Mah Iahdih Nan.
ECS. Madrid. | Desde el instante en que el cuñado de Donald Trump, Jared Kushner, estampó su firma en el mismo documento junto al tirano de Marruecos Mohamed VI en el marco de los acuerdos de Abraham, los servicios secretos marroquíes y el MOSSAD iniciaron una campaña de propaganda y guerra psicológica encaminadas, por un lado a silenciar la escasa respuesta interna en Marruecos protagonizada por un reducido pero ruidoso grupo de la izquierda marroquí y, por otro lado dirigida a intimidar y amedrentar a los “enemigos”; el Frente Polisario y Argelia.
Silenciar la pequeña oposición es un objetivo bastante asequible para el Majzen y su padrino el MOSSAD, la dilatada experiencia de ambos en enmudecer, amordazar y reprimir a los opositores, hace que esta misión sea cuestión de coser y cantar. En cuanto a la cuestión de intimidar a los “enemigos”, esa ya es una empresa complicadísima, por no decir imposible de concretar. Sencillamente porque los saharauis están dispuestos y entregados al sacrificio total, lo que implica que ninguna campaña de propaganda o guerra real o psicológica será capaz de hacerles retroceder. En cuanto a Argelia, su superioridad moral y militar, además de los principios sobre los que está cimentada y arraigado el estado argelino, hacen que la propaganda de la dupla Majzen-MOSSAD, solo conseguirá el efecto contrario que es el de reforzar y consolidar la postura argelina de no permitir ninguna agresión sionista-alauita. También, se podría afirmar incluso que multiplicaría el apoyo de los pueblos árabes en general a la férrea oposición de Argelia a la presencia sionista en el norte de África. Por otro lado y gracias al poderío militar argelino, tanto los alauitas como los sionistas, saben perfectamente que si se atrevieran a una agresión, morderán el polvo.
Desde que el pasado mes de diciembre el Majzen y el MOSSAD se dieran el abrazo del oso oficialmente (extraoficialmente la relación íntima data de principios de los años sesenta). Asistimos día sí y otro también a anuncios propagandísticos a bombo y platillo en la prensa de ambos países de la presunta bonanza de estos infames acuerdos. Un día son los vuelos directos, otro día son las oleadas de turistas israelíes que llegaban, al siguiente día tocaba el chorro de inversiones, después vendría la fabricación de drones Israelíes en Marruecos y la colaboración militar, más reciente la adquisición de la plataforma antimisiles israelíes que no es capaz de interceptar ni los cohetes caseros de los palestinos y ya para rematar la concesión de prospecciones petroleras en la costa saharaui.
Sin embargo, en realidad, todos estos anuncios son solo propaganda multiplicada exageradamente, que persigue desafiar al Frente Polisario y Argelia, pero sin ninguna repercusión ni influencia efectiva o transformadora, sobre la política, la economía o la defensa de ambos países.
Los intercambios entre Israel y Marruecos ya existían desde los años sesenta, lo único que ha cambiado es su formalización pública y el intento de las autoridades, especialmente las marroquíes de presentarlos como una novedad. Recuerden que la primera guerra entre Marruecos y la RASD contó con la intervención en asesoramiento y material bélico israelí.
Marruecos pretende ganar la batalla psicológica con reclamos falseados, inventados y desmedidos que no han surtido el efecto esperado, y que a medio y largo plazo se volverán en su contra. El último bluff de esta guerra psicológica, emprendida por los únicos estados del mundo, Israel y Marruecos, que ocupan por la fuerza territorios de otros países; son las concesiones para las prospecciones petrolíferas israelíes en el Sáhara Occidental, que no son más que el resultado de la negativa de todas las empresas petroleras internacionales a realizar prospecciones en un territorio ocupado y sujeto a un proceso de descolonización, por el temor a las consecuencias de las sentencias de la justicia internacional, que ha dictaminado la prohibición de acuerdos y convenios con Marruecos que persigan la explotación de los recursos naturales de un territorio no autónomo como lo es el Sáhara Occidental. La desbandada de estas empresas, ha empujado al régimen marroquí, en su desesperación por prolongar y persistir en su ilegal ocupación, para la cual sólo ha podido contar con Israel, uno de los pocos estados con licencia para violentar la legalidad y las normas internacionales.
La constatación de que esta es más una operación propagandística nada efectiva, queda confirmado por el hecho de que esta zona que el régimen marroquí acaba de conceder a la empresa israelí Ratio Petroleum, ya ha sido explorada hace más de diez años por las petroleras Total fina ELF y KERR McGee, que tuvieron que retirarse por las presiones internacionales ante la ilegalidad de su actividad, pero no obstante, ambas certificaron antes de retirarse que en la zona no existen indicios prometedores de la existencia de petróleo o gas.
Más tarde otras petroleras como: KOSMOS ENERGY, BARAK PETROLEUM Y CAIRN ENERGY, entre otras, emprendieron sin éxito exploraciones ilegales convenidas con el país ocupante, y casi todas acabaron abandonando ante la presión y denuncia ejercida por diversas organizaciones, entre ellas, Western Sahara Resource Watch.
Otra cuestión relevante que desmiente las patrañas del Majzen-MOSSAD, es que parte de las aguas que cubren la superficie de la concesión a Ratio Petroleum son aguas de jurisdicción española, por lo que Israel no se atreverá a mantener un conflicto abierto con los países de la Unión Europea.
En síntesis, nadie se ha tragado la estrategia de la guerra sucia del Majzen-MOSSAD, tendrán que recurrir a otros métodos más creíbles. Para ganar una guerra psicológica a un enemigo cargado de razón, justicia y harto de trampas y engaños, les hará falta utilizar señuelos mucho más reales y efectivos.
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