El expresidente español se pronuncia por el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara y por una "política realista" por parte del pueblo saharaui.
Redacción CS
El pasado miércoles Rodríguez Zapatero, en un foro telemático pro marroquí, se pronunció claramente por un «arreglo» entre el Frente Polisario, levantado en armas, y la Monarquía marroquí, que conduzca a la paz y a la soberanía del país ocupante. La intervención de Zapatero no fue casual. Esta clara toma de postura por parte del ex presidente español se produce – escribe Máximo Relti- justamente cuando se celebra en el Consejo de Seguridad de la ONU una sesión para lograr que no salga nada de esa institución internacional que pueda malograr sus pretensiones expansionistas de Marruecos (…).
Quien un día se atreviera a cambiar la Constitución española, sin ningún tipo de consulta popular, para que el pago de la Deuda a las entidades financieras internacionales tuviera absoluta preeminencia sobre la Sanidad pública, la Educación, el Empleo o los servicios públicos, ha demandado ahora del pueblo saharaui que renuncie «a sus sueños y utopías destructivas», así como a la reivindicación de la autodeterminación, frente al expansionismo de sus ocupantes marroquíes, apostando por una «política realista».
En efecto, el pasado miércoles, 21 de abril, el ex presidente español Rodríguez Zapatero, que en el curso de los últimos años, junto al también ex presidente socialdemócrata Felipe González, se ha alineado en los foros internacionales a favor de las tesis marroquíes, manifestó en un encuentro telemático que «cuarenta y cinco años después del inicio de la guerra del Sáhara, se necesita un entendimiento inequívoco entre quienes protagonizaron el conflicto».
De acuerdo con la presunta propuesta «pacifista» formulada por el ex mandatario, la paz en el Sáhara debería de materializarse a través de la renuncia del pueblo saharaui a su derecho a la autodeterminación, derecho que ha sido reiterado por las Naciones Unidas en sucesivas ocasiones.
Zapatero se pronunció de esta forma en una reunión que tuvo lugar vía telemática, celebrada para conmemorar el primer aniversario de la creación del promarroquí «Movimiento Saharaui por la Paz», que tuvo lugar hoy en El Aaiún, capital del Sáhara Occidental, bajo la protección y custodia de las autoridades ocupantes.
Aunque en el curso de su intervención Zapatero no hizo una alusión directa a los combates que están teniendo lugar, tanto en el territorio marroquí como en el del propio Sáhara occidental, entre el Frente Polisario y las Fuerzas ocupantes marroquíes, quiso referirse indirectamente al conflicto bélico manifestando que «la política, si no es realista, es otra cosa, tal vez un sueño o una utopía destructiva».
En un despreciable gesto de cinismo, en el que el exmandatario convirtió la historia y la lucha del pueblo saharaui durante los últimos 40 años en un mero borrón y cuenta nueva, Rodríguez Zapatero expresó en el encuentro telemático su condición de supuesto partidario de la paz: «La paz es acuerdo, es ceder, admitir que nunca se tiene toda la razón, pues casi siempre es cierto que el programa máximo no es la mejor alternativa».
NI «CASUALIDAD», NI «INOCENCIA»
Contrariamente a lo que pueda suponerse, estas declaraciones de Rodríguez Zapatero no son «inocentes», ni tampoco casuales. Se producen justamente coincidiendo con una sesion del Consejo de Seguridad de la ONU en la que se está tratando el tema de la declaración de guerra del Frente Polisario contra de la presencia del Ejército marroquí en su territorio. Fue esa la razón, y no otra, por la que en unas declaraciones cargadas de cinismo, Rodríguez Zapatero se pronunció por «una identidad saharaui que no sirva para enfrentarla a otros, sino para sumarla».
En opinión de comentaristas políticos internacionales, Marruecos se encuentra librando en estos momentos una intensa batalla en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU, para que de sus sesiones no salga nada que pueda perjudicar los intereses de la Monarquía feudal alauita. En ese empeño, los representantes de Marruecos en las Naciones Unidas, apoyados por sus aliados estadounidenses, están tratando de convertir las conclusiones de las sesiones del Consejo de Seguridad nuevamente en papel mojado.
