Por Lehbib Abdelhay /ECS
El historiador marroquí y defensor de los derechos humanos, Maati Monjib, fue arrestado el pasado martes 29 de diciembre de 2020 en Rabat, tres meses después ya está en libertad. Este intelectual crítico había estado bajo vigilancia durante varios años, acosado por la policía y los tribunales, en la mira del poder monárquico. En unas declaraciones realizadas despues de puesta en libertad, el intelectual marroquí destapa la situación de represión que se vive el país.
Mongib siempre ha alegado que la persecución a la que es sometido tiene motivaciones políticas -algo que también afirman organizaciones de derechos humanos- y que la policía no hace sino cumplir una agenda política contra él, según EFE.
En protesta por su detención en la fase de instrucción del proceso, Monyib se había puesto en huelga de hambre, y su excarcelación se produjo cuando esta huelga ya duraba veinte días y había conseguido cosechar una amplia solidaridad internacional
Hace aproximadamente cuatro mes, el 23 de noviembre de 2020, doce organizaciones internacionales de derechos humanos, incluida la ONG Human Rights Watch, pidieron a las autoridades marroquíes que pusieran fin inmediatamente a la campaña de “acoso policial y judicial” que sufre el intelectual y opositor marroquí Maati Monjib desde hace varios años. Su llamamiento ha sido en vano. Maati está en la cárcel.
Maati Monjib, una de las voces más críticas y más emblemáticas del reinado de Mohamed VI, fundador de la Asociación de Periodismo de Investigación, fue detenido el martes 29 de diciembre de 2020 y encarcelado en la cárcel de El Arjat en el suburbio de Rabat.
Este historiador y defensor de derechos humanos acababa sentado en una mesa de un restaurante de la capital junto a otro activista cuando un grupo de hombres armados y vestidos de civil, bajaron de dos patrullas policiales, y procedieron a asesinarlo.
El encarcelamiento de Maati Monjib se produce tras una investigación abierta a principios de octubre de 2020 por los tribunales marroquíes que le acusan de "blanqueo de capitales". Según el comunicado de prensa del fiscal del rey, publicado en ese momento, la acusación fue realizada por una unidad especializada descubrió "un inventario de transferencias de fondos importantes y una lista de bienes inmuebles" que "no corresponden a los ingresos habituales declarados por el Sr. Monjib y los miembros de su familia”.
A finales de octubre, Maati Monjib y miembros de su familia fueron citados por la Brigada Nacional de la Policía Judicial en Casablanca. Para el intelectual, que espera desde 2015 ser juzgado por "atentar contra la seguridad interna del Estado" con otros seis periodistas y activistas de derechos humanos, los hechos "no son nuevos" y ya aparecen en el acto acusación de su juicio ya aplazada veinte veces. A su juicio, sólo es una nueva etapa en el "acoso mediático y judicial "que le inflige la Policía Política marroquí".
"Soy inocente", proclama el académico que ya ha protagonizado varias huelgas de hambre para denunciar la implacabilidad del régimen, que, más allá de su persona, ya no perdona a su familia. Según testimonia Maati, estos procesamientos corresponden a represalias, tras sus declaraciones públicas apuntando al “rol de la Dirección General de Vigilancia Territorial (DGST, inteligencia interna) en la represión de opositores y la gestión de los asuntos políticos y mediáticos en Marruecos”.
El pasado mes de septiembre de 2020, como parte de una investigación de Mediapart y Humanity sobre el asunto Omar Radi, que lleva el nombre de este periodista blanco de las autoridades marroquíes, hoy acusado de violación, que él niega ferozmente, en una larga charla con Maati Monjib afirmó que se siente perseguido, incluso durante sus estancias en Francia, bajo la amenaza de una espada de Damocles.
"Esta estrategia siempre se ha utilizado, incluso en la época de Hassan II. Pero en dosis homeopáticas. Se convirtió en dominante a partir de 2011, y ha sido aún peor durante tres años. Con las redes sociales, el poder ya no puede ejercer el mismo control mediático y las acusaciones políticas ya no tienen el mismo efecto. Más bien, dan notoriedad y prestigio a los opositores, pueden convertirlos en héroes. La Primavera Árabe arrojó luz sobre los opositores, dándoles una buena imagen: las autoridades de Marruecos se vieron obligadas a reconocer la legitimidad de sus demandas. De ahí esta estrategia que consiste en designarlos ya no como opositores, sino como violadores, traidores, ladrones, espías, separatistas. Y ahí, todos los golpes están permitidos. Akhbar al youm, condenado en 2019 a 15 años de prisión por violencia sexual que siempre ha negado, nota del editor], se ejerció presión policial sobre las mujeres para que presentaran falsas acusaciones de violación en su contra. Fueron amenazadas, si no cumplían, con ser procesadas por adulterio. Los acusadores finalmente se retractaron y se acercaron algunas mujeres, que no cedieron al chantaje, testificaron ante defensores de derechos humanos", dijo a Mediapart Maati Monjib.
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