el avance de nuestras unidades. Para permitir un avance en condiciones, más o menos, aceptable de nuestra principal fuerza de ataque, el POLISARIO, había dispuesto que las ‘Alkasi7at’, las dragaminas, acopladas a los blindados, iniciaran la remoción de los campos de minas en Cheljet Elban, por donde iba a entrar el eje principal de ataque. Pero el madrugador derribo de “Alkeichafa”, aceleró todo el proceso y, las ‘Alkasihat’, tuvieron que ser desacopladas, antes del tiempo previsto, para dar a los blindados su función natural de ataque, puesto que la batalla se les venía encima. De modo que las unidades de infantería mecanizada, en cuyo bautismo de fuego, tenía el POLISARIO, todas sus esperanzas puestas, tuvieron que entrar en acción sobre un terreno plagado de minas, al igual, que el resto de nuestras unidades.

Es entonces, cuando nuestra artillería y, especialmente, los ‘Org Stalin’, estratégicamente emplazados en la colina, ‘Gara’, de Udei Askaf, empiezan a escupir toda su potencia de fuego sobre las posiciones enemigas, convirtiéndolas en una auténtica gehena. En ese momento, nuestras unidades de infantería mecanizada, hacían su gloriosa entrada en las primeras líneas enemigas. Y, pisándoles los talones, montadas sobre los legendarios Land Rovers que corrían a velocidades diabólicas y cruzando las lenguas de fuego que escupía el enemigo, venía el resto de nuestras unidades de infantería, desde tres frentes distintos. Así, el 4o Regimiento marroquí había sido pillado, prácticamente, en pañales y el efecto sorpresa había surtido toda su eficacia. No podía, la célebre Gueltet Zemmur, conceder un mejor comienzo para un memorable martes y trece como aquél día. Un inolvidable 14 del mes de Al Aid de 1401 de la Héjira. No obstante, aquella señal acústica, en el cielo de Guelta, había despertado, en tierra, a la tropa marroquí y la había puesto sobre aviso de lo que les venía encima. Su rápida reacción y el intenso fuego que opusieron a nuestras unidades, unido a la, extraordinariamente, difícil orografía del terreno, que les permitía disparar, desde arriba, hacia un enemigo que les venía desde abajo, obligaron a nuestros mandos a alterar el modo e itinerario de avance de nuestras unidades, inicialmente previsto. Dados los grandes obstáculos del terreno y las fortificaciones enemigas, nuestras unidades, tuvieron que hacer frente a un intenso fuego que provenía de las líneas enemigas, colocadas, estratégicamente, en la altura, unas detrás de otras para reforzarse mutuamente y hacer mucho más difícil el avance de nuestras unidades. Aunque durante las primeras horas de combate, el avance de nuestras unidades, se mantuvo de forma ordenada y continuada, el esquema de guerra tradicional, basada en una columna central y dos alas, a ambos lados, que sirven de apoyo, aplicado habitualmente por el POLISARIO, tuvo que ser alterado sobre la marcha. De modo que, por ejemplo, las unidades de la 3a Región, después de escalar cuesta arriba las estribaciones nororientales de Guelta, tuvieron que virar ligeramente hacia el oeste, para encontrarse con las de la 2a Región, ya en las puertas del Fuerte Español.

