ECS. Nueva York. | Hoy lunes, la ONU otorgó a Marruecos, a través de su representante permanente en Naciones Unidas, Omar Hilale, la presidencia de la 76º Asamblea General de la ONU, una comisión encargada del desarme y la seguridad internacional. Siendo la primera vez que Marruecos ostenta dicho cargo.
Con este nuevo nombramiento, ya supone el segundo cargo que obtiene Marruecos en la ONU, pues ya preside el Consejo Ejecutivo de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas.
Un nombramiento que ha levantado serias dudas acerca del compromiso de la ONU, ya que hace no menos de un año, reprochó a Marruecos por su falta de cooperación y lucha contra el narcotráfico y el terrorismo en la región del Sahel, propiciando la inestabilidad de la región a través de inundarla con narcóticos que sirven como fuente de financiación para los grupos armados. El informe del grupo de trabajo creado por el Consejo de Seguridad de la ONU fue tan demoledor que enfatizó la necesidad de incluir a los proveedores de drogas en las lista de sanciones de la organización.
El informe citado concluyó que: ''la implicación de grupos armados en el Sahel sigue evolucionando principalmente en torno al transporte del hachís marroquí, que alimenta los enfrentamientos bélicos en Malí''. La creciente penetración del cannabis marroquí en la región del África Occidental en general y del Magreb en particular para desde ahí saltar a Europa y a África subsahariana, está además haciendo temer a fuerzas de seguridad de varios países que dicho tráfico, hasta tiempos recientes ajeno a la zona, penetre las redes que ya traficaban con otras drogas o con seres humanos (inmigrantes) así como las células terroristas.
En relación a este asunto, los grupos terroristas y su conexión con el tráfico de drogas procedente de Marruecos, conviene recordar operaciones en los últimos días de vínculos de terroristas con los traficantes de cannabis que cruzan el Sáhara y el Sahel.
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