La lucha desesperada del periodista marroquí Soulaiman Raissouni contra la "injusticia" de su encarcelamiento.



En huelga de hambre desde hace tres meses, el ex director del diario "Akhbar Al-Yaoum" fue condenado el viernes a cinco años de cárcel por presunta "agresión sexual".

Redacción

Madrid (ECS).- “Todos los días, temo recibir una llamada de la administración de la cárcel para decirme que está muerto", dijo a Le Monde, a través de una llamada telefónica, Kholoud Mokhtari, la esposa de Soulaimane Raissouni, el periodista marroquí en huelga de hambre desde hace 92 días. Mokhtari Admite que " ya no duerme" por esta injusticia, que acabará en "tragedia" .

En prisión preventiva desde el 22 de mayo de 2020 en la cárcel de Oukacha, en Casablanca, Raissouni, de 49 años, fue condenado a cinco años de prisión la noche del viernes 9 de julio por “atentado al pudor mediante la violencia y el secuestro” supuestamente efectuado contra Adam Mohamed, un activista de la comunidad LGTB que asegura haber sido su víctima. Raissouni siempre ha cuestionado los hechos. Sus amigos denuncian un procedimiento “arbitrario” destinado principalmente a “silenciar una voz libre y crítica con el régimen”.

Retirada de su defensa del juicio.

Raissouni era el editor en jefe del diario en árabe Akhbar Al-Yaoum, que tuvo que dejar de publicarse a mediados de marzo debido a un entorno cada vez más adverso. Su caso se suma a otros casos de moralidad por los que se procesa a activistas de la libertad de expresión en Marruecos, como Omar Radi, también detenido por "violación" además de "atentado a la seguridad interna del país".

Después de su huelga de hambre de más de tres meses, llevada a cabo como protesta a la "gran injusticia" de su detención preventiva, Raissouni no estaba en condiciones físicas para comparecer en las audiencias del juicio en Casablanca. El 6 de julio, pidió sin éxito que lo llevaran en ambulancia y silla de ruedas. Para protestar por su ausencia, sus abogados habían decidido retirarse del juicio.

Aumenta la preocupación por su vida. El periodista cedió en principios de julio al consumir azúcar en apoyo del agua que sigue bebiendo. Según su esposa, está siendo atendido en el centro médico de la prisión. "Cuando pierde el conocimiento o una caída de la presión arterial, lo llevan al hospital para que le administren una infusión antes de traerlo de regreso a la prisión", añade.

La dirección de la administración penitenciaria marroquí, por su parte, niega la realidad de esta huelga de hambre, afirmando que el señor Raissouni consume "dátiles, miel y tabletas de vitaminas". La preocupación expresada por sus amigos es, según ella, "mentiras que solo pretenden maquillar la imagen del país dañada por la violencia y la represión". "Soulaimane ha adelgazado mucho, está muy débil", sostiene su esposa que pudo visitarlo hace diez días. "Es increíble esta implacabilidad contra él que puede llevarlo a la muerte", denuncia indignada.

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