Prácticamente anonadados por la entrada en escena de unas temibles máquinas de guerra que nunca las habían visto venirles en contra, los soldados marroquíes, se daban a la fuga. Ciertamente, ese día, los blindados BM 21, las veloces ‘naqilat’, habían cumplido su función. Línea del enemigo a la que se aproximaban, línea del enemigo que se quedaba vacía, por el terrible pánico que provocaban en la soldadesca enemiga. Sobre las once de la mañana, y transcurridas más de cinco horas desde la última señal que había enviado el C-130, el pánico se había apoderado del Estado Mayor marroquí, porque no tenían ni idea de la que se estaba armando en Guelta ni, tampoco, noticias del C-130. Entonces deciden enviar dos aviones de combate que, rápidamente, despegan desde El Aaiún, un Northrop F-5E americano y un Mirage F-1 francés, para informarse de lo que estaba pasando. Nada más despegar de El Aaiún, el sistema de alerta de uno de ellos capta la señal de un radar en tierra y se lo comunica al otro piloto. A lo que éste contesta que debe tratarse del radar marroquí de Smara. Y siguen adelante. Tan pronto como asoman por los cielos de Guelta, nuestras unidades de defensa antiaérea, que ya no cabían en sí de gozo, por el derribo de ‘Alkeichafa’, disparan un segundo misil SAM-6 que despega en busca del caza F-5E y lo derriba, a unos 25 kilómetros de ahí, capturando vivo a su piloto. Marruecos acababa de perder uno de los cazas, el F-5E, que recientemente, USA, le había entregado y, cuyo pago, había corrido a cuenta de Arabia Saudita. Ya hacia el mediodía del mismo día 13 de octubre, y en medio del fragor del combate, nuestras unidades habían avanzado hasta el antiguo Fuerte español de Guelta, lo habían liberado y habían peinado todos sus aledaños y, recogido, los prisioneros. Sin pausa alguna, el fuego cruzado, seguía su curso mientras nuestras unidades continuaban su avance hacia las posiciones contiguas y hacia la sede de la Jefatura Militar del regimiento y las bases de la artillería pesada, donde se encontraba el Coronel al mando del Regimiento marroquí estacionado en Guelta. Sin descanso, hacia las cuatro de la tarde, los combates ya alcanzaban, de lleno, a la Base Principal situada, ligeramente al oeste, al final de la inaccesible garganta de Janguet Lemhayib. Los feroces combates se prolongan durante toda la tarde. Y es que en esa Base Principal se concentraba toda la artillería pesada del enemigo, que no es poca. Ya caída la noche, se produce una pausa, no exenta de esporádicos disparos. Esa noche, algunas de nuestras unidades de infantería mecanizada descansan en lo que era el dispensario de la tropa marroquí, ya liberado, situado en Gleibat Alfernan, dentro del perímetro de Guelta y a cinco escasos kilómetros al oeste de la ciudad. Desde media tarde, otra noticia, de las que hacen furor, se extendía como la pólvora en las filas de nuestras unidades: el botín capturado al enemigo incluía una considerable cantidad de cabezas de ganado caprino y ovino que habían sobrado, a la guarnición marroquí, después de Al Aid El Kebir. Y, claro, gozando de una seguridad aérea nunca antes imaginada, esa noche, el trasiego de guerrilleros, cuchillo en mano, hacia los lugares donde se encontraba ese ganado, era continuo y casi le daba un aire festivo a la batalla.

Hacia las tres de la madrugada del, ya día 14 de octubre, el enemigo intenta infiltrarse a pie, con sus unidades de infantería y es, rápidamente, repelido por nuestras fuerzas que lo obligan a retroceder a sus posiciones. Dos horas más tarde, sobre las cinco de la madrugada, nuestras unidades, continuaban su feroz ataque y, ya a plena luz del día, sobre las nueve de la mañana, consiguen el control absoluto de la Base Principal y la sede de la Jefatura Militar del Regimiento y la captura de todos los soldados, oficiales y equipos ahí presentes. A las once de la mañana del mismo día 14 de octubre, un nuevo raid de aviones, vuelve a bombardear a nuestras unidades. Y esta vez le toca el turno a nuestras veteranas unidades de defensa antiaérea, las del batallón 6a G, que, desde su emplazamiento en Kseiksu, lanzan un misil SAM 9, que alcanza a un avión de combate, un Mirage F-1, derribándolo, cuyo piloto, también, es capturado vivo. Y ya iban tres aviones derribados en poco más de 24 horas. Ya hacia la tarde, Gueltet de Zemmur, ‘La Poza de Zemmur’, había sido completamente liberada por el POLISARIO y un grupo de periodistas extranjeros es llevado al terreno para comprobar, in situ, la magnitud y alcance de la batalla. Liberada la ciudad y visitada por un grupo de periodistas extranjeros, traídos al efecto, el POLISARIO, da por concluida, oficialmente, la batalla de Gueltet Zemmur. Pero los combates continuaban.

