Argel (ECS). - La golondrina no hace primavera, dice el refrán, pero el nombramiento de Ramtane Lamamra como ministro de Asuntos Exteriores de Argelia en sustitución del carismático Sabri Boukadoum, es sin duda una gran noticia, al menos para la diplomacia argelina.
El diplomático de 69 años tiene un currículum brillante, una larga experiencia y un aura inmensa incluso más allá de la Unión Africana (UA). Es un peso pesado de la diplomacia argelina que dirigió de 2013 a 2017 el departamento de Exteriores.
Egresado de la Escuela Nacional de Administración (ENA), escaló durante 45 años todos los niveles de la diplomacia argelina, ocupando varios puestos dentro de la OUA (Organización de la Unidad Africana, ahora AU), entre ellos, en al menos dos ocasiones, como Comisionado de Paz y Seguridad de UA.
También participó en varias misiones de mediación en el continente africano, lo que le permitió construir valiosas redes de amistad. También fue embajador de Argelia en la ONU, luego en Washington.
Su única experiencia política interna fue su breve paso (20 días) como ministro de Asuntos Exteriores y viceprimer ministro en las últimas semanas del mandato de Bouteflika. Lamamra no fue nombrado en el último gobierno formado por Bouteflika el día antes de su renuncia, por lo el diplomático regresó a sus misiones dentro de la Unión Africana.
Lamamra estuvo durante los últimos 45 años en organismos internacionales, tiene una dilatada experiencia en la resolución de conflictos. Y por eso, sin duda, fue nombrado por el presidente Abdelmadjid Tabboune al frente de un ministerio de exteriores, el más sensible de la situación actual en la región del norte de África.
Las crisis actuales en el norte de África.
La crisis de Libia es precisamente uno de los primeros temas sobre los que podemos esperar una presencia, no menos que la de Boukadoum, de la diplomacia argelina con el regreso de Ramtane Lamamra.
A través de su experiencia, el hombre podrá permitir que Argelia influya de manera más significativa en el curso de los acontecimientos. No en vano, Estados Unidos, a instancias de las potencias árabes implicadas indirectamente en el conflicto, vetó su nombramiento como jefe de la comisión especial de la ONU en Libia, en abril de 2020.
Lamamra no lo tendrá fácil, con el agravamiento de la crisis en el Sahel y el deterioro de las relaciones con Francia, donde puede jugar un papel clave para revivirlas.
Con su audacia, el nuevo jefe de la diplomacia argelina es muy respetado en París, y cuenta, según TSA, con un contacto directo con el presidente francés Emmanuel Macron.
No se pueden descartar revueltas en la evolución del conflicto saharaui con el regreso de Lamamra al frente de la diplomacia argelina. La situación ha cambiado por completo con el vecino marroquí, ahora aliado de Israel con quien ha normalizado sus relaciones diplomáticas.
Si el reconocimiento por parte de Trump de la soberanía marroquí sobre los territorios saharauis se asemeja ahora a un hecho consumado al que el presidente Biden no revertirá, el Sáhara Occidental cuenta con el respaldo de la legitimidad internacional y su resistencia contra la ocupación marroquí.
Una de las misiones de Lamamra sería desbaratar la presencia marroquí en África, donde está tratando de unir a un gran número de países africanos a su tesis en el Sáhara Occidental.
Para los marroquíes, Lamamra es la "bête noire" de las pretensiones de Rabat en África y esto explica los ataques que le apuntan en la prensa de este país desde el anuncio de su regreso al gobierno. Más allá del conflicto saharaui, el desafío también será devolver a Argelia a su posición de liderazgo en la escena continental.
Finalmente, y siempre que se haga un cambio de rumbo por parte del gobierno, el aura de un Ramtane Lamamra es capaz de ayudar a reparar lo que puede ser la imagen del país, deteriorada desde hace años por el anterior gobierno.
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