Muchos de los ministros convocados a la cumbre de la Unión por el Mediterráneo optaron por plantar a la UPM para poder acudir a la cumbre China-África, que comienza hoy en Dakar (Senegal) y cobra importancia por las inversiones chinas en el continente africano.
Por ejemplo, los ministros de Asuntos Exteriores de Argelia y Marruecos dan plantón a la cumbre de la Unión por el Mediterráneo celebrada en Barcelona, para irse a la de China-UA celebrada en Senegal.
Por Lehbib Abdelhay /ECS
Madrid (ECS). - Entre la cumbre de China-África y la de Unión por el Mediterráneo, los países del norte de África prefieren a la primera. Así se deduce de su ausencia del VIº Foro Regional de la Unión por el Mediterráneo (UPM), celebrado este lunes en Barcelona (España). Aunque la cita ha registrado un récord de participantes, con 20 ministros de Asuntos Exteriores de los 42 países que forman parte de la organización, solo uno de ellos ha sido africano, el jefe de la diplomacia egipcia Sameh Shoukry, cuyo compatriota Nasser Kamel es el secretario general de la UPM. Marruecos solo ha enviado a un director general, Argelia y Túnez a su respectivo embajador en España y Mauritania y Libia a nadie, según informa El País.
Con esta ausencia, el ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, perdió una oportunidad de reunirse cara a cara con su homólogo marroquí, el polémico Nasser Bourita, y tratar así de poner fin a una crisis con Rabat que se desencadenó el pasado 10 de diciembre tras la decisión de Trump de reconocer la soberanía de Rabat sobre el Sáhara Occidental. En su momento, la ex ministra española de exteriores, Arancha Laya González, rechazó rotundamente la decisión y anunció que España solo apoya una solución en el marco de Naciones Unidas para el contencioso.
La ausencia de Bourita no fue la única en la cumbre de la Unión por el Mediterráneo (UPM), se sumó la del jefe de la diplomacia de Argelia, el veterano Ramtane Lamamra, país que rompió relaciones con Rabat a finales de agosto. Por su parte, el Alto Comisionado para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, ha reconocido la creciente influencia de China en África, pero ha negado que los países africanos estén perdiendo interés por Europa.
"La diferencia entre la inversión europea y la china en el continente africano sigue siendo “sideral”, ha subrayado Josep Borrell, aludiendo al stock de inversión histórica acumulada. Otra cosa es la tendencia de los últimos años: la inversión china en África ha pasado de 75 millones de dólares en 2003 a 2.700 en 2019; el intercambio comercial ronda ya los 200.000 millones anuales y los créditos chinos a países africanos desde principios de este siglo superan los 150.000 millones, según un estudio de la Universidad Johns Hopkins recogido por El País.
"Argelia y Marruecos han estado extraordinariamente representados y han participado muy activamente en la reunión de hoy", aseveró el ministro de exteriores de España restando importancia a esta ausencia. El ministro español también confirmó que Bourita, con el que insistió que tiene "una relación fluida", le llamó por teléfono el domingo para comunicarle su ausencia. Ambos coincidieron, aseguró, en "seguir reforzando nuestras relaciones aún más". "Hubiera preferido que hubieran estado aquí», acabó admitiendo, tras resaltar que Marruecos y Argelia son dos «socios estratégicos», pero su ausencia «no ha restado nada a las aportaciones que han hecho» los dos países en la cumbre, según recoge el diario de Galicia.
Borrell, por su parte, ha subrayado que el Magreb es una de las regiones menos integradas económicamente del mundo y que el foso que separa a las dos orillas, lejos de estrecharse, se amplía: desde 1990l La renta de los países del sur se ha duplicado, mientras que la del norte se ha multiplicado por tres y ya es 13 veces superior. “A pesar de tantas conferencias y reuniones, seguimos teniendo una brecha que va creciendo cada vez más y eso es insostenible”, ha advertido. Por eso, “los flujos migratorios no van a desaparecer” y lo que se debe hacer es ordenarlos para que el Mediterráneo no siga siendo una frontera mortal, ha concluido.
España y Marruecos están a punto de cumplir un año encadenando desencuentros, desde la cancelación de la Reunión de Alto Nivel que debía haberse celebrado a finales de 2020, hasta el estallido de la crisis el pasado mes de mayo, cuando más de 10.000 ciudadanos marroquíes cruzaron la frontera con Ceuta, ante la pasividad de las autoridades del país vecino. En ese momento, Rabat retiró unilateralmente a su embajadora en Madrid (puesto que sigue vacante) y señaló como detonante de las tensiones la llegada a España de Brahim Ghali, líder del Frente Polisario, a un hospital de Logroño por la covid-19. Todo ello con la discusión por la soberanía del Sáhara Occidental como telón de fondo tras la proclamación del ex presidente de EE.UU, Donald Trump.
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