EL CONTRAATAQUE.

El mismo miércoles, 14 de octubre, por la tarde, ya se tienen noticias de la aproximación, desde Bucraa, al oeste, de una nueva fuerza de choque que venía a socorrer al 4o Regimiento marroquí. Dicha fuerza venía comandada por el Coronel Alghaydami, jefe del 6o Regimiento marroquí, un conocido zorro del desierto. Nuestras unidades no le opusieron ninguna resistencia. Al contrario, le abrieron el paso, evacuaron sus posiciones el día 15 de octubre, se retiraron hacia el norte y se mantuvieron a la espera. Porqué? Muy sencillo: para que el Coronel Alghaydami y sus soldados vieran, con sus propios ojos, la magnitud de la derrota que había sufrido su ejército. Para que vieran la cantidad de cuerpos que yacían muertos y la cantidad de maquinaria bélica que aún humeaba como consecuencia de la ferocidad de los combates. Para que se cercioraran de que durante dos días, Gueltet Zemmur, había sido una auténtica gehena para sus tropas. Después de contemplar el dantesco panorama de destrucción y muerte que había sufrido su ejército, las tropas comandadas por Alghaydami, apoyadas por la aviación, se dirigen hacia el norte para atacar a nuestras posiciones. Rápidamente, ese ataque es repelido y, Alghaydami, es obligado a retroceder a Guelta. Se dirige hacia una hondonada clavada entre las colinas y ahí acantona a su tropa, bien protegida con los misiles antitanque. 
Nada más despuntar el alba del, ya día 16, nuestras unidades inician el ataque a la posición de Alghaydami. Nuestra artillería, con los célebres ‘Org Stalin’ escupiendo toda su carga a la vez, martilleaba constantemente las posiciones del enemigo. Pero para su fortuna, el día, había amanecido con excesiva niebla, lo que dificultaba notoriamente la visibilidad y ponía, a nuestros carros de combate, a los pies de los caballos de la artillería enemiga y hacía muy difícil el avance de nuestras unidades de infantería mecanizada. Y, en efecto, en esa mañana, tres blindados del POLISARIO habían sido alcanzados por los ultramodernos misiles Milan y tow con que venía equipado Alghaydami, en las puertas mismas de la hondonada donde se encontraba la tropa enemiga. Afortunadamente, la niebla se levantó y, nuestras unidades, pudieron alcanzar los blindados atacados y recuperarlos antes de que el enemigo se hiciera con ellos. Una vez recuperados los blindados dañados, nuestras unidades retroceden y acampan en una zona muy próxima a la del enemigo, vigilándolo.

