Brahim Said M. Foto de ÓSCAR CORRAL/El País.
ECS. Madrid. | Después de más de un año de la declaración de guerra por el presidente Brahim Ghali, la ONU demuestra con el tiempo que fue la mejor decisión para avivar un conflicto que estaba derivando en etnocidio, revelando por otra parte lo que la historia nos demostró, que la paz no se consigue con paz, pero ésta necesita de la guerra para mantenerla y preservarla.
La paz en el Sáhara Occidental no parecer ser una prioridad para la ONU. El pueblo saharaui, exhausto de esperar, se lanzó a la lucha armada el pasado Noviembre de 2020 tras la violación marroquí del alto el fuego, una decisión que se ve reafirmada cada vez que la ONU retoma la descolonización del Sáhara Occidental.
De nuevo, la interacción de intereses de las potencias dentro del Consejo de Seguridad de la ONU impidieron que la comunidad internacional denuncie y actúe contra la agresión marroquí que resultó en la reanudación de la guerra en la región. El Consejo de Seguridad perdió una oportunidad de oro para seguir la hoja de ruta de la Unión Africana y unirse a sus esfuerzos debido a la obstrucción deliberada marroquí que llevará la región a una mayor exacerbación de los enfrentamientos armados entre el Ejército de Liberación Saharaui y las FAR marroquíes.
La ONU mantiene su diplomacia declaratoria y se dedicó durante todo un año de enfrentamientos bélicos a instar tanto al Frente Polisario y a Marruecos a entablar negociaciones, obviando que tanto la RASD y el POLISARIO mostraron su disposición a la ONU y a la UA en varias ocasiones, contrariamente a la postura marroquí, que rechazó negociaciones directas y desea imponer a Argelia como portavoz del pueblo saharaui,
Desde hace dos meses, ya hay un enviado personal del SG de la ONU al Sáhara Occidental, aunque tampoco supondría un cambio sustancial en el conflicto, ya que solo es un elemento de base sobre el cual construir futuras negociaciones y no la solución final, por lo tanto es un medio más para culminar con el proceso de paz. No obstante, Marruecos se permite el lujo de decir que es el Frente Polisario quien impide las negociaciones obviando que es el Reino alauita quien rechaza sentarse a la mesa con la otra parte en conflicto y objetivo de sus ataques militares y diplomáticos.
Marruecos sigue siendo el ''protectorado político'' de Francia, que se erige como garante de sus intereses en los foros internacionales. Mientras tanto, la tragedia continúa para el pueblo saharaui, que ve como actores internacionales supeditan su futuro y el futuro de la región norteafricana en detrimento de los países vecinos.
La ONU echó más gasolina al fuego y reafirma que para la paz se necesita la guerra. Otra guerra más en una región irritada ya por inestabilidad producida por la guerra de Libia y Mali, con estallidos sociales inminentes en los países norteafricanos debido a las consecuencias de la pandemia y una rampante amenaza terrorista en el Sahel. Un peligroso cóctel que, tarde o temprano, obligará a los países del Mediterráneo a intervenir dada su cercanía y consecuencias sobre el comercio.
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