Por Lehbib Abdelhay /ECS
Madrid (ECS). - En 2016 se conmemoró el sesentenario del nacimiento de la televisión en España. En estos momentos nos encontramos en una encrucijada de cambios e incertidumbres acerca del futuro de RTVE. Por este motivo, resulta beneficioso e incluso interesante que nos paremos a reflexionar acerca de la trayectoria y los desafíos de la radiotelevisión pública si realmente desea convertirse en referente del marco audiovisual que precisa la ciudadanía española para su desarrollo cívico y democrático.
Hasta la Transición la radiotelevisión estatal había sido “una televisión de régimen” o incluso una función de servicio público interpretado por un régimen dictatorial. Luego se orienta hacia un servicio público de corte democrático pero aún cargando una pesada “hipoteca” a la que se suman “nuevos errores acumulativos”. En otras palabras, no se ha producido un camino hacia un mayor compromiso social e independencia política como una progresión lineal.
Durante estos 43 años de recorrido democrático, RTVE ha acumulado varios problemas fundamentales, el más llamativo e importante: el excesivo control político por parte del gobierno. Algunos de los problemas y contradicciones actuales de la televisión pública española se explican por las circunstancias de su nacimiento como televisión de régimen y no como servicio público estatal de televisión. Al tiempo que la manipulación informativa pro-gubernamental no cesa y que las arcas públicas se resienten, se produce un proceso en el que la calidad de la televisión sufrió al chocar con un modelo televisivo en el que impera la lógica de la máxima rentabilidad al mínimo precio, lo cual se ve reforzado una vez que entran en escena las cadenas de televisión privadas. Se puede apuntar incluso la hipótesis de que en los últimos años Telecinco ha marcado el ritmo y ha creado tendencias en la programación para el resto de cadenas.
Además, la aparición y vigencia en el candelero televisivo durante años de personajes “famosos” que ganan grandes sumas de dinero parece demostrar que en la sociedad de hoy funciona según la ley de la oferta y la demanda, es decir “qué vende” y “qué no”, sin importar que lo que venda tenga “valor” o no en la construcción de una sociedad más cívica, justa y equilibrada, que son algunos de los objetivos del servicio público televisivo.
De lo escrito en los últimos párrafos se puede ya vislumbrar el papel que va a ejercer RTVE en lo referente al tema del Sáhara Occidental y su descolonización como excolonia española. El papel de RTVE en la gran mayoría de ocasiones ha sido cuestionado por parte de periodistas y medios de comunicación nacionales y extranjeros.
Hace aproximadamente dos años, en noviembre de 2019, RTVE recogía unas declaraciones del exministro de asuntos exteriores Josep Borrell en la que se alertaba de un inminente atentado terrorista y se advertía de viajar a los campamentos de refugiados saharauis, la prensa pública española recogía sin pudor estas declaraciones con intenciones manipuladoras y las suministraba a los lectores y ciudadanos españoles. Cuando Marruecos, en el pasado mes de junio abrió de forma intencionada la valla de Melilla para dejar el paso hacia el abismo y la incertidumbre a miles de niños y jóvenes, RTVE maquillaba este asunto de gran gravedad y culpaba a la acogida de Brahim Ghali como detonante del conflicto, carente de ética informativa ni desde la aquiescencia periodística, la televisión que pagan todos los españoles se inclina ante los deseos de la propaganda maroquí y de Mohamed VI.
En un artículo disponible en la web, RTVE blanquea por completo la Marcha Verde y no hace mención alguna al convoy militar que cometió crímenes de lesa humanidad bombardeando con fósforo y napalm a la población autóctona saharaui con el fin de exterminarla. Con la Transición española muere el asunto del Sáhara ya que Juan Carlos traiciona a su predecesor franquista y vende, sin cesión de los derechos de administración, el Sáhara a Marruecos, tras una guerra que duró 16 años y en la que Marruecos fue apoyado por EEUU, Francia, Israel y las monarquías absolutistas del Golfo en Oriente Medio.
Estos ejemplos sólo conforman la punta del iceberg y son un reflejo de una historia tergiversada. En su web disponible y, realizando búsquedas por tema, la prensa pública incluso llega a alabar al que considera vecino y socio. Las redacciones son poco profesionales y se deduce en ellas un posicionamiento tácito a la ocupación y propaganda marroquí. Todas se encuentran disponibles en línea en la página principal.
Lejos de seguir ejemplificando con artículos y declaraciones falsas y sin revisión demostradas, se vuelve a evidenciar el papel de “televisión de régimen” que caracteriza a la que se hace llamar ‘Televisión pública’, con una evidente manipulación y control por parte del gobierno del PSOE actual. Cabe destacar que esta línea de redacción, si bien agrada a Marruecos, jamás va a alcanzar silenciar o, mucho menos, solucionar el conflicto saharaui que, siendo de larga data, empieza a tomar tiempo y recursos en las agendas nacionales e internacionales de muchos países europeos. El estancamiento político existente empieza a preocupar a determinados actores que se han beneficiado en los últimos años, pero que podrían ver amenazados sus intereses en una inminente evolución de la escalada militar entre el legítimo representante del estado saharaui y el ejército marroquí.
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