Ante la eventualidad de que las tropas de Alghaydami salieran hacia el oeste, en dirección a Bu Craa, nuestras fuerzas, le preparan una emboscada en Ued Auleitis, al noroeste de Guelta. Pero el zorro de Alghaydami, se las sabe todas y sale, hacia media tarde, por otro lugar distinto. Nuevamente es perseguido por nuestras unidades y obligado, ya caída la noche, a regresar a la hondonada donde se había refugiado. Esa noche nuestras unidades atraviesan Cheljet Elban y acampan, al noroeste de Guelta, en Um Ghreid, para esperar a Alghaydami. Nuevamente, Alghaydami, hace exhibición de sus dotes de estratega y, en lugar de salir por el oeste, por donde había venido, esta vez sale hacia el sur, serpentea por Alfeidha y se adentra hacia Zbeira, situada ya a más de 50 kilómetros de distancia de nuestras unidades y, por completo, fuera del alcance de nuestra artillería. Aunque las tropas de refuerzo de Alghaydami abandonan Guelta sin mayor gloria, Marruecos, iba a recurrir, abusivamente, a su aviación, para castigar las posiciones de nuestras unidades. Y despejado ya el efecto de la sorpresa, Marruecos, se rearma y vuelve a la carga. Esta vez, sus aviones de combate, ya más precavidos, cruzan los cielos de Guelta hacia el este y se adentran en territorio mauritano, ejerciendo un supuesto derecho de persecución. Sus disparos se llegan a escuchar en la localidad mauritana de Bir Mogrein. Pero Mauritania, la misma Mauritania que informó de la batalla, incluso, antes de que el POLISARIO o Argelia lo hicieran, tampoco protestó por la violación de su espacio aéreo ni por el ataque en su propio suelo. Esta violación del espacio aéreo de Mauritania, por parte de la aviación marroquí, es un hecho que fue admitido, el día 20 de octubre cuando aún continuaban los combates, por el General Ahmed Dlimi, Ayudante de Campo de Hassan II y comandante de la Zona Sur del ejército marroquí. Todavía en Guelta, hacia el día 24 de octubre, el POLISARIO, aún iba a derribar un helicóptero Puma. Nuestras veteranas unidades de defensa antiaérea, las de la 6a G, acantonadas en Um Ghreid, queriendo evitar que, como en otras ocasiones, las aeronaves enemigas, aún tocadas, consiguieran continuar el vuelo para ir a aterrizar en suelo seguro, queriendo evitar eso, nuestras defensas antiaéreas, lanzan dos misiles SAM-9, desde sendas rampas BRDM de lanzamiento, para asegurarse la destrucción total del aparato. Y, en efecto, el helicóptero estalla en mil pedazos, en pleno vuelo, pereciendo en ello los doce técnicos marroquíes que iban a bordo. A la par que se mantenían los combates en las proximidades de Guelta Zemmur, el POLISARIO, no descuidaba el resto del territorio y sobre los días 17 y 18 de octubre atacaba las posiciones marroquíes en Rus Sebti y Mzeiriga, al norte del territorio, y Bir Enzarán, a 100 kilómetros al sur de Dajla.

RESULTADOS DE LA BATALLA


1).- Liberación de Gueltet Zemmur.

2).- Aniquilación total de todo el 4o Regimiento que se componía de

más de 3500 hombres, entre soldados y oficiales.

3).- Destrucción y quema de un gran depósito de vehículos.

4).- Aviones derribados:

- El muy molesto avión de reconocimiento Hércules C-130.

- Dos aviones de combate Mirage F-1, derribados por SAM9

- Un caza Fantom Northrop F-5E, derribado por SAM 6

- Un helicóptero Puma, derribado por un SAM 9, acoplado a un Carro rampa BRDM que lo transporta, llevaba no menos de 12 técnicos.

5).- Material capturado:

- 48 vehículos Land Rover;

- 2 Grúas;

- 16 camiones GMS, uno de ellos portaba un equipo completo de transmisión;

- 40 vehículos UNIMOG;

- 7 Cisternas;

- 1 Jeep, el del Coronel que comandaba el 4o Regimiento;

- 1 vehículo VLRA (vehículo ligero de reconocimiento y apoyo, de fabricación francesa);

- 2 cañones 105 mmts;

- 13 cañones 106 mmts;

- 10 morteros 81 mmts;

- 2 morteros 120 mmts;

- 6 baterías de ametralladoras 23 mmts;

- 17 ametralladoras 12.7;

- 1 radar;

- 15 fusiles MAG;

- 23 obuses del lanzamisiles RBG 07

- 204 soldados prisioneros;

- 6 oficiales prisioneros;

- 2 pilotos capturados

- Una cantidad considerable de munición, ropa, logística y piezas de repuesto;

- Una cantidad considerable de fusiles FAL Cabe destacar que en esta batalla, el POLISARIO, perdió a no menos de treinta hombres, además, de cien heridos.

En cuanto a los daños materiales, las pérdidas de digna mención habían sido:

- Destrucción de dos carros BTR:

- Destrucción de un blindado BMP;

- Destrucción de tres tanques T-55.

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