Sin embargo, Reino Unido ha continuado manteniendo su posición tradicional de que la única solución no puede ser otra que la celebración de un referéndum. Asimismo, Irlanda, miembro no permanente del Consejo de Seguridad, dio su pleno apoyo al «derecho a la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental«. Kenia defendió la mediación de la Unión Africana en el conflicto. Rusia, además de condenar la decisión del ex presidente Trump de reconocer la soberanía de Marruecos sobre el territorio del Sáhara, exigió a Estados Unidos que cancelara tal reconocimiento. En una línea similar se han pronunciado otros miembros no permanentes del Consejo de Seguridad, que expresaron su total apoyo a una solución justa que garantice el derecho del pueblo saharaui a su libre autodeterminación.
Ha sido en ese marco, y no en una conversación de cafetería, en el que Rodríguez Zapatero se ha puesto expresivamente al servicio de quienes como su predecesor, Felipe González, no tuvieron el menor escrúpulo a la hora de vender y entregar a un pueblo digno al expansionismo y la voracidad de una monarquía feudal y corrupta, como la que gobierna Marruecos.
BREVE BIOGRAFÍA POLÍTICA DE UN FELÓN
En cualquier caso, este «oportuno» pronunciamiento felón que ahora ha protagonizado RodríguezZapatero posee cercanos precedentes históricos que la desmemoria colectiva parece persistir en olvidar. En el año 2011, este desleal traidorzuelo, en feliz consenso con el dirigente de la oposición ultraconservadora española, Mariano Rajoy, convinieron en modificar con nocturnidad y alevosía el artículo 135 de la Constitución española.
En aquella ocasión, siguiendo a pie juntilla el mandato que los grandes bancos y financieras europeas, con el citado cambio constitucional ambos dirigentes lograron que el pago de la deuda externa tuviera total prioridad por encima de cualquier otro gasto social del Estado en los presupuestos generales del mismo, sin que fuera posible enmienda o modificación alguna.
Aunque todavía continuamos viviendo los dramáticos efectos de aquella inconcebible modificación, conviene recordar que durante años la sociedad española se ha visto condenada a sufrir los efectos dramáticos del crecimiento de la miseria, del incremento exponencial de las filas del paro, del derrumbamiento del Servicio Público de Salud, que tanto nos ha afectado en este año de pandemia, así como del hecho de que el 40% de los jóvenes españoles carezca de un puesto de trabajo. Posiblemente no será posible cuantificar nunca la envergadura y repercusiones que en todos los órdenes ha tenido – y continúa teniendo – aquella decisión felonesca de la que Rodríguez Zapatero fue principal protagonista y copartícipe.
ZP: ¿UN PERSONAJE «INSUSTANCIAL»?
Rodríguez Zapatero, que encarna al perfecto arquetipo del político del Régimen del 78, con una biografía personal que nunca logró traspasar los límites tediosos del Congreso de los diputados, ha intentado justificar posteriormente en un libro de su autoría las razones que, según arguye, lo arrastraron a la deslealtad hacia un pueblo que ingenuamente había confiado en él.
«¡Qué dilema tan acuciante! – escribió lacrimógeno el que ahora exige a los saharauis que entreguen las armas y se rindan– O recortabas, o podías alimentar la espiral de la falta de solvencia, del riesgo sobre el cumplimiento de nuestros compromisos de deuda».
Parece creer este figurín de escaparate que no existen ni gentes ni pueblos que sean capaces de afrontar los «dilemas» que les plantean la vida resistiendo con integridad, valentía y fidelidad a sus principios. Pero aunque esté convencido el traidor que todos comparten su condición, el pueblo saharaui ha demostrado con creces a lo largo de las últimas cuatro décadas, que existen pueblos, constituidos por hombres y mujeres que no está dispuestos a cambiar su soberanía y su dignidad por un miserable plato de lentejas o empujados por el miedo a los poderosos, como en un momento fuera el caso del propio Rodriguez Zapatero.
Fuente: Canarias Semanal
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