Isabel Rodríguez, nueva portavoz del gobierno español: ''Marruecos es socio y amigo, se necesita la estabilidad entre ambos países''.


Sidi Maatala.

ECS. Madrid. | Tras la reorganización gubernamental realizada este fin de semana por el presidente Pedro Sánchez y el juramento y toma de posesión ayer lunes, la nueva Ministra de Política Territorial y Portavoz del gobierno de España, Isabel Rodríguez, del PSOE, dedicó unas palabras al vecino norteafricano con quien mantienen una crisis diplomática latente. Marruecos es un país amigo, somos socios, somos la frontera europea con Marruecos y jugamos un papel muy importante. Dijo la ministra, añadiéndole ''para quien se necesita esa necesaria relación diplomática y de estabilidad entre ambos países.''

Tras la celebración del Consejo de Ministros presidido por el jefe del ejecutivo, Pedro Sánchez, la ministra compareció ante los medios destacando su primera reunión tras la toma del cargo. Durante la misma, la titular de Política Territorial consideró ''necesario'' la estabilidad de las relaciones diplomáticas con Marruecos, sin embargo, no menciona para nada la cuestión del Sáhara Occidental a pesar de que es la causa manifiesta y reconocida de las tensiones. 

La reorganización del gobierno ha atraído los ojos de la prensa marroquí al panorama español debido a la crisis diplomática que se alarga ya tres meses. Son varios los medios marroquíes que presentaron la marcha de la canciller Arancha González Laya como una ''victoria'' de la diplomacia marroquí. Incluso la agencia oficial de la casa real marroquí, la MAP, hizo una notable y curiosa cobertura mediática del traspaso de poderes en España.

Durante la misma rueda de prensa, Isabel Rodríguez deslizó a los periodistas las palabras que dijo ayer el sustituto de Laya, José Manuel Albares, es las que se refirió a Marruecos como ''vecino y amigo''.

Las declaraciones de la portavoz del gobierno español y las del Ministro de Relaciones Exteriores se enmarcan dentro de las nuevas ''intenciones'' del nuevo gobierno para flexibilizar las relaciones con Marruecos tras el episodio de inmigración masiva en Ceuta y el rechazo a la declaración ''trumpista' de supuesta soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. Cabe destacar que Arancha González, antes de su marcha, dejó claro que España no iba a cambiar su posición sobre el Sáhara Occidental, recordando incluso que España no entregó la soberanía. 

Albares tiene por tanto la compleja tarea de maniobrar y estabilizar las relaciones sin tocar el tema del Sáhara Occidental, aunque Rabat ya ha dejado claro la razón de su enfado irracional y las condiciones de partida hacia una distensión, que chocan con la política que mantiene España y la UE respecto al Sáhara.

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