Birlehlu (Sáhara Occidental), Enero de 2021. - (ECSAHARAUI)
Por A, I/ECS
Lanza Misiles saharaui/ECS
El censo español de 1974 contabilizó unos 75.000 saharauis con derecho a voto en el territorio del Sáhara español. Tras el éxodo, la guerra (1976-1991) y 29 años de somlencia en la hamada argelina se estima que el pueblo saharaui lo componen aproximadamente medio millón de personas que contaría con un territorio de 266.000 kilómetros para constituir su república independiente.
Frente a ese objetivo sagrado de enfrentarse a una dictadura que dispone despoticamente de la vida de más de 35 millones de marroquíes y un ejército de unos 250.000 hombres. No hace falta ser un experto militar para darse cuenta del aplastante desequilibrio de fuerza a favor del régimen marroquí por lo que habría que preguntarse ¿Cómo hace la guerra el pueblo saharaui?.
Desde los años 70 la estrategia ha sido la guerra de guerrillas. Con asesoramiento de la izquierda revolucionaria mundial, los soldados saharauis acosaban a las pensadas columnas marroquíes con ataques relámpago. Se hacían con materiales muy valiosos, hacían prisioneros y desanimaban a las tropas marroquíes al verse éstas incapaces de defenderse en un desierto gigante.
Tras años de guerra, el régimen marroquí recibió la inestimable ayuda israelí y el dinero saudí que se materializaron en la muralla defensivas más grande del mundo.
Por primera vez en su historia los nómadas saharauis ya no podían circular en su territorio con libertad y de la misma forma, tocó repensar la guerra. No pasó mucho tiempo hasta que los astutos "Polisarios" descubrieran las vulnerabilidades del muro: la baja moral de los soldados que lo guardaban, su tamaño, la pesadez de las unidades que lo protegían y las inclemencias del tiempo. Pronto aprendieron utilizar la noche para descativar minas, colocar explosivos para volar partes completas del muro de piedra y coordinar actividades de entretenimiento para poder penetrar por el punto elegido.
Descartada la confrontación tradicional mediante la ocupación de plazas, agotar al enemigo se convirtió en la táctica para ganar la guerra: atacar con artillería, volar una parte del muro, entrar por donde menos el enemigo se lo espera, rodearle, destrozarlo y salir en tiempo récord. Un trabajo rápido y limpio que requiere enormes esfuerzos de coordinación y observación que el ejército popular Saharaui realiza con la paciencia que caracteriza a los saharauis.
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