Ali Mohamed.
ECS. Argel. | En el día de ayer, el presidente de Argelia, Abdelmajid Tebboune designó al nuevo gobierno tras las elecciones del mes pasado. Liderado por el primer ministro Ayman Benabderrahmane, el nuevo gobierno ha destacado por un cambio muy sonado: la destitución de Sabri Boukadoum como titular de Exteriores poniendo en su lugar a su predecesor, el veterano Ramtane Lamamra.
El regreso de un peso pesado de la diplomacia argelina al gobierno al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores es un signo de los grandes desafíos que se avecinan, con una Argelia dispuesta a reforzar su presencia en mitad de una coyuntura política marcada por las pugnas con Marruecos para configurar la región del Magreb, la guerra del Sáhara Occidental, la cuestión de Libia y Mali entre otros asuntos.
Boukadoum cumplió el pasado Abril dos años como canciller argelino, en ese corto periodo de tiempo y debido a las contingencias políticas y económicas, lideró una gira diplomática sin precedentes en la historia moderna del país norteafricano, en este sentido, es patente notar que Argelia está llevando a cabo una audaz política diplomática en el terreno continental con el objetivo de modificar los equilibrios de poder que pueden volverse en su contra.
Para muchos, su marcha deja varias incógnitas, la primera de ellas versa sobre su futuro. Algunos analistas llegaron a especular que asumiría funciones de asesoramiento de alto nivel mientras que otros se decantaron por un retiro a expensas de dar el salto a la presidencia en las próximas elecciones. En cualquier caso, todos coinciden en que Boukadoum no dejará la política.
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Lamamra (izq.) con Boukadoum (dcha.) |
Lamamra, un experimentado ministro temido y odiado por Marruecos, en el servicio exterior desde el 1976, ha visto pasar por sus ojos todos los cambios políticos, económicos y sociales de la región.
Con un amplio recorrido en las organizaciones internacionales y conocido defensor de la causa saharaui cuando ejercía en el Alto Comisionado de la ONU, el régimen marroquí llegó a acusarle de ''influenciar a Staffan de Mistura'' para justificar su rechazo al italiano como enviado del Secretario General de la ONU al Sáhara Occidental. Sin duda un nombramiento que no ha causado mucha alegría en Marruecos.
En un mundo dominado por la ecuación de la pandemia y una sistémica crisis económica, con tensiones bélicas a los cuatro costados, Argelia ha dejado claro que apuesta por África y tratará de revitalizar y redesplegar todo su aparato diplomático para volver a tejer sólidas relaciones, defender sus intereses y desempeñar roles de liderazgo en el Magreb y el Sahel, convertidas en tareas prioritarias al estar vinculadas con la estabilidad nacional e intereses geoestratégicos.
La evidencia internacional muestra que Argelia ha contribuido activamente a través de sus intervenciones a la solución de crisis políticas tanto en África como en Oriente Medio. Sus últimos casos de éxito están en la construcción de la paz en Libia, Mali y Níger, entre otras. Por otra parte, desde que se reiniciaron las hostilidades armadas en el Sáhara Occidental, Argel ha llevado la cuestión de descolonización del Sáhara hacia todas partes y reuniones. Una cuestión con la que Argelia no titubea, manteniendo una posición constante e inamovible desde 1975, en línea con el derecho internacional que insta a la libre determinación del pueblo saharaui.
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