Sáhara Occidental: Ni sus socios en el Gobierno ni la oposición aceptan el cambio de postura. Sánchez se queda solo.


Por Sidi Maatala 

Madrid (ECS). - Pedro Sánchez se quedó solo en su apoyo al plan de autonomía marroquí para el Sáhara Occidental. Ni sus socios en el Gobierno ni la oposición aceptan el cambio de postura de Madrid sobre la antigua colonia española y rechazan la decisión de Pedro Sánchez por plegarse al "chantaje" de Marruecos. 

Por su parte, el expresidente del gobierno de España, José Manuel Rodríguez Zapatero, ha defendido a Sánchez en su cambio de postura y ha recordado que esa posición era la de su Gobierno (2008).

El ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, aseguró que se da inicio a una nueva etapa en las relaciones entre España y Marruecos basada en el "respeto mutuo". El jefe de la diplomacia española fue claro en su apoyo al plan marroquí para el Sáhara Occidental: "Es la base más seria, realista y creíble para la resolución del conflicto", recalcó.

El cambio de postura de Pedro Sánchez complace a Marruecos pero ha abierto una crisis diplomática entre sus socios de Gobierno y también entre la oposición, aunque por razones opuestas.

El PP (Partido Popular) pide que Pedro Sánchez comparezca en el Congreso para explicar el apoyo a Marruecos. «Consideramos intolerable que este cambio de una posición política de consenso tradicional, indudablemente una política de Estado, con 47 años de antigüedad, se haga sin informar al principal partido de la oposición», han comunicado fuentes populares. Esto, creen «pone en evidencia cuál es la forma en la que Pedro Sánchez entiende «la política de Estado», además «sabiendo que es la posición de parte del gobierno», ya que «Podemos se ha desmarcado».

Lo cierto es que este cambio rompe radicalmente con la postura que tradicionalmente mantenía España respecto al Sáhara Occidental, una antigua colonia española ocupada por Marruecos que arrastra un conflicto desde hace casi 50 años para conseguir su independencia. 

Hasta ahora España defendía los acuerdos de la ONU de 1991 para celebrar un referéndum en el territorio.

Los socios de Sánchez, PODEMOS y los indepemdistas, se desmarcan y rechazan el cambio de postura.

Podemos, ha rechazado la propuesta de autonomía de Marruecos para el Sáhara Occidental porque significa "abandonar la posición de neutralidad y el consenso de las resoluciones de Naciones Unidas", lo que supone una nueva discrepancia con el PSOE después de que Pedro Sánchez sí haya valorado esta iniciativa. La formación morada considera que la "la única solución para el Sáhara Occidental es el referéndum" porque, según han insistido fuentes de la formación, con este planteamiento de Rabat se rechazaría "de facto el 'mutuo acuerdo', ya que ni el Frente Polisario ni Argelia aceptarían esta solución".

La líder del partido, Ione Belarra, ha subrayado a través de las redes sociales que España "no debe apartarse del derecho internacional" y que el conflicto del Sáhara Occidental exige "una solución política justa, duradera y aceptable para todas las partes, de acuerdo con las resoluciones de la ONU, "que prevea la libre determinación del pueblo saharaui".

En esta misma línea se ha pronunciado igualmente en las redes sociales la vicepresidenta segunda del Ejecutivo, Yolanda Díaz, al reafirmar su compromiso con la defensa de los saharauis y con las resoluciones de Naciones Unidas. "Toda solución al conflicto debe pasar por el diálogo y el respeto a la voluntad democrática del pueblo saharaui", ha manifestado. 

Según han insistido fuentes de Podemos, la única salida pasa por implementar el derecho internacional y las resoluciones de la ONU, que apuestan por celebrar un referéndum y respetar la libre determinación del pueblo saharaui.

En este contexto, el líder de Más País, Íñigo Errejón, también se ha mostrado contrario a la decisión del Gobierno. "No hay explicación razonable ni motivo válido para que nuestro país se aleje de la que es la posición correcta: la de las resoluciones de la ONU", ha manifestado. "España no puede caer presa del chantaje de la monarquía marroquí".

La posición de España respecto al Sáhara Occidental pone de manifiesto un desfase entre sus palabras y hechos.

Ceder al chantaje marroquí es una clara muestra de la débil diplomacia de Madrid en la escena internacional.

Mientras anunció que junto a EE.UU “coordinarán esfuerzos para solucionar el conflicto saharaui” y apoya las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que prevén el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, apoyando también sus esfuerzos en descolonizar el Sáhara Occidental, interpone obstáculos objetivos para siquiera unos cimientos de un proceso de paz; pues recurrió la sentencia que anuló los acuerdos de asociación UE-Marruecos por incluir el Sáhara Occidental y ahora anuncia su apoyo a la autonomía marroquí para un territorio no autónomo ocupado por Marruecos desde 1975.

Mientras pide el respeto al derecho internacional en Ucrania y condena enérgicamente a Rusia, Madrid pisotea a los que algún día fueron nacionales con escaños en el Congreso y arrolla con los principios del derecho internacional al apoyar la solución que propone la fuerza ocupante para el territorio que ocupa. Es decir, España apoya, encubre y asiste a un autor de un crimen internacional como es el Reino de Marruecos, al impedir la libre expresión de un pueblo sometido a dominación colonial e inscrito en la Agenda de Descolonización de la ONU desde 1963.

Una decisión enmarcada en su mala interpretación de la política de vecindad con Marruecos, que sin embargo no aplica con su vecino argelino. Guiado por el chantaje migratorio alauí y la guerra híbrida de Rabat por Ceuta y Melilla, Moncloa sucumbió y reflejó visiblemente su pobre capacidad diplomática en la escena internacional, ya reflejada en su gestión actual de la crisis de Ucrania. Una decisión que lejos de solucionar problemas, los multiplica; tensa el Norte de África, se enemista con Argelia y enardece aún más a los saharauis en guerra. Una guerra en continúa fase incremental que por sus implicaciones genera imperativos de seguridad a los países que comparten la cuenca del Mediterráneo y el Atlántico.

El estado español confunde intereses con deberes como potencia administradora de un territorio, y pretende eludir su responsabilidad olvidando las carta que enviaron a la ONU en 1975 exigiendo disuadir a Marruecos para que detenga su invasión del Sáhara Occidental y matizando que el Sáhara Occidental no quedará completamente descolonizado hasta que no se pronuncien sus habitantes.

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