Narcotráfico, una vieja arma de desestabilización: Informe global señala que Marruecos mantiene el puesto como primer productor de cannabis.

Salem Mohamed.

ECS. Madrid. | En su informe anual del año 2021, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), organismo independiente de la ONU, clasificó a Marruecos como el primer productor de cannabis del mundo y el primer exportador a la Unión Europea. 

Según el informe del organismo internacional publicado este jueves, "Marruecos es el primer país del mundo en la producción de cannabis del que se extrae el hachís, y es la primera fuente del mismo para la Unión Europea".

El informe, que monitoreó la situación de las drogas a nivel mundial durante el año 2021, reveló que la pandemia y las medidas tomadas para contrarrestar su propagación no tuvieron efecto alguno en frenar el narcotráfico marroquí, explicando que “las redes criminales tuvieron la capacidad de adaptarse a las medidas de contención durante la segunda ola de la pandemia”. El JIFE afirmó que las bandas habían abandonado las rutas terrestres hacia Europa por las rutas marítimas para el contrabando de cannabis desde Marruecos.

La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes es un órgano cuasi judicial independiente de las Naciones Unidas encargado de promover y supervisar el cumplimiento por parte de los gobiernos de las tres convenciones internacionales de fiscalización de drogas: la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961, la Convención sobre Sustancias Psicotrópicas de 1971 y la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas del año 1988. Este organismo también tiene encomendada la tarea de preparar informes anuales sobre las tendencias internacionales en la producción y consumo de drogas. Si bien tiene total autonomía, la ONU solo selecciona sus miembros.

Un informe global sobre las drogas para el año 2021 emitido por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, reveló que la mayor parte de las cantidades de cannabis que llegan a Europa proceden de Marruecos, y que el cultivo de esta droga está muy extendido, especialmente en las regiones norte del país. En marzo del año pasado, el entonces gobierno marroquí aprobó un proyecto de ley que legalizaba el cultivo y uso de cannabis en el Reino alauita en medio de una gran polémica y advertencias por las consecuencias de este paso, lo que provocó críticas al anterior gobierno de Saadeddine El Othmani, que junto a la normalización de lazos con Israel, hundieron sus posibilidades de ser reelegido para otra legislatura. 

Cabe destacar que informes locales e internacionales confirman que la normativa marroquí para legalizar el cannabis no es realmente nueva, ya que el gobierno marroquí lo tolera y hace la vista gorda ante su cultivo y venta. 

Un estudio realizado por la Iniciativa Global para Combatir el Crimen Organizado Transnacional (una red independiente), publicado en 2020, estimó la producción anual de hachís de Marruecos en más de 700 toneladas, con un valor de 23 mil millones de dólares.

Vale la pena señalar que el cannabis se cultiva principalmente en las montañas del Rif, en el norte del Reino de Marruecos, que ha sido testigo de una agitación en los últimos años en protesta contra la disparidad económica y aún vive bajo el impacto del fuerte descontento de sus residentes sobre sus malas e inseguras condiciones de vida.

Al legalizar el cultivo y la venta de cannabis, las autoridades marroquíes argumentan que es un factor medicinal y también están tratando de convencer a los agricultores pobres de que esta es una forma de ayudarlos a mejorar sus ingresos en las montañas del Rif, mientras que los observadores están de acuerdo en que esto es solo una forma de silenciar el levantamiento en esta región tan volátil debido a su situación social y económica, lo que los llevó cada vez a tomar las calles en multitudinarias manifestaciones de protesta, enfrentando la represión y el arresto arbitrario.

El informe puede leerse AQUÍ.

El narcotráfico como vieja arma de desestabilización:

Desde el fin del protectorado francés, ningún gobierno marroquí ha regulado el tráfico de hachís. El estado alauita es ahora el mayor productor del mundo y sus mercancías circulan por Francia y Europa no sin consecuencias.

Desde Tánger hasta el río Moulouya, se extiende, con más 20.000 km2, la gran región del Rif; Repleta de cadenas montañosas con territorios difíciles de explotar, está entre los más pobres de Marruecos. Desde el siglo XV, la producción tradicional de hachís representa la principal economía de subsistencia. Una cultura que hoy da soporte y sirve de 'colchón económico' a alrededor de un millón de personas,
haciendo del reino el principal productor mundial de hachís, dedicándole casi 50.000 hectáreas.

Según un informe del Departamento de Estado de EE.UU, recogido por Le Monde en marzo de 2017, "la producción de cannabis en Marruecos equivalía al 23% del Producto Interior Bruto (PIB) de Marruecos, que aumentó en 2016 a 100 mil millones de dólares (93 mil millones de euros)". De los cuales solamente diez mil millones de euros al año son para las mafias, según datos del Observatorio Francés Drogas y Adicciones (OFDT).

"Son cifras que hay que poner en perspectiva", sentencia Yann Bisiou, profesor de derecho privado y ciencias penales en la Universidad Paul-Valéry Montpellier-III. Según él, solo las incautaciones reales permitirían obtener una estimación justa de todos los datos de contrabando. ''Sin embargo, si los datos fueran cuantificables a principios del siglo XX, cuando Francia tuvo el control del comercio de cannabis, antes de prohibirlo para exhibir su propio tabaco, hoy las propuestas de Marruecos son mucho más vagas'' especificó el catedrático e investigador.

No obstante, en la década de 2000, Europa se convirtió en el principal mercado de este tráfico de cannabis, acaparando solo en 2006 el 74% de las incautaciones mundiales de hachís (1083 toneladas sobre 1471) producidas en su territorio. Presionado por Bruselas, el estado marroquí se vio obligado un tiempo a "controlar'' sus propios traficantes. Según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), los cultivos cayeron de 134.000 hectáreas en 2003 a 47.500 en 2011, una disminución del 65%. Lo que no impide que continúe el tráfico. Para enviar la producción en el Viejo Continente, la mafia del Rif cruza el Estrecho de Gibraltar a bordo de lanchas rápidas con motores trucados, para tratar de escapar de la Guardia Civil. "Pero los traficantes a veces pueden contar con la complicidad de ciertos guardacostas marroquíes que, a cambio de un generoso soborno, cierran los ojos'', afirma Jérôme Pierrat, periodista y escritor especializado en crimen organizado y delincuencia.

Al final de la cadena, este tráfico realizado en Marruecos obviamente no está exento de consecuencias. Especialmente en países como España y Francia, donde las guerras entre los traficantes y clanes de la droga han acabado con la vida de decenas de personas durante los últimos veinte años. Una debilidad que el Estado marroquí domina con maestría perversa. Durante años, Rabat dejó ir y venir a su territorio, Moufid Bouchibi, conocido como "roi du shit" (rey de la mierda) este franco-argelino es propietario de muchas villas en el campo. Antes de ser arrestado en Dubái en primavera, traficaba con un promedio anual de entre 50 y 60 toneladas de cannabis a Europa, con unas ganancias que ascendían a más de 70 millones de euros.

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