De Mistura, un viejo en la política y un joven en las relaciones. El lenguaje corporal destaca en su visita a los campamentos saharauis.

Lehbib Abdelhay y Salem Mohamed.

ECS. Chahid Al Hafed. | Staffan De Mistura, un anciano jovial de esbelta estatura, cuando salió del vehículo, pareció sorprendido por la escena que encontró frente a él y las multitudes alteradas que lo saludaron y dieron la bienvenida. Observaba mucho, sobre todo cuando escuchaba las voces emocionadas y enojadas de las mujeres que le coreaban lemas, y eso lo veía en las facciones de sus rostros.

Al reunirse con los miembros del Consejo Consultivo Saharaui, el Enviado había recuperado un poco el equilibrio y ya comenzaba a soltarse, especialmente porque estaba sentado de tal manera que se sentía incómodo.

De Mistura se extendió en elogios, aparentemente no con el propósito de elogiar, sino como un método de defensa para combatir la tensión que había comenzado en él, y el método parece haber funcionado ya que parecía más cómodo cuando visitaba escuelas para niños con necesidades especiales, que fácilmente se pudo apreciar como cautivaron su ser.

De Mistura recuperó algo de su equilibrio después de visitar la escuela de Castro, y ya aquí comenzaba a recobrar algo de confianza y a invitar a la Gobernadora de Smara a pasar primero por delante de él. Parecía más ligero y más dispuesto de hacer frente a la situación al visitar el hospital, donde comenzó a intercambiar palabras con los médicos y les preguntó cordialmente.

Por la tarde, el diplomático ítalo-sueco había recuperado completamente el equilibrio, su estado natural afloraba sin retraimiento alguno, comenzaba a mostrarse más abierto, revelaba su sentido del humor y demostraba control sobre su ronda de visitas.

Al reunirse con los jóvenes, consciente del relevo generacional que puede ser determinante, se mostró interesado por la situación, adoptando un lenguaje corporal que traducía varias señales; tranquilidad, comodidad, mente abierta y dominio.

Al reunirse con representantes de las mujeres, se mostró más atrevido que antes, y comenzó a moverse dentro del salón y nos pidió a la prensa que saliéramos mejor al exterior. Habló con los periodistas educadamente y tras ello nos espetó un: Por favor, ahora sí quiero escuchar a las mujeres saharauis.. En otras palabras, ''estoy muy interesado en escuchar a las mujeres saharauis'' quizás por su impecable historia de lucha o la inigualable hazaña de construir de un estado con su sistema de salud, educación y seguridad en condiciones extremadamente adversas.

Al acceder a la sala de reuniones, De Mistura invitó a la Secretaria General de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis a sentarse en su lugar y presidir la sesión. Dijo que la mujer primero.

En la última hora de la tarde del sábado cuando se reunió con los miembros de la delegación negociadora y algunos otros líderes, De Mistura parecía más moderado y no se pudo observar sus acciones ya que fue un encuentro privado.

En la primera parada del segundo día, en un instituto de Secundaria, De Mistura se mantuvo cerca de los niños, observando y analizando desde todos los ángulos, nada escapaba a su campo visual. Claramente, la voluntad por aprender en condiciones inhóspitas le hizo cambiar el chip. Al final tuvo un interesante diálogo con los profesores de la escuela. 

En la segunda parada, se mostró menos extrovertido en su visita a la Media Luna Roja Saharaui, limitándose a ser un "buen" oyente de todo lo que le decían, mostrando preocupación, con las manos en los bolsillos y una lentitud de movimientos a pesar de que el presidente de la MLRS le trasladó de manera profesional las labores que hacían y sus dificultades.

Durante su visita a la Comisión de Derechos Humanos (CONASADH), parecía más aliviado, pero seguía mirando a las fuerzas de seguridad que se encontraban muy presentes en los alrededores. Concluyó su recorrido matutino con una reunión con los integrantes del Secretariado Nacional, encabezado por el Presidente del Consejo Nacional, que lo esperaron en el patio de la Casa de los Huéspedes en Chahid El Hafed, de aquí salió a ellos sonriente, saludándolos a todos con mucho esmero, ¿premonición?

En suma, parece un viejo en la política, un joven en las relaciones, fue sorprendido por lo que se encontró frente a él, y quizás el estado de ocupación le mostró un relato falso, pero encontró frente a él la refutación insalvable de un pueblo que existe, lucha y es irreversible.

También existe otra posibilidad, que es que se sintiera más cómodo con los jóvenes, las mujeres y los niños que con los políticos y los líderes, y este es un punto que el Frente Polisario parece haberle quedado claro desde el primer vistazo.

Publicar un comentario

0 Comentarios