Ayer, Oubbi Buchraya Bachir, miembro de la Secretaría Nacional y representante del Frente Polisario para Europa y la Unión Europea, encabezó una visita de trabajo a Ginebra, en la que sostuvo un importante encuentro con altos funcionarios del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU sobre la alarmante situación represiva en los territorios ocupados.
Durante esta reunión, a la que también asistió la representante del Polisario en Suiza, Omaima Mahmud Abdeslam, se hizo una presentación detallada sobre de las graves violaciones y crímenes cometidos sistemáticamente, en la mayor escala, por las fuerzas de ocupación marroquíes contra civiles saharauis, así como represalias contra activistas y profesionales de los medios de comunicación.
También advirtió sobre la terrible escalada de represalias por parte de la potencia ocupante -el Reino de Marruecos- contra los saharauis como es el caso del preso político Mohamed Lamin Haddi en la prisión de Tiflet 2 (Marruecos), la imposición del arresto domiciliario a los activistas de derechos humanos similar al caso de Sultana Jaya, y las campañas de difamación, detenciones arbitrarias y restricciones a la libertad de circulación entre ciudades ocupadas, así como otras medidas ilegales y racistas.
Después de esta reunión, el embajador saharaui entregó un informe escrito de 44 páginas a los funcionarios de la Comisión de Derechos Humanos, documentando los diversos hechos y crímenes cometidos por la fuerza de ocupación contra civiles saharauis en las zonas ocupadas, durante el período que transcurre desde el 13 de noviembre de 2020 hasta la actualidad.
Cabe destacar que el encuentro se enmarca dentro de los esfuerzos que realiza el POLISARIO a través de sus representantes ante Naciones Unidas en Ginebra, organizaciones saharauis de derechos humanos, organizaciones de la sociedad civil y activistas solidarios con el fin de imponer el respeto a los derechos humanos en las ciudades ocupadas.
Naciones Unidas asume toda su responsabilidad en este sentido, especialmente después del grave deterioro registrado tras la ruptura del alto el fuego en noviembre de 2020 y la posterior escalada de la represión sin precedentes contra los civiles saharauis.
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